Glastonbury: la historia del festival de música más icónica de Reino Unido que empezó regalando leche
Nadie imaginaba que aquel experimento rural se convertiría en uno de los festivales más icónicos del planeta
Glastonbury Festival 2025. / Ben Birchall - PA Images
Todo empezó con una idea tan simple como brillante: ¿por qué no montar un festival en una granja? El 19 de septiembre de 1970, Michael Eavis, un ganadero de Somerset, abrió las puertas de Worthy Farm para celebrar el primer Pilton Pop, Blues & Folk Festival. Entrada: una libra. Bonus: una pinta de leche gratis. Cartel: T. Rex, Al Stewart y Stackridge. Asistentes: apenas 1.500 almas felices. Nadie imaginaba que aquel experimento rural se convertiría en uno de los festivales más icónicos del planeta.
La chispa surgió cuando Eavis asistió al Festival de Bath y vio a Led Zeppelin en directo. Inspirado por Woodstock y el Isle of Wight, decidió crear su propio paraíso musical. Un año después, el evento pasó a llamarse Glastonbury Fayre, se celebró en el solsticio de verano y estrenó la mítica Pyramid Stage, diseñada con guiños místicos a las pirámides egipcias y alineada con “ley lines” para canalizar energías telúricas.
Con los años, el festival creció, se reinventó y abrazó la contracultura, el activismo y la solidaridad. Actualmente ocupa más de 607.000 metros cuadrados y acoge a más de 200,000 asistentes, con una infraestructura impresionante y una programación diversa que abarca música, teatro, circo y debates. La asistencia es tal que durante el festival se realizan hasta tres millones de llamadas, lo que obliga a instalar antenas temporales para soportar la avalancha digital.
Para preservar la salud del terreno, se establece un año de descanso o "barbecho" cada cinco años, además de migajas derivadas de cancelaciones recientes por la pandemia.
Lo que nació como una iniciativa local por un ganadero británico ha evolucionado hasta convertirse en el festival al aire libre más grande del mundo. Su legado no solo reside en los grandes nombres que han pisado su emblemático Pyramid Stage, sino en su capacidad para unir arte, comunidad y activismo en una celebración democrática del espíritu humano.
Las rarezas que lo hacen único
Glastonbury no sería Glastonbury sin sus historias surrealistas y medios británicos han ido recopilando a lo largo de los años algunos de los testimonios más sorprendentes.
Empecemos por el barro: las lluvias han convertido el recinto en un lodazal épico más de una vez, con tractores rescatando coches y botas hundidas hasta la rodilla. En 1987 llegó el famoso “año de los pantalones robados”: decenas de asistentes amanecieron sin pantalones y muchos aparecieron en zanjas. ¿Por qué? Nadie lo sabe, pero todos lo recuerdan.
Luego están los escenarios secretos y los dress codes imposibles. La zona secreta "Rabbit Hole", por ejemplo, durante algunas ediciones del festival exigía vestirse con lentejuelas (o directamente desnudarse) para entrar, según han explicado algunos asistentes a medios británicos.
Desde la década de 2000, han surgido los "secret sets": actuaciones sin anunciar en lugares como la Woodsies o Pyramid Stage. Los promotores sorprendido a la audiencia con artistas como Lorde, Pulp, Kasabian, Foo Fighters y Jack White.