Los pecados de Joaquín Sabina, al descubierto en un nuevo documental

Se estrena ‘Pongamos que hablo de Sabina’, donde amigos del artista y material inédito retratan todas las facetas del artista

Joaquín Sabina, retratado en septiembre de 1988. / JMN/Cover/Getty Images

"El adjetivo canalla va unido a Joaquín", dice la cantante Ana Belén al recordar las anécdotas vividas con el 'flaco de Úbeda'. Ella es una de la treintena de voces que describen a Sabina en la nueva serie documental de Atresmedia que recorre las luces y las sombras de uno de nuestros artistas más internacionales.

Colaboradores como Pancho Varona, amigos como Alejo Stivel, Álvaro Urquijo, El Gran Wyoming, Leiva o políticos como Pablo Iglesias y Esperanza Aguirre hablan sobre esta figura imprescindible de nuestra música en Pongamos que hablo de Sabina, un programa especial de tres capítulos que se puede ver en Atresplayer Premium, antes de hacerlo en abierto en La Sexta.

Conducido por Iñaki López, es un recorrido por las mejores imágenes de archivo de Sabina desde su regreso a Madrid, a principios de 1976, después de seis años de exilio en Londres. Con una nueva España que salía del franquismo para pintarse de colores y buscando la libertad, "él entiende que Madrid es el paraíso terrenal y se instala de por vida", dice en la serie Javier Fernández Flores, biógrafo del artista.

No se podría concebir un retrato sobre Sabina sin reflejar la agitada vida que ha llevado siempre. Fumador empedernido y trasnochador profesional, el músico declaró en alguna ocasión que todas las drogas deberían ser legales y, a pesar de qu a punto de cumplir 70 años su vida es muy diferente ahora, el primer capítulo de este documental deja claro que, durante mucho tiempo, era el rey de las fiestas.

"Joaquín no tiene que demostrar su licenciatura en golferío", dice Leiva, asegurando que es uno de los artistas que mejor ha dibujado siempre su personaje. Los pecados de Sabina forman parte de su música y sus letras, y sería prácticamente imposible pensar en una carrera tan fructífera sin una vida tan agitada detrás.

A finales de los años 80, conoció a una mujer que inspiraría una de las canciones clave de su carrera. La modelo Cristina Zubillaga fue a la que tardó en aprender a olvidar 19 días y 500 noches, y también habla en el primer capítulo sobre esa noche en la que conoció a Sabina. Recuerda también cómo el artista tuvo que cumplir un mes de arresto domiciliario en la casa que compartían y cómo así se convirtió en el centro de todas las quedadas y fiestas con sus amigos. Carlos Boyero o Alejo Stivel eran solo algunos de los amigos a los que Sabina ofreció la llave de su casa.

Pero no todo han sido fiestas en la vida del de Úbeda, y sus capítulos más oscuros también están presentes en el documental. Especialmente grave fue el ictus que sufrió en 2001 después de una extensa gira de 115 conciertos en España y Argentina, acompañado de una profunda depresión a la que aún tiene que enfrentarse. Más reciente fue la afonía por la que tuvo que abandonar un concierto en 2018 en Madrid, en el que, como recuerda Pancho Varona, ninguno de los asistentes se quejó. Es una de las demostraciones de lo querido que Joaquín Sabina es para su público.

Daniel Garrán

Jefe de producto de LOS40 Classic