Brisa Fenoy recurre a una princesa de anime (que no es Aitana) para definir cómo se siente

Que Brisa Fenoy es una mujer con un espíritu crítico que no siempre casa con el sistema, no es algo nuevo a estas alturas. Estamos acostumbrados a verla reivindicar una forma alternativa de enfrentarse a la realidad y esta cuarentena no ha cambiado esa forma de ser.

Se ha comparado con una heroína anime, y no es Aitana, en su versión Enemigos. La suya es La princesa Mononoke, la protagonista de la película de animación, con el mismo nombre, dirigida por Hayao Miyazaki en 1997, el mismo realizador japonés de El viaje de Chihiro. Un nombre que podría traducirse como ‘espíritu vengador’.

“A veces me siento identificada con ella porque siento que la especie humana es muy mezquina, en vez de amarnos a nosotros mismos delegamos nuestras emociones en otros, que nos vengan a dar la felicidad que solo está dentro nuestra y que no nos damos. Criticamos al otro a la mínima sin pensar que esa crítica es un espejo de nosotros mismos y que se revierte contra nosotros, echamos por tierra el trabajo de cualquier persona sin ponernos en su lugar. Lo juzgamos todo. Vivimos dependientes de necesidades creadas y en un constante ego que es una espiral que nos destruye como individuos y colectivos”, explicaba en redes.

“No empatizamos con nuestra familia, hermanos, amigos, y gente como nosotros que hace todo lo posible por sobrevivir en un mundo donde deberíamos VIVIR. Pero sin embargo alimentamos a los que nos someten, a los que nos esclavizan, a los que nos crean esta realidad distópica, no nos damos cuenta de cuánto engaño llevamos encima la humanidad”, continuaba en su discurso anti sistema.

Parece que en estos momentos tan ‘anormales’ que estamos viviendo y que nos está llevando a reflexionar sobre temas vitales, le han llevado a poner en duda la percepción de la realidad que tienen algunos: “Aun no nos enteramos que no somos libres y consumimos cualquier plato que nos dan en bandeja, bien cómodos y bien sometidos y eso sí criticándolo todo a través de nuestro móvil o televisor. Compramos la vida que nos venden sin pensarlo y sin recapacitar si es sana y si es digna o no. Aceptamos cualquier trabajo. Cualquier horario. Cualquier encierro. Cualquier enfermedad. Cualquier noticia. Cualquier orden. Sin pararnos a pensar un poco”.

Que conste que ella se incluye en ese grupo, pero a diferencia de muchos otros, ella se hace preguntas: “Donde está nuestra ética? Nuestro amor? Nuestra empatía? Nuestro pensamiento crítico? Nuestra esencia? Nuestra compasión? Nuestra Libertad? Acatamos cualquier orden solo si es de los de arriba, pero si es de mi familia o de mis iguales no, esas las desobedezco y las prejuzgo constantemente. Delato a mis compañeros, a mis iguales, a quien haga falta delatar con tal de alimentar mi sucio ego creado por este sistema”.

Y ahí es donde entra la princesa Mononoke con la que se siente tan identificada. “Ella dice que no es un ser humano, sino que es un lobo, porque el ser humano destruye todo a su paso, viviendo en el odio, miedo y poder, y que ella no. A veces yo también me siento loba o como muchos me dirían por pensar otra realidad que me niego a comprar, loca. #mononoke!”, confiesa.

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