Dorian: “Nunca había contado que hubo un momento en el que mi cuerpo y mi cabeza petaron”

Confesiones

Muchos conocieron a Dorian por La tormenta de arena, esa canción que sonaba en A tres metros sobre el cielo, la peli que marcó a una generación.

Pero el grupo catalán es mucho más y Armas para volar nos descubren todo lo que hay detrás. Un cancionero ilustrado que Marc Gili ha ido contextualizando para poder conocer su historia desde todos los ángulos.

En él nos descubren cómo han vivido desde dentro su aventura estos 15 años y nos revelan situaciones de las que no habían hablado antes como la depresión a la que tuvo que hacer frente Marc.

Charlar con él y con Belly Hernández es un lujo de esos que aprecian los que ansían poder mantener una buena conversación alejada de la superficialidad.

A tres metros sobre el cielo, el process catalán, el errado sistema educativo, los momentos difíciles, el reggaeton, la música indie… no nos hemos dejado mucho en el tintero en una charla en la que Marc ha llevado la voz cantante.

Tú que recalcas tanto que hay que vivir el presente, en esta ocasión has tenido que mirar al pasado, ¿cómo lo has llevado?

La nostalgia es una enfermedad del alma, nos impide avanzar y mirar el futuro con una mirada clara y diáfana. La música de Dorian es una invitación a pensar que cualquier tiempo futuro es mejor en lugar de pensar que cualquier tiempo pasado lo fue.

Escribir un libro de letras de Dorian con textos autobiográficos que hacen balance de la banda puede parecer contradictorio pero no lo es.

Llevamos 12 años en la carretera sin parar y era momento de hacer balance. Nos ha ayudado a ordenar, de cara a nuestro público, lo que ha sido nuestra trayectoria.

Explicamos muchas cosas que no habíamos explicado en público y que, en algunos casos, no conocen ni nuestros amigos más íntimos. Este striptease emocional ha sido liberador para nosotros.

Ahora que has abierto el baúl de los recuerdos, ¿cuál dirías que es la etapa que más te ha ayudado a crecer personalmente?

En el libro quedan reflejadas perfectamente tres etapas que son la que también se ven en las letras de Dorian. La primera es la de Barcelona, con la explosión de la cultura de clubes y la música independiente, a finales de los 90. Fue el descubrimiento de la música electrónica, de la cultura subterránea, cómo las bandas empezábamos a colaborar entre nosotros, Sidonie, Love of Lesbian… fue un caldo de cultivo muy interesante. Nos enseñó muchas cosas de la vida aunque como banda éramos unos aprendices. Tuvimos más de 20 rechazos de discográficas. Hubo momentos dolorosos, de sentirte rechazado, pero fue una época feliz y divertida.

Luego llegó Madrid. Vinimos para 5 meses y nos quedamos 5 años. Vivimos un Madrid que nos ayudó a entrar en la edad adulta. Maduramos a leches. Fue el Madrid donde alcanzamos la profesionalidad como músicos.

La tercera etapa de aprendizaje fue Latinoamérica. Como banda nos profesionalizamos. Ya teníamos un nombre pero nos enfrentamos con nuevos públicos y nos dimos cuenta de que el mundo es muy grande y tenemos mucho que aprender. Esa influencia latinoamericana marca nuestros dos últimos discos.

Belly: A base de trabajo, de buenas canciones y de saber hacer nos hemos abierto camino pero lo normal es fracasar y lo normal es que la mayor parte de bandas que se forman acaban desapareciendo y es bueno mirar atrás y apreciar los momentos malos para apreciar el presente.

El objetivo inicial, con el que comenzasteis este proyecto hace 15 años, ¿es el mismo que el de ahora?

Este grupo tiene una virtud inalterable con el paso del tiempo y es la capacidad de entusiasmarse con las cosas. Seguimos teniendo un apego muy fuerte con la calle, estamos muy interesados por lo que esté pasando en las diferentes escenas musicales, lo que está escuchando la chavalada. Es una banda muy apegada a la calle y esa es la clave para seguir haciendo buenas canciones.

Cuando te vas separando y creando una burbujita ahí es donde empiezan a salir las canciones medianillas.

Con respecto a nuestro primer disco hemos perdido cierta ingenuidad y una mirada más cristalina de la vida pero ese punto vitalista y esas ganas de descubrir nuevos horizontes siguen inalterables.

Hubo una etapa especialmente complicada, cuando pasaste por una depresión. ¿Fue inevitable llegar a ese punto?

Nunca había explicado públicamente, y lo hago en el libro, que tuve una depresión entre el segundo y el tercer disco. Mi cuerpo y mi cabeza petaron. Cuando todavía no te has roto vas tirando y crees que puedes aguantar y el cuerpo te suelta señales pero, como no te ha pasado antes, no las haces caso.

Un día te despiertas por la mañana y te das cuenta de que te quieres tirar por un balcón y dices, ‘¿qué está pasando aquí?’ Y al día siguiente paso lo mismo, y al siguiente, y cuando llevas un mes lo que te dicen es que te tienes que ir a casa.

