Especial
Albert Álvarez publica ‘Metamorfosis’: “Surgió cuando no estaba bien ni psicológica ni físicamente ”
Tras ‘Mujeres y hombres y viceversa’, ‘Supervivientes’ o ‘La casa fuerte’, ahora debuta en la literatura
Albert Álvarez tiene una cara muy reconocida y es que en los últimos años se ha convertido en uno de los recurrentes en los realities de Mediaset. Le hemos visto en Mujeres y hombres y viceversa, Supervivientes o La casa fuerte. Una faceta que empezó a desarrollar cuando se retiró de las pistas de atletismo donde logró conseguir ser campeón de España en varias ocasiones.
Llegó al deporte huyendo de una mala vida que le podía haber llevado a la cárcel o a las drogas. Pasó 22 años poniendo su cuerpo y mente al límite y consiguió los objetivos que se proponía hasta que llegó una lesión que le abrió los ojos y le hizo darse cuenta de que todo el reconocimiento social que había conseguido no era lo importante.
Dejar el deporte y comenzar un nuevo camino no fue fácil. En ese momento de crisis fue cuando decidió escribir Metamorfosis, el que se ha convertido en su primer libro. No es muy extenso, pero sí está cargado de mensajes que pretenden concienciarnos sobre la necesidad de enfrentarnos a la vida con análisis crítico. Una guía, además, para poner en equilibrio nuestro cuerpo, mente y alma.
Después de verte en programas como Mujeres y Hombres y Viceversa, Supervivientes o La casa fuerte, lo que menos podíamos esperar es que publicases un libro de estas características. Prejuicios, ya lo sé… ¿te has encontrado con muchos?
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La verdad, como no ha salido aún, no me he encontrado con ningún prejuicio porque la gente que de verdad me conoce, la gente de mi entorno, ya sabe cómo soy. Sí me gustaría que nos enfrentáramos a ese prejuicio y yo pudiera encontrarme en esa tesitura de experimentar. Y que la gente experimente que una persona puede evolucionar y que una persona tiene la capacidad de tener infinidad de alternativas en su vida. En este caso, para mí es una lección.
¿Qué te ha motivado a escribir este libro?
Hubo un momento en el que terminé mi carrera deportiva. Me he dedicado de manera profesional al deporte durante 22 años de mi vida y me enfrentaba al hecho terrorífico de dejar mi carrera porque se terminaba. Cuando me enfrenté a este proceso de cambio y decidí abandonar las pistas de atletismo, surgió este libro. Era un momento de cambio, cuando no me encontraba ni psicológica ni físicamente bien, nació de un conflicto personal.
Un libro de autoayuda. ¿Crees que este género es más necesario que nunca por las situaciones que estamos viviendo?
Se ha calificado como género de autoayuda y creo que debería ser una materia pendiente para todos, el hecho de conocernos a nosotros mismos. Partiendo de ahí, es algo simple y vital que es hacernos preguntas. Nosotros tratamos de comprender el mundo desde fuera y muchas veces se comprende mejor cuando nos preguntamos a nosotros mismos quiénes somos y cuáles son las necesidades de nuestra alma.
No todos se hacen esas preguntas…
Me queda claro porque yo ni siquiera me las había planteado en ningún momento de mi vida. Simplemente iba detrás de todo eso que me habían vendido, el éxito. En mi caso eran las medallas, que un político me diera una palmadita en la espalda, el reconocimiento público de algo… al final, a mí personalmente, eso no me ha hecho más feliz. En ese momento estaba haciendo preguntas fuera, estaba buscando respuestas en una aprobación, en una medalla, en ser campeón de España y creo que tenía que buscar en otro sentido que me hiciera más feliz o más estable.
Cuentas un poco tu historia con el deporte y aseguras que la entrada al centro deportivo fue la opción que quedaba. Pero, si hubieras tenido otras, ¿hubieras elegido el mismo camino?
Suena un poco poético o misterioso, pero cuando algo llega a nuestra vida lo tenemos que aprovechar así y nada es casual, todo llega para aprender algo. Me da la sensación de que si hubiera tenido otras alternativas hubiera hecho lo mismo en mi vida. El deporte ha sido complicado, ha sido duro, pero ha sido de lo más maravilloso que me ha pasado en mi vida. No lo cambiaría por nada y no cambiaría nada de lo que he hecho porque si ha llegado a mi vida es por algo.
