Especial
Bandas sonoras de cine inolvidables que marcaron nuestra infancia
John Williams, Ennio Morricone, Hans Zimmer, Alberto Iglesias y otros tantos compositores nos han regalado auténticas obras maestras de la música, pero... ¿Sabrías distinguirlos?
Utilizando una referencia gastronómica, la música es al cine lo que la sal a un estofado de carne: un aderezo necesario para hacer que un manjar pase de ser bueno a una pieza perfecta. Cientos de películas que han marcado nuestra infancia y adolescencia –y no precisamente porque sean para niños– tenían bandas sonoras que aún tarareamos en la ducha o repetimos sin cesar cuando alguien las escucha por la calle. O simplemente cuando recordamos tal o cual escena de aquella película que nos dejó conmocionados a los quince años.
Sería imposible enumerar en una lista ordenada de cuáles son mejores y cuáles peores. Por eso creo que lo más sensato es seleccionar algunas de las grandes partituras audiovisuales de nuestra historia y dar el reconocimiento que merecen a sus autores. ¿A quién escoger? Elegir entre John Williams, Ennio Morricone, Hans Zimmer, Alberto Iglesias, Jerry Goldsmith, James Horner, Nino Rota o Danny Elfman es una tarea imposible. Todos tienen su personalidad y han firmado composiciones tan excelentes como mundialmente reconocidas.
John Williams: el genio de Star Wars
Por su proyección internacional y los premios que ha adquirido a lo largo de su vasta trayectoia profesional, que arrancó en 1952, John Williams suele encabezar la lista de compositores musicales más prestigiosos de nuestra historia. A sus 88 años se ha llevado 5 premios Óscar y 52 nominaciones, que se dice pronto. El único hombre que lo supera en cantidad es Walt Disney.
Si imaginamos Star Wars nos vienen a la mente las partituras que compuso para George Lucas. Hablamos de la orquestación perfecta, el 50% del éxito de una franquicia galáctica que sin su música no habría llegado a ser ni la mitad de la leyenda que es ahora.
Lo mismo podríamos decir de La lista de Schindler, obra maestra de Steven Spielberg sobre los guetos judíos durante la ocupación nazi en Polonia. O de Indiana Jones, E. T., El Extraterrestre, Superman, Jurassic Park, El imperio del sol o Tiburón, películas con las que crecimos, que nos hicieron soñar, reír, llorar y hasta tener pesadillas bajo el agua con depredadores acechantes.
Solo con mencionar esos títulos ya nos viene a la mente una serie de notas musicales. Asociamos con un abrir y cerrar de ojos un universo cinematográfico con otro universo, esta vez musical, que lo representa en sueños. Como cuando pensamos en la Guerra de Vietnam de Francis Ford Coppola en Apocalypse Now y nos llegan los gritos psicodélicos de Jim Morrison, vocalista de The Doors, cantando The End desde el más allá. Película y banda sonora tienen una relación orgánica y se representan mutuamente. Una es extensión de la otra.
Ennio Morricone y Nino Rota: espíritu italiano
Quizás el único que se equipara a Williams en proyección internacional y cantidad de trabajos producidos para cine es Ennio Morricone, quien suma más de 500 composiciones. Por algo ambos han sido galardonados con el premio Princesa de Asturias de las Artes este mismo año.
¿Os suena ese silbido seco con reminiscencias tirolesas de El bueno, el feo y el malo? ¿Los duelos eternos de Hasta que llegó su hora con una armónica que resuena bajo el ardiente sol de Almería? ¿Unos trombones graves con los que abre el extremo western de Tarantino, Los odiosos ocho? ¿O quizás prefiramos escoger las partituras de La misión, Los intocables de Elliott Ness, Érase una vez en América o Cinema Paradiso? Todos son iconos del cine internacional que no serían iguales sin su música.
Pero entre los grandes compositores italianos no está solo Morricone: Nino Rota se ha hecho también un puesto entre los músicos de cine más grandes de Europa por sus trabajos junto a Federico Fellini y Luchino Visconti en Ocho y Medio y Rocco y sus hermanos, respectivamente, y especialmente por su colaboración con Coppola en la trilogía de El Padrino, por la que recibió su único Óscar. A veces se les confunde, pero sus estilos son muy diferentes.
