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La hija de Olivia Newton John: vegana, budista, cultivadora de cannabis y antivacunas
La actriz de 'Grease' también se ha sumado a la polémica al estar de acuerdo con los argumentos de su hija, Chloe Lattanzi, y ha dicho que no piensa vacunarse
Chloe Lattanzi es la hija de Olivia Newton John. Tiene 34 años, es budista, vegana, confiesa ser cultivadora de cannabis y dice posicionarse en contra de las vacunas. Preguntada por el Herald Sun, la hija de quien diera vida a Sandy en Grease confesó, no ser estrictamente negacionista sobre el asunto: "Lo que pasa es que no quiero que metan mercurio y pesticidas en mi cuerpo".
Lattanzi, que pasó por una clínica de desintoxicación para superar su adicción a las drogas, que también tuvo problemas de anorexia y es, además, una aficionada a las cirujías plásticas, dice que "la medicina natural" es su partido político. "No soy republicana ni demócrata. ¿Qué haces cuando no entras en ninguna etiqueta?", se pregunta la joven hija de Newton John.
"¿Qué pasa cuando eres vegana, cultivas cannabis, defiendes los derechos LGTBI, eres budista y no apoyas las vacunas?", continúa Lattanzi. "Para mí la medicina la medicina verdadera es la que proviene de la Tierra. La gente se fía de estas vacunas porque los médicos defienden su seguridad. Si yo hubiese tenido oportunidad de consumir hierbas y plantas de bebé en vez de que me inyetasen toxinas, os aseguro que lo habría hecho".
Estos comentarios que han generado sarpullidos entre los seguidores de su madre, a la que han criticado por estar en sintonía con parte del pensamiento de su hija y decir que no se va a vacunar. "En este momento no lo pienso hacer", añadió Olivia Newton John a las declaraciones de Chloe Lattanzi, publicadas por el mismo medio. Aunque no ha dado muchas explicaciones, todo apunta a que la estrella del musical más famoso de la historia sigue los polémicos consejos de su hija. O, al menos, no está en su contra.
Cada uno es libre de comer y consumir lo que quiera, pero en el momento en el tu salud afecta a la de los demás, las cosas se tuercen. Formar parte de ese movimiento antivacunas es contraproducente para uno mismo y para los demás. La irresponsabilidad de unos puede poner en juego la vida de otros. Así de sencillo.