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40 años sin Ian Curtis, el atormentado líder de Joy Division
Tenía 23 años cuando el vocalista se suicidó, muy poco tiempo antes de su primera gira por Estados Unidos
Ya a principios del año 1980, Joy Division se encontraba en su mejor momento. La banda británica de punk se había creado un nombre en la escena musical y seguían dando pasos firmes hacia lo que prometía ser una importante carrera. Con la batuta de su líder, Ian Curtis, el cuarteto nacido en Manchester ganaban más y más adeptos en sus conciertos después de su aclamado primer álbum, Unknown Pleasures, publicado en 1979.
Tenían por delante su primera gira por Estados Unidos y un nuevo disco, Closer, que grabaron junto al sencillo Love Will Tear Us Apart, en marzo de 1980 no exentos de un montón de problemas. Ian Curtis se estaba sometiendo a un tratamiento para luchar contra la epilepsia y una depresión causada por su divorcio, y las cosas no iban bien. Sus ataques eran continuos, incluso sobre el escenario, hasta el punto de que intentó suicidarse con una sobredosis de medicamentos.
El camino había sido duro para Curtis. El cantante había sido diagnosticado con epilepsia dos años antes, pero la presión como parte de uno de los artistas más prometedores de Gran Bretaña había afectado al joven. A este problema se sumaron sus frenéticas relaciones románticas, que parecían estar empezando a abrumarle demasiado.
Lejos de mejorar, finalmente se rindió en esa lucha contra sus problemas personales y de salud. En la noche del 18 de mayo de 1980 tomó café, vio la película Stroszek, que trata de un músico amateur que se suicida, se tomó una botella de whisky y puso The Idiot de Iggy Pop para que sonara mientras moría ahorcado. Tenía 23 años.
Curtis había nacido en Stretford, una localidad de Manchester, y era un gran poeta y compositor. Solía leer y admiraba a Franz Kakfa, William Borrough y Jean Paul Sartre, así como a David Bowie y Lou Reed.
"La de Ian Curtis era un alma poética, sensible y torturada, definitivamente era eso", dijo el ex bajista de la banda Peter Hook en sus memorias de 2012. "Pero él también era uno de los nuestros, era un gran tipo y fue un gran líder", asegura.
Después de la muerte de Curtis, los miembros de Joy Division, Hook, el guitarrista Bernard Sumner y el batería Stephen Morris, continuaron juntos como New Order. Mientras tanto, el legado de Joy Division ha sido inmortalizado a través de reediciones de álbumes, libros, documentales y una película.
Cuatro décadas después, sus ex compañeros de banda remarcaron la importancia de la salud mental en una entrevista con la revista NME. “Las actitudes hacia la salud mental han mejorado con el tiempo en el sentido de que es algo de lo que puede hablar ahora y la gente lo entiende", dice Morris, "pero en ese momento la gente no entendía la epilepsia, pensaban que era algo que se podía contagiar y había un poco de estigma al respecto, por lo que realmente no sabíamos qué hacer”.
Para seguir, lanzón un mensaje para todas aquellas personas que necesitan ayuda. “Lo más difícil del mundo es saber por lo que está pasando la gente. Es muy difícil que alguien entienda por lo que pasó Ian si no han pasado por lo mismo, pero la idea de alentar a las personas a hablar lo antes posible y no sentirse avergonzadas es el mensaje más importante”, concluyó.
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Daniel Garrán
Jefe de producto de LOS40 Classic