Alberto Iglesias: proyección española
España también ha dado un gran compositor fichado por Hollywood: Alberto Iglesias. Habitual colaborador de Pedro Almodóvar –firmó la banda sonora de Dolor y Gloria, Todo sobre mi madre, La piel que habito, Volver y Los abrazos rotos–, Iglesias se ha labrado un futuro prometedor en Estados Unidos gracias a sus trabajos en El topo, El jardinero fiel y Che, por las que ha recibido hasta tres nominaciones a los Óscar y decenas de premios internacionales.
Todo un portento musical con un futuro prometedor en cuyo currículum se incluyen las excelentes bandas sonoras de Ma Ma y Lucía y el sexo, ambas de Julio Medem. Este último es uno de sus trabajos más famosos, conocido en toda España.
Hans Zimmer: el favorito de Christopher Nolan
El éxito reciente de Christopher Nolan es casi parejo al de su compositor de cabecera, Hans Zimmer, que ha compuesto las bandas sonoras de El caballero oscuro, Origen, Interstellar y Dunkerque, aunque su trabajo más famoso lo hizo con Ridley Scott en Gladiator. Ha recibido diez nominaciones a los Óscar, aunque el único que se ha llevado a casa es el de 1994, fecha en la que creó la composición de una de las películas más emblemáticas de Disney: El rey león. También nos ha hecho soñar con La delgada línea roja, El príncipe de Egipto y Rain Man.
A tener en cuenta: Elfman, Goldsmith, Shore, Horner y Giacchino
Sus bandas sonoras son archiconocidas, pero a veces se confunden sus trabajos con los de otros compositores más famosos, como si estos últimos hubiesen acaparado todo el escenario musical. Nada más lejos de la realidad: Danny Elfman, por ejemplo, puso la banada sonora de El indomable Will Hunting, Pesadilla antes de Navidad y Big Fish y es un habitual colaborador en el cine de Tim Burton.
Jerry Goldsmith, fallecido en 2004, ha dedicado lo mejor de su carrera a algunos clásicos: firmó la banda sonora de Chinatown, Poltergeist, El planeta de los simios y de la película de Star Trek. El único Óscar de su carrera se lo llevó por La maldición de 1972. Aunque los fans de la ciencia-ficción nos enamoramos de sus composiciones en Alien, el octavo pasajero.
Una partitura suave, enigmática, que parece sacada de un lugar muy, muy lejano del espacio y que después James Horner readaptó para James Cameron en Aliens. Y no sería la primera vez que Horner y Cameron trabajaran juntos: repitieron en Titanic y Avatar, aunque Horner también trabajó esporádicamente con Mel Gibson en Braveheart.
Howard Shore, por el contrario, ha compuesto menos piezas para cine, pero sus trabajos son extremadamente conocidos por todos los cinéfilos. Principalmente porque se ha encargado de coordinar la música de El señor de los anillos, la épica tirlogía de Peter Jackson inspirada en las novelas de Tolkien, y por la que se llevó nada más y nada menos que tres premios Óscar. Más allá de eso ha sido el responsable de coordinar la banda sonora de La invención de Hugo, El aviador y Gangs of New York. Es el preferido de Martin Scorsese.
Otro de los grandes compositores modernos es Michael Giacchino, quien se ha encargado de adaptar a nuestros tiempos la banda sonora de John Williams en Star Wars, aunque los más puristas lo conocemos por haber creado la descomunal banda sonora de la serie Perdidos, que lo lanzó a la fama. Giacchino, el preferido de J. J. Abrams, ha puesto también las bandas sonoras de Up, Ratatouille y Coco. Es un habitual en los despachos de Disney y Pixar.
Recordarlos a todos es fácil si se les asocia con el director con el que más han trabajado: John Williams y Steven Spielberg; Ennio Morricone y Sergio Leone; Nino Rota y Federico Fellini; Alberto Iglesias y Pedro Almodóvar; Hans Zimmer y Christopher Nolan; Danny Elfman y Tim Burton; Howard Shore y Peter Jackson; Michael Giacchino y J. J. Abrams; James Horner y James Cameron. Todos ellos gigantes de la música y el cine.