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Whatsapp del cole: Si estás en uno puede que hayas pasado por estos 5 estados
Y puede que estés deseando que lleguen las vacaciones
Ser padre te lleva a vivir situaciones muy surrealistas que nunca hubieras imaginado antes de plantearte esta faceta en tu vida. Sabes que tienes que enfrentarte a la educación de los más pequeños, que no es tarea fácil. Pero hay cosas que seguro que nunca te habías siquiera planteado, por ejemplo, entrar a formar parte de la comunidad de padres del colegio. Desde que apareció whatsapp, está más activa que nunca.
Si no te ha quedado más remedio que entrar en el grupo de la clase de tu hijo seguro que habrás pasado por uno de estos 5 estados que les resultarán familiares a más de uno. Hay momentos en los que seguro que desearás salirte… pero quedarte al margen te resta poder, porque te quedas sin saber lo que se cuece y, además, ya mirarán de otra manera a tu hijo. No compensa. Pero seguro que estás deseando que lleguen las vacaciones para desconectar (claro que no faltará el que comparta alguna foto de su viaje familiar). Aunque, lo mismo has tenido suerte y tu grupo es tranquilo, discreto y casi ni te has enterado que existe...
1. El ‘gracismo’
Es curioso descubrir lo agradecida que es la gente por el grupo de whatsapp del cole. Puede que te cruces a algún padre a la salida de clase y que ni siquiera te salude. Pero si ofreces algún tipo de información en un momento puntual o compartes las fotos de alguna excursión, prepárate para recibir unas cuantas decenas de mensajes con un simple ‘gracias’. ¿Alguien se parará a pensar que el que comparte la información ya da por sentado el agradecimiento y no necesita esa saturación de mensajes? Mejor no lo expreses en alto porque encima te tacharán de maleducado.
Este tipo de cadenas también se da cuando alguno de los niños ha perdido algo en el cole y sus padres piden que se revisen las mochilas del resto por si pudiera aparecer. En lugar de recibir un mensaje de ‘lo encontré, mañana te lo llevo’, recibe 50 de los que no han encontrado nada. Vuelta a la saturación.
2. La auto elegida delegada de grupo
Luego está ese momento en el que un padre o madre (suele ser más normal dentro del ámbito femenino), se erija en una especie de delegada del curso y, casualidades de la vida, suele ser ama de casa con mucho tiempo disponible. Tiene muchas ideas y las plantea en el grupo para buscar apoyo que secunde sus proyectos para sacarlos adelante. Y claro, tú que estás hasta arriba con el trabajo, la casa, los niños y mil marrones más, piensas… ¿Nadie podría encontrarla algún tipo de hobbie?
3. El wallapop escolar o mitin improvisado
Se supone que estos canales de comunicación tenían que ser para asuntos estrictamente relacionados con el colegio. Pero, nada más lejos de la realidad. No sería ficción decir que en más de una ocasión se han encontrado anuncios de televisiones que se venden o casas de alquiler para vacaciones.
Pasemos que se difundan actividades solidarias en un intento de captar adeptos, no vamos a quejarnos que hay que es por una buena causa, pero ¿es necesario aceptar los mil anuncios? Eso por no hablar de los que comparten vídeos con mítines políticos o reflexiones religiosas. No es ficción…ocurre. Y de vez en cuando, algún valiente, se atreve a recordar que el grupo es estrictamente escolar.
4. La clase de educación
Uno de los peores estados en un grupo del cole es el que acoge enfrentamientos entre padres. “A mi hijo le ha pegado hoy un compañero en el patio. Yo no quiero decir nada, pero…”. Y ahí empieza el debate sobre cómo hay que educar a los niños o no. Y claro, la situación se va tensando y se convierte en algo personal. Porque al final, cada uno mira por su hijo que parece el más santo del lugar y los otros son sólo demonios que van contra él. Lo mejor es mantenerse al margen y dejar que otros se desahoguen, pero no deja de ser incómodo.
5. El carnaval
Luego está ese momento de carnaval, cabalgata o fiesta de turno para la que tienes que hacer gala de tus habilidades manuales. Hay padres a los que les gustan este tipo de actividades y plantean un disfraz grupal, te mandan cinco hojas de instrucciones que no sabes ni por dónde coger y acabas sometido a un tipo de estrés que no te deje dormir por las noches. ¿No será más práctico comprar el disfraz? Que no todos somos habilidosos... Pero ahí estás tú rodeado de goma eva, aguja e hilo, purpurinas, pompones y materiales varios en un intento de hacer algo medio decente que no deje en un lugar demasiado humillante a tu hijo.
Cristina Zavala
Periodista enamorada de todo el entretenimiento. Enganchada a la tele, los libros, los últimos lanzamientos...