El deporte te ha dado y te ha quitado mucho. Si tuvieras un hijo, ¿le animarías a convertirse en deportista de élite?
Esta es una pregunta que me he hecho en infinidad de ocasiones. Si te soy sincero, yo querría que mi hijo tuviera salud, que se relacionara en un entorno positivo. Los valores de algunos deportes son preciosos: el compañerismo, el luchar, el tener metas, tener objetivos… creo que es primordial. Pero el deporte a alto nivel a veces es un tanto lesivo. A veces luchamos solo por el reconocimiento y por cosas que no son tan necesarias. Me encantaría que hiciera deporte, pero no sé si a un alto nivel.
Dices que el deporte te salvó de otras vías como la delincuencia o las drogas, ¿hubiera sido tan fácil caer?
Hubiera sido sumamente fácil caer porque cuando estás en un entorno donde casi es lo normal… llegué a tener la cabeza enferma y a pensar que era parte de mi vida entrar en prisión porque entraban mis amigos, y estaba bien visto, era algo natural, era como ‘bueno, ya llegará mi momento’. Cuando llegas a ese punto estás enfermo, cuando aceptas algo que no debería ser así en tu vida, pero que tu entorno te lleva a pensar que sí. Hubo un momento en mi vida en el que sabía que antes o después iban a pasar cosas feas en mi vida.
Aseguras que descubriste que un político o un rey podían ser ladrones sin ser delincuentes. Zasca, ¿no?
Esto está escrito antes de que saltaran todas esas polémicas de las que tanto se ha hablado. He llegado a conocer a ladrones muy honrados. Les he preguntado a qué se dedican y me han dicho ‘soy ladrón, pero no te preocupes porque aquí, en el barrio, no voy a robar porque soy una persona honrada’. Ahí entra la dualidad, es ladrón, pero ¿puede ser honrado? Me sorprende que haya gente que no tenga esa valentía de admitir que es un ladrón y luego robe. Al menos el ladrón de mi barrio te avisa que es un ladrón.
Hablas de la adicción al reconocimiento social. Los aplausos del deporte y los de la tele, ¿son muy distintos?
Son parecidos. Es un contexto distinto, pero al final son aplausos. Cuando dices algo en televisión para que te aplaudan, al final te alejas de tus intereses personales, solo lo haces para que te aplaudan. Muchas veces hay cosas que quisieras decir que no serían aplaudidas, pero que son más tuyas que de nadie y son pensamientos internos que no se dicen, y cuando te ves movido por el reconocimiento, pierdes tu autenticidad. Eso es un peligro.
Dices que tú eras un ‘yonqui de la sociedad’, ¿has dejado de serlo?
Eso es una tarea a la que me enfrento todos los días. No puedo decir que he dejado de ser algo que he sido durante tanto tiempo. Mi mentalidad ha ido cambiando con todo lo que he ido viviendo y ahora, la situación de conciencia en la que me encuentro, me permite discernir realmente qué es lo que necesito y lo que busco y sé que el reconocimiento a mí no me aporta casi nada.
Afirmas que es importante elegir el tipo de personas que nos rodean. Tú has conocido muchas en televisión, ¿alguna de ellas forma parte de tu círculo más íntimo?
En la televisión he conocido a mucha gente, pero no están en mi círculo cercano. Puedo sacar dos o tres personas a las que tengo mucho aprecio, pero que llevan toda mi vida a mi lado y que he conocido en el día a día.
En el libro recoges que los suicidios se llevan cada año a casi tantas personas como el covid en sus siete primeros meses. O aseguras que patologías como el sobrepeso son mucho más mortales que auténticas pandemias. Un tema sensible en los tiempos que corren, ¿no?
Es un tema sensible pero real. Entiendo que estamos en una situación difícil en la que todos tenemos que tener mucho cuidado y ser más conscientes que nunca. Pero hay temas que, a mí, por mi manera de pensar en el colectivo, me producen tristeza. Mueren muchos niños en África porque no tienen ni siquiera agua, o en otros continentes se habla de muertes porque no tienen alimento. Ahora mismo estamos en una pandemia, pero lleva mucho tiempo muriendo mucha gente en condiciones infrahumanas y es a eso a lo que hago referencia.
