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7 lecciones vitales para tu vida adulta que hemos aprendido de ‘Frozen 2’
La última aventura de Elsa y Anna contiene mucha sabiduría
Esta noticia contiene spoilers de Frozen 2
Nos hemos quedado congelados al ver Frozen 2. Las aventuras de la reina de los hielos han vuelto para sacarnos más de una sonrisa y, para que negarlo, alguna que otra lagrimita. Esta vez la historia se enfrenta en el pasado de la familia de las chicas para dar respuesta a una de las grandes incógnitas: ¿por qué Elsa nació con poderes mágicos?
Aunque muchos y muchas han acudido al cine con la excusa de llevar a sus sobrinos, hermanos pequeños o hijos, la verdad es que la secuela de Frozen (además de tener más cambios de vestuarios que una gala de Lluvia de Estrellas) es una gran fuente de sabiduría para los adultos. Porque sí, cuando uno crece sigue necesitando que unos dibujos le enseñen lecciones de vida.
De este modo, en LOS40 hemos querido ir mucho más allá (como cantaría Bisbal) y hemos extraido algunas de las lecciones que hemos aprendido tras ver la cinta. Por supuesto, este artículo contiene spoilers. Así que ya sabes, si aún no has vito la película no sigas leyendo.
Aunque Elsa tenga una aparente vida de ensueño tras la primera película de Frozen, parece que no es del todo feliz. Que sí, que vive en un palacio con sus amigos y reina un precioso pueblo, pero eso no lo es todo en la vida. Elsa no puede ignorar aquella voz que la llama hacia la aventura. Por muy cómoda que sea su vida, a veces los cambios (aunque cuesten en princpio) pueden llevar a una situación mejor. Eso es lo que ocurre al final de la película: una vez superada la tormenta, Elsa es feliz viviendo en el bosque y siendo un espíritu libre. Y esto nos lleva al siguiente punto...
Elsa escoge ser feliz en el bosque, sin castillo ni título de reina (este recae finalmente en Anna), rechazando todo tipo de lujos. La protagonista prefiere una vida sencilla (eso sí, pudiendo crearse vestidos de ensueño chasqueando los dedos) alejada de los privilegios de ser de la realeza.
Aunque en Frozen 2 veamos muchos tipos de amor (el fraternal, el romántico o el de la amistad), hay uno que es el que más se desarrolla a lo largo de la película: el de uno mismo. La misma Elsa, que ya aprendió a aceptarse a sí misma en la primera parte, continúa evolucionando. Toma las riendas de su vida, aunque para ello tenga que dejar atrás a su hermana y a sus amigos. Ella necesita encontrarse a sí misma para ser feliz y hacer frente a sus fantasmas (literales) del pasado. Da igual lo que opinen los demás, ella necesita saber quién es y de dónde viene aquella voz que la llama. Porque a veces, nuestra felicidad debe ser más importante que el deber.
Aunque Disney finalmente no haya decidido ponerle pareja a Elsa (el personaje no necesita ni hombres ni mujeres para estar completa, aunque puestos a pedir, preferimos que sea una chica), la reina está totalmente completa. Y es que, junto a su hermana, Kristoff, Olaf y Sven, tiene su propia familia. Esto queda reflejado en un momento de la película donde vemos el nuevo retrato familiar que cuelga junto al de los padres de las protagonistas y donde aparecen todos. ¡Bravo!
A veces la carga de los problemas es demasiado para que solo recaiga sobre una persona. Aunque Elsa sea la única persona que escucha aquellas voces, sus amigos le acompañan hacia la aventura. Además, al final abdica a favor de su hermana Anna, quien piensa que será una reina mucho mejor.
Esto también lo vimos en la primera parte, pero aquí lo vuelven a recalcar. Finalmente se descubre que la persona que inició la guerra con el pueblo mágico fue el propio abuelo de Anna y Elsa. Aunque todo el pueblo de Arendelle lo viese como un héroe, la realidad es más dura de aceptar.
Y no, no nos referimos a ese mensaje que escribimos a nuestro ex cuando nos bebemos una cervecita de más, sino a ver qué hicimos mal en el pasado e intentar no caer en el mismo error. Anna y Elsa lo tienen claro cuando deciden desvelar que fue su abuelo quien inició la guerra y enfureció al espíritu del bosque. Ellas, lejos de esconder aquella revelación, la hacen pública y le plantan cara, intentando remediar el problema que generó aquella traición.
Alberto Palao
Periodista musical. Me gusta comer burritos y escuchar canciones cortavenas. Encuentro todo tipo de...