Especial
A Selena Gómez no le ha quedado más remedio que pedir disculpas a Louis Vuitton
Ha estropeado uno de sus carísimos vestidos tras comerse una hamburguesa
Uno de los grandes atractivos de los Oscar es ver el escaparate de moda en el que se convierte su alfombra roja. Un derroche de glamour y sensualidad en el que las grandes firmas se vuelcan para lucir sus mejores creaciones.
Las actrices lo tienen complicado porque tienen que decidir a qué firma apoyar y qué vestido será el que resalte más sus encantos. No siempre lo consiguen.
Es la noche para lucirse, y no sólo en la gala, sino también en las after party que cuentan, también, con su propia red carpet. La de Vanity Fair es una de las que más caras conocidas logra reunir. Este año, una de las que no quiso perderse la fiesta fue Selena Gómez que acudió con un Louis Vuitton de lentejuelas plata que marcaba su espectacular figura.
Hasta ahí todo bien, al margen de que te pudiera gustar más o menos el vestido. Lo que está claro es que el valor del estilismo de una sola noche supera con creces el valor del look que muchas mortales muestran a lo largo de todo un año.
Claro que no todo es tan bonito. Enfundarse en uno de estos carísimos trajes que, además, son prestados, conlleva una responsabilidad. Primero hay que hacerse a él, que en muchas ocasiones no es fácil por las largas colas, los escotes de vértigo o el corsé que suponen por sus estrecheces no es fácil de llevar.
Pero es que además, hay que procurar no mancharlo ni estropearlo porque hay que devolverlo. Claro que, eso siempre no se puede cumplir y bien lo sabe Selena Gómez. Una hamburguesa tiene la culpa de que vestido acabara rasgándose y tuviera que pedir disculpas públicas a los responsables de la firma.
“Gracias a Mark Seliger y a Vanity Fair por la imagen y a Nicolas Ghesquiere y a Louis Vuitton por cuidarme siempre. Os quiero –rasgué mi vestido justo después de esta imagen. Culpo a IN-N-Out”, escribió en su Instagram. IN-N-Out es una cadena de comida rápida muy popular en Estados Unidos.
Vamos, que son estrellas que brillan pero que conservan su lado humano y no pueden evitar caer en la tentación más terrenal, la de la comida que hace que una cremallera salte. Si es que ir tan embutida solo puede traer malas noticias, ¿te imaginas rompiendo un traje tan carísimo?