“Interesa que las enfermedades proliferen en la población, es un gran negocio para las farmacéuticas”. Entonces, ¿nos vacunamos o no nos vacunamos?
Esa es una decisión totalmente personal. Creo que la vacuna, por lo que estoy viendo, está en proceso experimental. Este libro nos ayuda a discernir qué es lo que queremos y lo que no, así que, que cada uno decida lo mejor para él. Si alguien cree que con la vacuna va a solucionar los problemas y ahí está la solución de todo, adelante. Soy el primero que anima a que todo el mundo se la ponga. Si por contrapartida, crees que puede dañar tu salud y crees que está en una fase experimental y prefieres esperar un tiempo a que todo evolucione un poco y te aseguren que no va a tener efectos secundarios en tu salud, también creo se merecen que tengan esa reflexión.
Piensas que creer que podemos destruir el planeta es alardear de excesivo poder. Una causa que parecen haber abanderado los jóvenes últimamente, ¿un poco egocéntricos?
Podemos terminar con la capa de ozono, con los animales que nos rodean, con toda el agua del planeta… pero el planeta Tierra durante millones de años ha recibido glaciaciones, impactos de meteoritos… y el planeta ha seguido adelante. Se destruye todo lo que está en su superficie y sigue avanzando, se regenera y tiene sus procesos cíclicos y creo que es alardear decir que podemos destruir el planeta. Si acaso podemos destrozar el medio en el que nos desarrollamos. Creo que las políticas deberían ir en favor del medio ambiente porque no solo con que una persona recicle en su casa se contribuye al cambio. Si no hay una política por encima que ayude a que esas leyes vayan en favor del planeta no vamos a conseguir nada. Hay mucha gente concienciada pero las políticas no lo están.
Dedicas un amplio apartado a las redes sociales que aseguras que están lastimando a millones de usuarios que, al no sentirse altamente calificados, recurren a la deformación de la realidad, ¿alguien sabe a estas alturas cuál es realmente la realidad?
Hay estudios científicos que hablan de que la realidad no existe. Creo que es un tema que hay que mirar con detenimiento. En redes sociales puedes ser quien realmente quieres ser. Si quieres ser más alto, puedes hacerlo, si quieres más bello, puedes hacerlo, más rubio, más morena, puedes hacerlo. La cirugía está apoyando eso en el día a día, está haciendo realidad esos cambios. Todo eso es una parte exterior y haciendo cambios en el interior podemos conseguir cosas grandiosas. La gente tiene miedo a enfrentarse a la realidad porque muchas veces es lo que hay y eso no gusta. Gusta más ese mundo donde puedes cambiar todo aquello que no te gusta. Son plataformas muy atractivas, pero hacen que no te puedas enfrentar a la realidad.
Aconsejas un détox digital de vez en cuando, ¿cuál es el máximo tiempo que has aguantado?
El máximo tiempo ha sido obligatorio, tres meses en Supervivientes donde no tenía redes sociales. Cuando volví a España, estuve la primera semana sin redes, al final fueron tres meses y medio. Cuando agarré el móvil tuve tanta ansiedad de ver todo lo que estaba ocurriendo… piensa que es un choque brutal con la realidad. Pasas de estar en la nada donde solo escuchas el canto de los pájaros y pescas, a enfrentarte con la realidad. Es como si te arrollara un tren.
¿Te consideras un personaje televisivo?
Si te soy sincero siempre me ha gustado más recordarme como deportista. Lo que hago en televisión es trabajo. Cuando acuden a mí y me preguntan si me gustaría hacer un proyecto lo evalúo, pero no me identifico con mi trabajo, ni siquiera lo hago con el deporte, creo que somos más que eso.
¿Qué sacas, aparte de dinero, de este tipo de experiencias?
Sonará un poco idílico, pero hubo un día en el que tuve un sueño, tenía 28 años, ahora tengo 31, y dos semanas después se me hizo la propuesta de ir a televisión, cuando ni siquiera pensaba que eso fuera posible. Creí que era un mensaje, un camino que tenía que hacer. Por una vez he hecho algo que me gusta que es escribir y compartir. Uno de los objetivos fue ganarme un sitio entre la visibilidad de la gente joven de este país, y creo que lo conseguí, para poder dar un mensaje que está implícito en ese libro.