Tuvimos que suspender las últimas fechas de esa gira y me recluí en mi piso de Lavapiés, solo, durante meses, a enfrentarme contra la peor parte de mí mismo.

Si el día estaba soleado yo lo veía nublado, físicamente lo veía nublado. Es espectacular pero es así.

El hecho de haber estudiado filosofía me dio una serie de armas para combatir según qué procesos mentales y eso influyó para que pudiera salir de esta depresión sin tomar fármacos. Gran lección de vida. Levanté el vuelo y empezaron a llegar notas por ahí y versos por allá y un día me di cuenta de que esa nube negra iba desapareciendo.

Si para él fue duro, para los que estabais ahí sin poder hacer nada, no lo fue menos, ¿no, Belly?

Belly: Te sientes muy impotente porque no puedes hacer nada para confortarle. Es una incomprensión total. Al final te das cuenta de dos cosas, o bien esa persona se reconstruye sola (que es lo que hizo Marc) o necesitas la experiencia de un profesional. Afortunadamente todo salió bien y de estos procesos se aprende mucho.

Más problemas habla de esas veces en las que uno se siente que no encaja en el mundo. ¿Habéis sentido que Dorian pasaba por esto en alguna ocasión?

A título personal esa sensación la tengo desde que tenía 10 años, era un niño bastante cenizo. En lugar de ver Los mundos de Yupi o Barrio Sésamo, veía Canción triste de Hill Street.

Eso contrasta con el espíritu positivo y vitalista de Dorian…

Como banda hemos sido incomprendidos sobre todo al principio de nuestra carrera. Tuvimos más de 20 rechazos de discográficas y fue doloroso porque cuando vas por el cuarto todavía tienes moral pero cuando vas por el 15 te quieres tirar por una ventana. Cuando vas por 20 dices, una de dos, o lo dejamos o vamos a muerte a por todas y tomamos la segunda opción porque no teníamos plan B.

El público fue el primer que nos apoyó.

El arte puede abrir caminos, despertar conciencias y sensibilidades y contribuir a salvar vidas de formas mucho más contundente que cualquier sistema educativo. Siendo de humanidades no podías hablar bien del sistema educativo, ¿no?

Es un drama. Los partidos políticos son incapaces de ponerse de acuerdo para hacer un pacto de Estado y crear un sistema educativo moderno, propio del siglo XXI, y que perdure y prepare a las generaciones del futuro para que estén preparadas para el mundo en el que ya vivimos.

Y arrinconan las humanidades hasta el punto de que el penúltimo ministro de cultura quiso casi eliminar la filosofía de los programas educativos.

Nos han enseñado más ciertas novelas, canciones, poemas, películas, que hemos descubierto en la calle, que todas las horas que pasamos haciendo ecuaciones en el instituto. Creo que en los institutos se tenía que enseñar psicología, inteligencia emocional, artes plásticas… y sobre todo creatividad que es necesaria para todos los aspectos en la vida.

Vienes del mundo de la filosofía, la reflexión, las preguntas existenciales… ¿crees que la gente de a pie está preparada para pensar tanto?

Soy una persona que se mezcla con todo tipo de gente y te puedo asegurar que de todo el mundo, si es una persona especial, puedes aprender algo.

Creo que la mayor parte de la gente tiene dentro el potencial de entender muchas cosas pero no se las han explicado y a lo mejor las sienten pero no las saben porque no se las han explicado, no las han trasladado a palabras y esa es la suerte que tenemos los que hemos podido leer libros y hemos estado interesados en diferentes procesos de aprendizaje.

Creo que la gente es más sabia de lo que se suele pensar pero los medios de comunicación no están interesados en explicarles cosas. Nos interesa que la gente esté persiguiendo una zanahoria. Por eso es tan importante hacer canciones que digan cosas.

Canciones que ayuden a crear una identidad juvenil que según tú es algo que se está perdiendo.

Creo que el mundo de las tribus urbanas ha muerto. Creo que la cultura juvenil y la contracultura como vehículo de identidad ha sido sustituido por las grandes marcas de ropa que encontramos en las grandes capitales del mundo.

Pero felizmente, no es menos cierto que sigue habiendo muchos fenómenos musicales que del underground emergen a la superficie y surgen de la autenticidad. Por ejemplo, la música independiente española y su explosión en los últimos años o la música urbana y el trap, o ciertos ritmos cercanos al reguetón que están dando muchas alegrías musicales y han surgido de unos chicos que se grababan sus vídeos en casa con un móvil.

Hablas del reguetón y el trap que ha sido muy criticados por sus líricas y tú que eres tan preciosista en ese sentido, ¿cómo lo ves?

Creo que hay gente de todo tipo. Creo que hay mucho machismo pero no lo es todo. Hay gente que está en otras historias. Me gusta escuchar la vertiente femenina. Me gusta cómo las chicas le han dado la vuelta a este machismo y explican la historia desde su perspectiva.

