Especial
Artistas de carne, hueso (y holograma)
Cada vez son más los artistas fallecidos que salen de gira con su representación virtual
Los focos comienzan a jugar y dificultan adrede tu visión, jugando con el claroscuro y convirtiendo tus pupilas en un carrusel daguerrotípico. Entonces la luz blanca lo inunda todo. Y aparece sobre el púlpito ese intérprete que te ha tenido tantos años esperando. El que ha puesto banda sonora a demasiadas emociones de tu vida. Y tú ahí, dispuesta a devolverle el afecto dejándote las huellas dactilares de tanto aplaudir. Pero un momento. ¿Qué le ha pasado? Muy paliducho, ¿no? Casi incandescente. Incorpóreo, diría. Flotando sobre el escenario tan liviano que si hubiera un ventilador de videoclip ochentero detrás se lo llevaría el viento. Cuando una luz le traspasa sin que exista una explicación física incontestable caes en la cuenta de que sí, ha vuelto a pasar. Otra vez que te cuelan un holograma.
Que conste que esta situación previamente descrita no es sino una recreación ficticia, que a nadie le ha pasado. Muy despistado tienes que estar en la vida o muy cachondos han de ser los organizadores del evento como para no especificarlo en los canales de venta habituales. Pero lo que sí te va a suceder a lo largo de tu vida es que acudas a un concierto donde el/los/la/las protagonista/s no sean de carne y hueso. Y no, no hablamos de que ya hayas visto en directo alguna vez a Gorillaz.
Tu artista favorito de todos los tiempos ha fallecido, y le has llorado como sólo se puede llorar a un músico: poniéndote su discografía una y otra vez, que es el único modo de mantenerlo con vida. O era, porque las giras de hologramas se van a instalar en tu vida antes de lo que imaginas. Servicio también válido si no estás muerto pero quieres hacer una performance estando a la vez en diferentes puntos del planeta. Los orígenes de esta no tan novedosa tendencia -ahora veréis el porqué- se remontan a un ya lejano 2012, durante un concierto dentro del festival Coachella del rapero Dr Dre, donde tuvieron la arriesgada idea de devolver a la vida a Tupac Shakur, un MC asesinado por la despiadada vía de la balacera en 1996 y desde entonces aupado a la leyenda por lo ingrato de su destino.
Las giras de hologramas se van a instalar en tu vida antes de lo que imaginas. Servicio también válido si no estás muerto pero quieres hacer una performance estando a la vez en diferentes puntos del planeta
Tupac abrió la veda del holograma con una actuación de cinco minutos donde interpretó dos canciones y dejó boquiabiertos a los allí presentes marcándose un dueto e interactuando de tú a tú con otro rey de la controversia: Snoop Dog.
Para conseguir semejante efecto se valieron de la experiencia de una empresa llamada Digital Domain, que realizó una pequeña trampa, ya que no se trataba de un holograma per se, sino de una proyección en dos dimensiones a modo de trampantojo visual que daba perfectamente el pego de 3D según los asistentes. Aquel fue el punto de partida para que los gerifaltes de la industria se frotaran las manos. Acababan de ver nacer una nueva gallina de los huevos de oro. Y tocaba ordeñarla si era menester para exprimirla a tope.
La siguiente noticia de alcance global que tuvimos sobre los hologramas llegó de la mano del rey del pop. La primera venida como mesías de Michael Jackson traspasando los umbrales de la muerte cinco años después de haberse producido se produjo en los Billboard Music Awards, en 2014, con un espectáculo preparado durante muchos meses que tuvo un resultado espectacular.
El siguiente paso requería un plus de dificultad añadida con doble tirabuzón. Hasta entonces, se había podido llevar a cabo esta demostración de poder tecnológico en un recinto acondicionado, el siguiente paso no era otro que llevar a cabo giras de carácter internacional. Y ahí nos topamos al añorado Roy Orbison llevando a cabo una gira por Londres y Oakland. O al ínclito Frank Zappa, genio inconformista de honda y bendita locura, cuya última actuación sobre un escenario data de 1991, y que tendremos muy pronto inmerso en una gira internacional de carácter hologramístico, auspiciada y puesta en marcha por su hijo. Hasta la mismísima Amy Winehouse volverá en forma de holograma para recordarnos el esplendoroso talento que se gastaba. Y Whitney Houston también ha regresado del más allá para hacer sus pinitos junto a Christina Aguilera.
El Bel canto tampoco ha dejado pasar la oportunidad, llevando a cabo giras de artistas de la talla de María Callas. Porque la ópera también puede ser sinónimo de vanguardia.
Esta carrera, que puede parecer ciertamente descabezada, propone un extra de emoción. ¿Y si rizando el rizo creamos giras de grupos que directamente nunca han existido más allá del formato holograma? Claro, solo podía pasar en Japón. Y ojo porque el experimento está llevado a cabo antes incluso que el experimento de Tupac en el Coachella, concretamente en 2010.
¿Conseguirá esta nueva moda imponerse? Para sus defensores, se trata de un camino aún inexplorado que puede conseguir rentabilizar muchísimo ciertos derechos de artistas ya finados y servirá para saciar la sed de los nostálgicos, además de proponer una nueva vía en los aspectos visuales de un concierto. Para los detractores, un negocio puro y duro sin ápice de sensibilidad que desvirtúa totalmente el concepto de la música en directo y que simplifica las emociones convirtiéndolas en mero espectáculo de pirotecnia visual plagada de irreverencia. ¿Qué hay de ti? ¿te parecería atractivo ver a tu artista favorito a través de un holograma?