Antonio Vega, la voz del pop español, en cinco letras emblemáticas
El cantautor marcó toda una época y sus canciones siguen más presentes que nunca
Antonio Vega fue uno de los grandes creadores del pop español, un nombre escrito con letras doradas en nuestra historia. Marcó a toda una generación durante la Movida madrileña, esa época gloriosa de apertura cultural y social, y su creatividad nos dejó algunas de las letras más hondas de nuestra historia.
Libró durante toda su vida una lucha constante con sus fantasmas y con adicciones, y muchos consideran que ese halo de tristeza es lo que llevaba a Vega a ser un gran poeta y mejor cantautor. La naturalidad de sus canciones, que componía primero junto a su primo Nacho en el grupo Nacha Pop continuó después en solitario hasta su muerte, un 12 de mayo de 2009. Con motivo de este triste aniversario, y para repasar la figura de Antonio, hemos entrevistado a Nacho García Vega, integrante de la popular banda.
Nunca ha dejado de sonar, y sus canciones siguen demostrando lo atemporales y convenientes que siguen siendo. Analizamos cinco de ellas para comprobar la sensibilidad que Antonio Vega imprimía en cada una de ellas.
La chica de ayer (1980)
No sería justo hablar de Antonio Vega sin mencionar una de sus canciones más emblemáticas. Es un auténtico himno de la Movida madrileña que se ha mantenido a lo largo del tiempo tan perenne como El Penta, el madrileño club en el que se pueden “escuchar canciones que consigan que te pueda amar". De hecho, cada noche, si esperas al cierre del local, puedes escuchar esta canción que el artista cantaba con su grupo Nacha Pop. Vega escribió este tema, el primero de su vida, mientras hacía el servicio militar en Valencia con solo 20 años, una canción de amor intimista, en la que el cantautor está completamente obsesionado por la protagonista (mi cabeza da vueltas persiguiéndote) pero a la vez la quiere fuera de su vida (vete a tu casa, no podemos jugar). Toda una declaración de amor con la incomprensión y melancolía propias de la generación que representa.
Me asomo a la ventana eres la chica de ayer
Jugando con las flores, en mi jardín
Demasiado tarde para comprender
Chica vete a tu casa no podremos jugar
Una décima de segundo (1984)
Era bien sabido por todos los que le conocían que Antonio Vega sentía una gran devoción por todo lo relacionado por la ciencia, especialmente la física, el cosmos y las matemáticas. Llegó además a matricularse en la Escuela de Física y a preparar varios exámenes, pero la opción de dedicarse a la música se cruzó en su camino y frustró esta posibilidad. A partir de entonces, Antonio viajaría por ese universo que le fascinaba a través de sus composiciones. Con las, aparentemente frías palabras relacionadas con la física, Vega escribió una preciosa canción que definió como el “primer escarceo que hice en mi vida, mientras yo estudiaba”.
Y es que no hay nada mejor que imaginar,
La física es un placer.
Es que no hay nada mejor que formular,
Escuchar y oír a la vez.
Mide el ángulo formado por ti y por mi,
Es la solución a algo muy común aquí.
Ahora tú no dejes de hablar,
Somos coordenadas de un par.
Incógnita que aún falta por despejar.
Lucha de gigantes (1987)
Es una de sus letras más crípticas, lo cual ha llevado a un sinfín de interpretaciones, tantas como casi los oídos que la han escuchado durante más de tres décadas. Desde la eterna lucha entre el bien y el mal (Lucha de gigantes convierte el aire en gas natural), hasta las primeras dudas que surgen al abordar una relación sentimental (en mis tonterías para hacer tu risa estallar). También se ha interpretado como un tema antisistema, en el que se critica cómo las potencias mundiales dictan nuestro futuro (Vaya pesadilla corriendo con una bestia detrás), las consecuencias del consumo de drogas… Lo que está claro es que en ella, Vega puso toda su sensibilidad y algunos versos muestran las grandes inseguridades que tenía y lo mucho que deba vueltas a la cabeza. Lo mejor es, como siempre, hacer nuestra la canción y darle el significado que mejor se adapte a nuestras vivencias.
Un duelo salvaje advierte
Lo cerca que ando de entrar
En un mundo descomunal
Siento mi fragilidad
Se dejaba llevar (1991)
Es una de las canciones más conocidas de Antonio Vega en solitario, después de que su relación musical con Nacha Pop terminara en 1988. A partir de ese momento, el artista se volvió aún más introspectivo y sentimental, poniendo toda su esencia en los versos que escribía. "Cada uno hace una lectura particular de mis canciones y encuentra allí cosas que nunca estaban en mi intención", contó en una entrevista en una ocasión Y es que muchos han querido ver en sus letras un reflejo de su vida, en la que las drogas tuvieron un triste protagonismo. Finalmente, Vega admitió que Se dejaba llevar sí que suponía un guiño a propósito a la heroína.
Se dejaba llevar, se dejaba llevar por ti
No esperaba jamás y no espera si no es por ti.
Nunca la oyes hablar, solo habla contigo y nadie más
Nada puedes sufrir, que él no sepa solucionar.
Temor, alcohol de quemar,
pon tus manos a volar o en tus ojos el terror.
El sitio de mi recreo (1992)
Es una de las letras más profundas de este triste y melancólico cantautor. El artista se desnuda delante de todos para hablar de esos lugares que vamos conociendo a lo largo de la vida y que suponen para nosotros un oasis en el que estar cómodos fícia y, sobre todo, espiritualmente. En palabras de su autor, se trata de una “canción paisajística, responde a un momento de inspiración en el que encuentras una secuencia que te lleva por un camino”. Acompañado de una melodía rota y delicada, Vega vierte toda su sensibilidad en unos versos que, a cada uno de nosotros, nos llevan a un lugar muy concreto y a sentir unas sensaciones muy concretas cargadas de nostalgia.
Donde nos llevó la imaginación
Donde con los ojos cerrados
Se divisan infinitos campos
Donde se creó Ia primera luz
Germinó la semilla del cielo azul
Volveré a ese lugar donde nací
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Daniel Garrán
Jefe de producto de LOS40 Classic