Raúl Arévalo: “Soy muy de flamenco y copla pero mi personaje es más de Bob Dylan”
El actor nos cuenta todos los secretos detrás de La Isla Mínima
Raúl Arévalo protagoniza junto a Javier Gutiérrez la que podría ser una de las películas españolas más aplaudidas de 2014. La Isla Mínima, dirigida por Alberto Rodríguez, cuenta la historia de la desaparición de dos chicas en un pueblo de Huelva a comienzos de los años 80 en un ambiente de crisis, escándalos y corrupción tal y como se vivió en España en los convulsos años de la Transición. La cinta se ha alzado con el premio de la crítica del último Festival de Cine de San Sebastián. Hablamos con él del duro rodaje, de cómo se habituó a vivir a orillas del Guadalquivir durante dos meses en plena época de lluvia y, por supuesto, de música.
¿Cómo se convierte uno en un actor de películas de acción de la noche a la mañana?
No sé si se ve en la pantalla que el trabajo es muy físico, pero sí, lo es. Pues primero me apunté al gimnasio, cosa que no me pega nada. Ni yo ni Javi [Javier Gutiérrez, coprotagonista] nos esperábamos que fuera a ser un rodaje tan duro, pero el paraje en el que grabamos aparte de ser maravilloso y con una fotografía espléndida era muy complicado. Las condiciones climáticas no nos lo pusieron nada fácil, además. Durante el día hacía mucho calor, por la noche hacía frío, nos cogimos varios constipados… La broma recurrente fue: “Hacemos cuatro cosas de acción aquí y acabamos en el fisio, ¿cómo lo harán los actores de Hollywood?”.
Ensayasteis la película y eso no es lo habitual, ¿qué te pareció la experiencia?
Ensayamos un mes entero y Alberto [Alberto Rodríguez, director] ensaya cada frase. El personaje que hace dos frases normalmente se encuentra con el director el día del rodaje y aquí se repetía tanto que los imprevistos y los cambios de secuencia durante el rodaje no afectaban en nada al ritmo. Esto al final se nota en el resultado porque tienes muy claro lo que quiere el director pero no, no es lo habitual.
¿Cómo se prepara una película que resulta ser al final un cara a cara entre dos actores?
Sí, en la película nosotros somos el hilo conductor de la historia pero en la película hay muchos otros personajes que dan vida real a esta historia. Todo fue muy ensayado, tomamos muchas referencias y vimos documentales que hablaban de la época que se habla en la película pues a comienzos de los 80 yo tenía un año. Hacer un personaje tan hermético frente a secundarios con tanta vida y tan creíbles me daba miedo parecer un policía a la americana, el típico tío duro que llega al pueblo a poner orden.
¿Trabajasteis la química de alguna manera?
Javi y yo nos conocíamos bastante pero nunca habíamos trabajado juntos por lo que la relación de confianza en el uno y el otro ya estaba establecida. Hay otro facotr que influye que es la convivencia. En este tipo de pelis echas de menos tu casa pero cuando ruedas en tu ciudad dicen ‘¡Corten!’ y te vas a dormir y te olvidas hasta la mañana siguiente. Convivir hace que estés metido veinticuatro horas al día en el proyecto.
¿Cómo consigue tu personaje, Pedro, superar sus prejuicios hacia su compañero?
Lo bueno de Alberto Rodríguez y su coguionista Rafael Cobo es que conocen muy bien al ser humano. Todos tenemos aristas y mi personaje es un tío con muchas represiones, obcecado y con una ideología muy clara. Al final la práctica le hace ver que no es oro todo lo que reluce y que no todo se puede hacer tal y como se quiere. También se puede ver que la Transición no es ese camino de rosas que algunos nos quieren vender.
¿Por qué situáis la trama en una época tan convulsa?
Hablar precisamente de esta época yo creo que ayuda mucho a construir una atmósfera asfixiante y tan rara que apoya la historia de suspense.
La historia habla de un pueblo en desesperación ante una crisis terrible, ¿podría volver a repetirse la historia de la película ahora?
La película está tristemente vigente ahora y hay muchas analogías con el momento actual. Al final nunca aprendemos, repetimos los mismos errores, sigue habiendo la misma o más corrupción que antes. Antes, por lo menos, los corruptos hacían las cosas más de tapadillo y ahora aparecen en televisión y dan la cara sin ningún pudor. Una película como esta no hubiera funcionado ahora porque veríamos al malo en la televisión y se acabaría todo el suspense.
En una película donde el silencio tiene tanta importancia, ¿qué música escucharía tu personaje?
Eso es algo que hablamos mucho durante el rodaje. Pedro llevaría a los Rolling Stones o Bob Dylan. Yo soy muy de flamenco y de copla pero mi personaje nunca hubiera escuchado eso pues la gente joven estaba completamente en contra de esos sonidos que les recordaban los años de la Dictadura. Había mucho rechazo a lo español, a lo flamenco, a Julio Iglesias o a Raphael que a mí me gusta tanto. Mi compañero Juan, claro, escucharía clásicos de hoy y de siempre de la música española.