No todo en el bando de los chicos es machismo. Es verdad que en estas letras se está frivolizando mucho y banalizan incluso la violencia machista en algunas letras pero hay de todo, no es todo así. A nivel musical suceden cosas muy interesantes y creo que hay que darles la bienvenida y estoy seguro de que surgirán nuevos héroes que hablarán de otras cosas, como ya sucedió con el rap.

Hay temas más costumbristas como El temblor. Supongo que tras lo ocurrido este año habrá cobrado una fuerza mayor para vosotros, ¿no?

Prácticamente no habíamos hablado en público es de que en una ocasión estuvimos a punto de morir por un temblor en México.

Suena un poco exagerado…

No, no, no, no…te puedo asegurar que fue así. Fue un terremoto de 7.8. Fue una experiencia traumática para la banda y de ahí surgió esta canción que es una de las más queridas por el público. Habla de México, habla de amor, de desamor, es una canción muy dramática, muy fuerte y muy hermosa.

En este último terremoto en México han muerto cerca de mil personas, ha sido muy duro. Tocamos ahí hace dos semanas y durante ese viaje vimos que la ciudad sigue muy tocada en su estado de ánimo. Fue muy emocionante tocarla en el Zócalo porque empezamos cantándola a capela y la gente se puso a cantarla con nosotros y fue un punto catártico.

¿Todavía se puede hablar de música indie?

Eres independiente cuando llevas las riendas de tu carrera. Siempre hemos estado en discográficas independientes y ahora publicamos nuestros discos desde la autogestión en ocho países. Nos las hemos apañado para ser nuestra propia multi.

Creo que el espíritu indie sigue vivo porque hasta las bandas más masivas de nuestro país surgidas de la escena independiente en origen siguen poniendo los criterios artísticos por encima de los comerciales.

Love of Lesbian, Vetusta Morla… siguen siendo independientes…

Belly: No tiene que ver con el volumen de personas que tú muevas ni tiene que ver con que suenes en LOS40. No dejas de ser indie por sonar en LOS40.

Marc: También sonaron Nirvana, Radio Futura, Nacha Pop y han sido bandas que han surgido del underground. Ahora está C.Tangana sonando en LOS40 que ha salido de la calle, también. Hay una confusión tremenda con este término.

Vuestro momento más ‘mainstream’ podríamos decir que fue cuando La tormenta de arena entró en la banda sonora de A tres metros sobre el cielo, ¿qué supuso para vosotros?

Belly: Cuando nos lo propuso el director, que era muy fan de Dorian, no teníamos ni idea de qué tipo de película era ni que era una película que iba a tener esta importancia, no lo sabía nadie.

La dimos un poco a ciegas y sorpresa que se convirtió en un fenómeno juvenil, no sólo aquí sino también en Latinoamérica y es raro porque no existen muchos fenómenos de estos, una película fetiche de una generación de jóvenes.

La sienten muy suya todavía y pasan los años y todavía hay gente que nos dice que se ha acercado a nosotros a raíz de esa película. Es increíble, es brutal poder llegar a un público de difícil acceso con tu música.

Nuevo disco en primavera de 2018 que nos llevará de nuevo a las pistas de baile, ¿no?

Por fin podemos decir que llevamos 8 meses trabajando en secreto total en un nuevo disco que va a salir en primavera y va a ser un regreso de Dorian a la electrónica y las pistas de baile y a las guitarras eléctricas después del disco desenchufados. El niño ya tiene cara, ojos y orejas y hay que rematarlo pero ya lo tenemos en el bote.

Teniendo en cuenta que no habéis rehuido de la temática social, ¿habrá ‘process’ en este disco?

No va a haber ‘process’ pero volveremos a tratar el asunto de la política en dos canciones. Siempre desde un punto de vista bastante elegante porque hay que tener cuidado para que no se vuelvan panfletarias.

Del ‘process’ estamos muy cansados todos, creo, creo que los políticos de un color y otro han sido muy irresponsables en estos últimos años, no merecen el sueldo que les pagamos los ciudadanos y nos haría felices que en 2018 se volviera a hablar de política y no de enfrentamientos.

Los ciudadanos debemos volver a conquistar la calle y la esfera política.

Corta el aire habla de dejarse fascinar por lo nuevo, incluso por lo que no comprendemos, ¿cuál ha sido vuestro último descubrimiento?

Ostras, es que son muchas cosas. Yo, personalmente tuve un problema de salud que me llevó a suspender algunos conciertos, en esta ocasión físico, tuve una hernia discal. Fue un problema fuerte que duró meses y seguí haciendo conciertos y la cagué. Ahora he aprendido a no forzar la maquinaria.

La lección más importante que he aprendido en los últimos dos años ha sido sacar tiempo para mi familia y mis amigos y reservarlo contra viento y marea. Y saber decir no.

Cristina Zavala

Periodista enamorada de todo el entretenimiento. Enganchada a la tele, los libros, los últimos lanzamientos...

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