Dafne Fernández, indignada por lo que le sucede en el metro y el bus

"Debería ser cuestión de lógica, aunque muchos no la tienen"

La actriz Dafne Fernández. / Getty Images

La actriz Dafne Fernández mostraba en 2018 su indignación en Twitter tras comprobar que, pese a que estaba embarazada, casi nadie le cedía el asiento en el transporte público.

"Una observación: estando embarazada y viajando en el metro o bus NINGÚN HOMBRE ni NINGÚN JOVEN (chico/a) me ha cedido su asiento. Las únicas personas que me ceden el asiento son MUJERES a partir de los 30. A qué se puede deber esto!?", preguntaba en su mensaje la actriz, cuando estaba a dos meses de dar a luz.

En mensajes posteriores, la actriz apuntaba a que todo es "cuestión de educación" y subrayaba que "también debería ser cuestión de lógica, aunque muchos no la tienen". "Deberíamos reflexionar y luchar por volver a añadir la asignatura de educación para la ciudadanía", añade.

"En una ocasión tuve que levantarme yo (embarazada) para ceder mi asiento a un hombre con muletas", denunció también.

La actriz retuiteó también la opinión de un usuario que le da la "bienvenida al mundo de las personas con movilidad reducida": "Lo que a ti te ha ocurrido en el transporte público le ocurren a más de 3.500.000 millones de personas en España que están dentro de este grupo y que llevamos luchando mas de 30 años para que eso no ocurra".

Otros, en cambio, subrayan que todo depende de con quién te encuentres. "Yo tengo 23 años y siempre que me encuentro a alguien mayor que yo o una embarazada les he cedido el asiento. En parte es cuestión de educación y escasea muchas veces, ¡pero no siempre! A su vez, hay gente que va apurada de lógica, ética...", dice una usuaria.

Dafne Fernández publicaba su queja a la vez que se ha hecho viral un vídeo grabado por la bloguera británica Anna Whitehouse que evidenciaba los malos comportamientos en el transporte público.

Para ello utilizó un vientre falso para simular que está embarazada. Luego grabó en vídeo las reacciones de la gente cuando se sube al metro. El resultado no puede ser más desolador: únicamente cuatro de cada diez personas ofrecieron su asiento a Whitehouse.