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Eurovisión 2019 y los 5 momentos que han marcado esta edición
De Miqui a Madonna pasando por Australia
Después de muchos meses dedicados a buscar las canciones perfectas, los intérpretes adecuados, de sortear las polémicas por el lugar de celebración y batallar con todos los obstáculos que se presentan, por fin, Europa, vivió su gran festival de música: Eurovisión 2019.
Tel Aviv se convirtió en el centro de reunión de los eurofans que, un año más, disfrutaron de un ambiente contagiado por el buen rollo que transmite este evento y por la ilusión de mostrar una identidad a través de la música. Una edición que, como todas, nos ha dejado grandes momentos que hemos resumido en estos 5 que nos costará mucho tiempo olvidar.
#1. La actuación de Miki. Este año nuestro representante fue el encargado de cerrar la gala, un puesto que hace indicar, de primeras, que su propuesta se ve con buenos ojos. Miki salió el último a escena y disfrutó. Ese fue su gran premio, salir para pasárselo bien e intentar que los demás hiciésemos lo mismo. Montó una auténtica fiesta con la explosión de color y melodías de La venda. Y, además, con mensaje, el de quitarse la venda para descubrir lo que quieres sin sentir la opresión de una sociedad que te envuelve en una rutina que no te deja pensar en ti mismo.
En esta ocasión, la puesta en escena tenía un concepto y el vestuario no era de alta costura sino fiel a las tendencias que apuestan por un estilo casual, informal y deportivo. Es el que lucieron el catalán y su cuerpo de baile que destacaron por su naturalidad.
#2. Momentazo Madonna. Después de las numerosas dudas que hubo sobre la presencia de la cantante o no en el festival, finalmente, pudimos verla sobre el enorme escenario de Eurovisión. Su cuarta vez en Israel, pero la primera en este Festival que la ha recibido con las manos abiertas.
Pagaba un multimillonario canadiense, afincado en Israel, empeñado en promocionar el país y no ha escamitado en recursos. Eso nos ha permitido disfrutar de una puesta en escena a lo grande que incluía a 35 coristas sobre el escenario para acompañarla en esa celebración del 30 aniversario de Like a prayer, uno de sus temas más emblemáticos. Sonaron las campanas de la iglesia y salió cual Diosa ante la presencia de sus numerosos monjes. Eso sí, las redes se llenaron de comentarios referentes a lo mucho que desafinaba. Este escenario impone hasta a los más grandes.
También ha habido momento para la promoción de su nuevo disco, Madame X, que saldrá a la venta el próximo 14 de junio y que contiene canciones como Future, esa colaboración con Quavo, que presentaron por primera vez en directo en este festival. No se puede negar que la puesta en escena ha sido espectacular.
#3. Ganó el favorito. Todas las casas de apuestas daban como favorito a Duncan Laurence y la verdad es que acertaron. El finalista de la quinta temporada de La Voz edición Holanda defendió con sentimiento su balada intimista. Demostró que un piano, una pequeña lámpara y una buena canción bastaban para llegar al público. Arcade, una canción inspirada por el amor profundo del cantante a una persona que murió a edad temprana, emocionó a una mayoría que votó para hacerla ganadora.
#4. Intercambio de canciones. Se había anunciado pero no por eso ha dejado de sorprender el intercambio de canciones que han tenido pasados representantes eurovisivos. Nos ha permitido ver a una sexy Conchita Wurst interpretando Heroes con el que Mans Zelmerlöw ganó en 2015. A este, metido en la piel de Eleni Foureira al ritmo de Fuego, con la que la representante de Chipre quedó segunda el año pasado. A Eleni le ha tocado el tema con el que Verka Serduchka quedó segunda en 2007 y a este personaje cómico le hemos visto cantar el Toy con el que Netta ganó el año pasado. Una interpretación encadenada, con los papales cambiados, que ha funcionado muy bien. Tanto como su reunión en el escenario para interpretar Hallelujah, un tema que ganó en 1979.
#5. Puesta en escena de Australia. Australia estaba entre las favoritas en las casas de apuestas y aparte del talento de su representante, Kate Miller-Heidke, que demostró su formación lírica alcanzando unos tonos de soprano que ya de por sí llaman la atención, contó mucho la puesta en escena.
Por primera vez en Eurovisión, donde estamos acostumbrados a ver grandes alardes con los juegos de iluminación y los audivisuales, han recreado la gravedad cero. Daba la sensación de que la cantante y sus acompañantes levitaban en la atmósfera y eso, unido a un vestuario, incluida tiara, espectacular, ha hecho que su actuación fuera redonda.
Zero gravity, el tema que ha interpretado, escrito por su marido, trata sobre la depresión que sufrió ella misma y parece que la ha superado, desde luego, motivos tiene.
Cristina Zavala
Periodista enamorada de todo el entretenimiento. Enganchada a la tele, los libros, los últimos lanzamientos...