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¿De dónde venía la voz de Amy Winehouse?
Analizamos las raíces musicales de la artista a través de sus declaraciones y las opiniones de expertos
Parece imposible que una voz tan potente saliera de una figura tan frágil… Aquella chica, nacida en Londres el 14 de septiembre de 1983, revolucionó la escena musical del momento y nos dejó huérfanos en 2011. Con motivo del aniversario de su nacimiento, nos adentramos en los orígenes musicales de Amy Winehouse, una de las artistas con más impacto en la cultura popular por su talento e historia personal.
Como nos cuenta el periodista y escritor Juan Sardà, autor de la biografía Amy Winehouse, la chica mala del pop rock (Robinbook, 2008), “era una artista sensacional. Ha habido pocas voces en la historia de la música moderna con la fuerza y la técnica que ella tenía. También era una gran performer, una mujer capaz de llenar el escenario con su humanidad; desprendía autenticidad y verdad en sus canciones”.
Siempre se ha hablado de la música negra como la mayor influencia musical de Amy. “Su máxima inspiración fueron las grandes divas del género como Aretha Franklin, Nina Simone o Roberta Flack. Además, era una blanca cantando un género de música negra”, afirma Sardà y corrobora Sheila Blanco, cantante, vocal coach y periodista (Sofá Sonoro y La Ventana de Cadena SER, La Voz Kids y antes colaboradora en Anda Ya!): “Amy era una mujer con el alma negra. En esa forma tan oscura de colocar la voz, con mucho resonador facial y nasal, están Aretha Franklin o Etta James. En el fraseo, Billie Holliday o Ray Charles. Creo que sus influencias eran absolutamente negras, siempre moviéndose entre el jazz y el soul”.
Además, como nos recuerda Sardà, “en Inglaterra existe una larga tradición de música negra interpretada por blancos: el northern soul, que adaptaba el r&b y el soul estadounidenses a la escena británica. Ellaapareció en tiempos menos puritanos donde los artistas podían expresarse con mayor libertad, por lo que pudo abordar sin contemplaciones temas que las primeras cantantes de soul, jazz o gospel tenían vetados como las drogas, la depresión, los males de la industria musical o la fama”.
En cuanto a la forma de cantar de Amy, su naturalidad quedaba plasmada en cómo entendía e interpretaba la música. “Sus influencias vocales, su sonido y su timbre parecen conseguidos de manera involuntaria y orgánica, seguramente a base de escuchar e imitar a sus ídolos a medida que aprendía a cantar”, nos explica Sheila Blanco.
Esa frescura o transparencia también fueron la clave de que Amy destacara y se diferenciara del resto: “triunfó porque sus emociones eran reales y el público podía percibirlo. Era una mujer con un gran talento natural que cantaba con el corazón, sin imposturas. Esa es la clave final de su gran éxito”, explica Juan Sardà para LOS40.com.
Las declaraciones de Amy sobre sus influencias musicales
En una entrevista, grabada el 3 de diciembre de 2006 en el festival The Other Voices en Dingle -pequeño pueblo pesquero del sur de Irlanda- Amy contaba con todo detalle de dónde venían sus raíces musicales, como se puede ver en el documental de la BBC Amy Winehouse: The Day She Came to Dingle (2012). Aquel día Amy dio un concierto de 20 minutos para 85 afortunados; cantó seis canciones de Back to Black acompañada de guitarra y bajo y, justo después de la actuación, habló de sus influencias. A continuación, transcribimos parte de aquellas declaraciones.
“Cuando era más joven no escuchaba mucho soul pero últimamente me he puesto muy en serio con grupos de chicas de Motown. Con 14 o 15 años me gustaba Otis Redding y también escuchaba hip hop y jazz. Así que tengo que hablar de todos esos estilos: jazz, soul, Motown y hip hop. Y en medio de todo eso, estoy yo”.
“Siempre he escuchado muchas cantantes de gospel, como Mahalia Jackson o Aretha Franklin. Me encanta este estilo porque es auténtico. No soy religiosa pero no hay nada más puro que la relación que tienes con tu dios… no hay nada más fuerte que eso, aparte de tu amor por la música. El gospel es muy inspirador”.
“Ella Fitzgerald sabía seguir una melodía, pero como tantos otros cantantes. Puedes escucharla y pensar ‘ésa es Ella Fitzgerald’, pero no destacaba. Sarah Vaughan es una de mis cantantes favoritas de siempre. La descubrí a los 18. Tengo un disco suyo en el que su voz suena como si fuera un clarinete... Pero con quien aprendí a cantar fue con Dinah Washington y también escuchando a Thelonious Monk, por ejemplo; así que no solo fue el jazz vocal”.
“Cuanto yo tenía unos nueve años, mi hermano escuchaba grupos como Sonic Youth, Pearl Jam o Therapy. La verdad es que coqueteé un poco con aquellos estilos pero entonces descubrí a Salt-N-Pepa y pensé… ‘ahora sí he encontrado mi música’. Luego él empezó con el jazz; yo tenía unos 14 y recuerdo la primera vez que escuché Round Midnight de Thelonious Monk sonando desde su habitación. Pensé ‘¿qué es eso?’. Y también recuerdo la primera vez que escuché a Ray Charles, la canción Unchain my heart: ese día entré en su habitación sin llamar (solía hacerlo antes porque si no me lanzaba cosas); entonces gritó ‘¿qué?’, mirándome como si fuera a darle una noticia horrible. ‘¿Qué ha pasado?’, dijo; y yo ‘¿Quién es éste?’. ‘Ray Charles’, contestó. Durante los siguientes tres meses me dediqué exclusivamente a escuchar su música”.