Especial
David Bowie lo dejó todo atado en su testamento
Fortuna dividida y últimas voluntades que nos dejan sin despedida pública
El pasado 11 de enero nos despertamos con la trágica noticia del fallecimiento de David Bowie que, a muchos, cogió por sopresa. Llevaba año y medio luchando contra el cáncer en privado y eso le dejó el margen suficiente para encarar sus últimos días dejando todo atado y con sus últimas voluntades claras. Aunque hay que aclarar que su testamento no lo redactó en estos últimos tiempos sino en 2004. Su fortuna era lo suficientemente considerable como para dejarla repartida a su gusto.
Ya se ha abierto su testamento y parece que pensó en todo. Para empezar, ha dejado claro que no quiere funeral, ni despedida u homenaje público. Su último adiós ha de ser en privado y en la más estricta intimidad. Su vida fue pública y entró en la casa de millones de hogares a través de su música y eso es lo que quiere que nos quedemos.
“Ordeno que los ejecutores de mi testamento se encarguen de que mis restos sean trasladados a Bali y, allí, ser incinerado conforme a los ritos budistas”, se puede leer en una de las 20 páginas que contienen sus últimos deseos. Posteriormente hizo una aclaración para ser flexible en cuanto al lugar de la incineración. Fuera donde fuera cremado, las cenizas, debían esparcirse en la isla de Indonesia.
En cuanto a su fortuna, que se eleva a unos 90 millones de euros ha quedado perfectamente repartida. El 50% irá a parar a su mujer, la modelo Iman que permaneció junto a él hasta el último día. Además, se quedará con la casa en la que vivieron juntos en Manhattan.
Duncan Jones, su hijo mayor, fruto de su primer matrimonio, heredará el 25% de la fortuna mientras que su hija Lexi Zahra Jones se quedará el otro 25% más la casa que tenía cerca de Woodstock. Eso sí, la pequeña, que todavía es una adolescente, no tocará el dinero hasta que no cumpla los 25 años por expreso mandato de su padre.
Tampoco se ha olvidado de su asistente desde hace décadas que llevaba todas las gestiones de su carrera, Corinne ‘Coco’ Schwab. Para ella quedan 1,8 millones de euros y las acciones de la compañía Opossum Inc.
Por última, queda la niñera de su hija y asistente del matrimonio, Marion Skene, que recibirá 900.000 euros como pago a toda la dedicación que ha prestado a su familia.