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Manolo García: “Una experiencia preciosa, poder cantar soltando menos alaridos, desgañitándome menos”
Hablamos de su próximo disco en acústico y del futuro de los directos
Quien se confiesa seguidor de Manolo García seguro que ha ido en alguna ocasión a ver alguno de sus directos porque sobre un escenario está en su salsa. No es de extrañar que esté habituado al cartel de ‘entradas agotadas’.
Desde 2016 ha publicado Todo es ahora en directo y Geometría del rayo en directo que se completa ahora con Acústico, acústico, acústico, el álbum en vivo que completa esta trilogía. Verá la luz el próximo 3 de julio y, de momento, se ha puesto en marcha una pre orden de edición limitada para conseguir este doble CD/DVD en dos modalidades: con tres pases de backstage, o con un dibujo exclusivo y firmado por él mismo.
Hasta ahora ha ofrecido dos adelantos, Somos levedad y A San Fernando, un ratito a pie y otro caminando, dos de sus temas clásicos que se incluyeron en los 55 conciertos que ofreció en su última gira acústica el pasado año. La primera que hacía en este formato después de cuatro décadas dedicado a esto.
Este confinamiento le ha privado de los escenarios, pero no de disfrutar de la música. Y volverá, no sabe cuándo pero sí como no lo hará. De momento, se mantiene expectante y a la espera de cómo va evolucionando la pandemia. Él la deja atrás con la publicación de un disco y un libro del que nos ha hablado largo y tendido. De eso, de cómo recuerda la letra de tantas canciones o de aquella vez que salió al escenario en calzoncillos, hemos charlado un poco.
¿Cómo ha vivido un nómada como tú una cuarentena como esta?
Tengo dos caras, la parte de carretera, que es la parte más extrovertida, más luminosa, pero luego hay una parte de creación, que son muchos meses al año de estar en un pequeño estudio trabajando y a mí me gusta. Ahí también pinto, y tengo mis libros, no, yo soy bastante interior también.
Sacas un disco de tu primera gira acústica que hiciste el año pasado, ¿una prueba de que siempre hay tiempo para una primera vez?
Claro, y de probar cosas nuevas. Es aleccionador y te aporta vida. Quitando miedos, recelos, igual fracaso, pero voy a intentarlo, como hay buena voluntad y buena fe. Después de bastantes años de giras y discos, siempre eléctricos, formaciones típicas de rock, en la otra gira hice eso, pero al acabar estábamos todos apenados, queríamos seguir. Pensé, voy a inventarme algo para justificar que quiero seguir. Y pensé, si nunca he hecho un acústico, nunca. Ha resultado una experiencia preciosa, poder cantar soltando menos alaridos, desgañitándome menos.
¿Lo más complicado de este formato?
En el acústico tienes que cantar muy bien, afinar mucho, porque se te ve el plumero, ahí está todo desnudo. Las guitarras acústicas acompañan dulcemente, la guitarra española, pero no te tapa. Una guitarra eléctrica, con distorsión, en un momento dado un pequeño gallo, no pasa nada, ayer me fui de fiesta, estoy un poco afónico, no, en acústico, prohibido. Tienes que hilar muy fino. Ha sido muy bonito y todo el mundo se ha puesto las pilas.
Fueron 55 conciertos de tres horas de duración… sobredosis sin saber lo que iba a venir después, ¿cómo ves ahora el futuro de los directos?
Incierto, irá mandando la necesidad, el consejo clínico, la peligrosidad de las situaciones. Con todo el respeto, veo que hay algún compañero tocando en un escenario y abajo la gente en coches, no lo criticaré, pero no me apetece hacer eso. Esas fotos que salen ahora que parecen sacadas de Blade Runner, con gente sentada en sillas separadas a tres metros de la de delante o la de al lado, es todo muy desangelado. Si alguien lo hace, ellos sabrán, pero yo así no quiero hacer los conciertos. Me parece bien que sean 400, yo he cantado para 400 y para 50 y a mucha honra, y he sido muy feliz, prefiero poquitos pero que estén un poco juntos, que los novietes se puedan dar la mano, calorcillo humano. La separación, no lo veo claro.
Con toda mi jeta, salgo y canto una canción de hace 35 años y cuela, en el sentido cariñoso.
Lo tuyo fueron conciertos de tres horas con cabida para muchas canciones, pero con cuatro décadas haciendo temas, hay mucho material, ¿te costó elegir el repertorio?
La verdad es que siempre me cuesta porque las canciones tienen su vida propia y se agarran a ti como lapas y les coges cariño. Desde el año 81 que formamos Los Rápidos hasta el día de hoy habré compuesto trescientas y pico, elegir treinta, me cuesta. Al final elijo de mi repertorio de Manolo García, algún recuerdo, en esta gira he tocado una de las primeras canciones que yo compuse, Navaja de papel, con Los Rápidos, canciones muy antiguas pero que para mí siguen vigentes y las canto con gran cariño y las siento actuales. Con toda mi jeta, salgo y canto una canción de hace 35 años y cuela, en el sentido cariñoso.
Son muchas canciones, durante muchos años, ¿eres capaz de mantener en la memoria la letra de todas esas canciones?
Para nada, sería yo Superman. Sucede a veces, estar en un bar o en el coche, y en la radio suena una canción muy antigua tuya y dudas, ¿cuándo hice yo esto? Ni te acuerdas, no ya de la letra, sino la canción. Por unos instantes dudas. Cuando vas a hacer una gira y haces una selección de canciones tienes que estudiar y a veces llevar chuletas y a veces, en los conciertos, te quedas en blanco y yo lo digo con toda mi franqueza y mi confianza con el público, ‘oye, que me he quedado en blanco, seguid vosotros’. No pasa nada. Olvidarte de una letra, tampoco es tanto. Se ve lo poquilla cosa que somos. Tanta parafernalia, tanta luz, los astros de la música, los reyes del rock y luego, como todo el mundo, caspa, caries, halitosis, aerofagias… somos humanísimos.
Tú eres un gran fotógrafo, ¿con qué imagen te quedarías de esa gira?
En este tipo de giras de teatros, la foto suele estar en la trastienda, entre bambalinas. En camerinos hay a veces unas situaciones hilarantes, cómicas, somos bromistas y, a veces disfraces. El cambio de ropa, antes de salir hay un punto de presumidos, ahí hay foto, siempre. ‘Ponte la falda de Olvido’… ‘¿pero qué dices’… ahí hay broma y foto también.
Pero tú, todavía, no has salido con falda, ¿no?
No, yo he salido con una bata de boxeador. Y en calzoncillos.
Me fui a una tienda de lencería y compré unos calzoncillos rojos.
¿Pero en la última gira?
No, en la anterior. Además, como ya tenía la pequeña broma en mente me fui a una tienda de lencería y compré unos calzoncillos rojos, ya que voy a enseñar los calzoncillos, que se vean bien. Una chorrada como otra.
Cristina Zavala
Periodista enamorada de todo el entretenimiento. Enganchada a la tele, los libros, los últimos lanzamientos...