¿A Mujeres y Hombres y Viceversa fuiste realmente a buscar el amor?
Inicialmente llegué como una oportunidad laboral, en la situación en la que me encontraba, la necesitaba. Fue el primer motor, pero tenía predisposición a encontrar a alguien porque estaba soltero y lo llevé a cabo. Quise conocer a alguien de manera real.
En el libro no le das mucha credibilidad a las apps de citas, ¿es el paralelismo con los programas de citas?
Cuando fui a encontrar el amor me entregué y vi la oportunidad de conocerme y conocerlas a ellas. Sin embargo, el objetivo de muchas empresas de citas online es que pases tiempo dentro de la aplicación porque monetizan ese dinero con la publicidad. El objetivo no es que encuentres, sino que busques y me da lástima porque se juega con la ilusión de muchas personas a las que les gustaría encontrar a alguien. Hay empresas demandadas por que utilizan reclamos y perfiles falsos para engañar a los usuarios y que estén el mayor tiempo posible en la aplicación sin encontrar nada y no puedo participar de eso.
¿Las has probado?
Nunca he probado una red social con ese fin. Nunca diría que no, si tuviera problemas para encontrar pareja, lo veo factible. Hay gente que no tiene tiempo o tiene muchas inseguridades y si hay una plataforma que ayude, es maravilloso.
Relatas la experiencia de Supervivientes. Tu padre te dijo que “no eres más que nadie, pero tampoco menos”. ¿En algún momento te tuviste que repetir este consejo estando allí?
Me tuve que repetir ese consejo durante casi todo el tiempo porque muchas veces, por mi manera de ser, intento pasar desapercibido y hacer un trabajo que no luce tanto. Me di cuenta de que en el mundo de la isla era una persona con más poder que fuera. Fuera era un pez pequeñito dentro de ese mar de estrellas que eran tan populares y célebres en este país. Pero allí era más grande porque era útil, trabajaba y usaba las manos con ingenio y traía alimento y eso me dejaba una posición de poder que no me gustaba usar. No me gustaba apretar las tuercas a los demás y extorsionarles con la comida, que allí es muy fácil. Pero yo no funcionaba así. Había otros que eran de esa manera porque la sociedad les ha hecho así. Toda la vida han tenido gente detrás suyo haciéndoles las cosas. Había algunos que se creían superiores y todos somos iguales.
Cambiando de tema, en el libro, apuestas por el mindfulness, ¿un gran desconocido?
Para mí fue un gran descubrimiento. Estaba muy acostumbrado a entrenar el cuerpo y me había olvidado de la mente. Son procesos muy simples pero que obtienes muchos resultados. Imagínate que llevas un barco y decides cambiar solo un grado la dirección. Si haces ese cambio, que es una pequeña cosita, al final del recorrido te lleva a puertos distintos. Esto pasa con esas experiencias que te doy en el libro, si las mantienes en el tiempo, puede que cambies tu destino. El mindfulness hace que te detengas, que pares un poquito y que, sobre todo, estés en el presente y eso produce cambios brutales.
Tú eres preparador físico. Si te pidiera consejo para saber si debo centrarme en mi salud mental o en la física, ¿cuál me dirías?
Somos personas auténticamente mentales. Puedes ser muy alta y fuerte, pero si te quitan el alimento, te lo digo por experiencia, tu mente solo piensa en comida y empieza a dominar tu cuerpo. Creo que el proceso inicial es centrarte en tu mente y tener una estabilidad a nivel mental que te permita discernir entre lo que necesitas y lo que no. Seguro que después empiezas a realizar actividad deportiva porque desde una mente lúcida y tranquila se puede pensar mucho mejor.
Al final, la conclusión del libro es “vivir libre en el sistema sin pertenecer a él”, ¿lo has conseguido?
Es una tarea a la que me enfrento todos los días. Esos cambios me han hecho sumamente libre, brillar de otra manera. Cuando te dices en tu cabeza ‘no puedo’, te aseguro que no puedes, pero cuando te dices ‘puedo’ el paradigma mental cambia. A mí me ha servido para entender cómo es mi entorno. Me ha venido muy bien y he progresado muchísimo.
Cristina Zavala
Periodista enamorada de todo el entretenimiento. Enganchada a la tele, los libros, los últimos lanzamientos...