Especial
Drogas y hachas: la aterradora confesión de una actriz de ‘Juego de Tronos’ contra Marilyn Manson
Cocaína, marcas en la piel hechas con cuchillos y extraños juegos sexuales: una nueva delación vuelve a poner al cantante de thrash metal contra las cuerdas
A Marilyn Manson se le están poniendo las cosas cada vez más feas. Después de que Evan Rachel Wood lo acusara de agresión sexual y la cantante Phoebe Bridgers confesara que el propio Manson le explicó que tenía un "cuarto de las violaciones", ahora es una conocida actriz de Juego de Tronos quien pone contra las cuerdas a la estrella del thrash metal.
Se trata de Esmé Bianco, la actriz que interpreta a la prostituta Ros en la ficción de HBO –quien, casualmente, muere asaeteada por el psicópata de Joffrey Baratheon. Bianco ha relatado que cuando ella tenía 26 años fue contratada para aparecer en el videoclip pseudo-erótico I want to kill you like they do in the movies.
Allí, siempre según la versión de la artista, él se propasó. Empezó a ponerse violento, tiraba las cámaras en ataques de rabia, le ofrecía cocaína en vez de comida y hasta llegó a azotarla en algunas escenas con un látigo y utilizó sin su consentimiento "instrumentos de torturas" similares a los que describió Rachel Wood. A pesar del mal trago, la actriz achacó todos esos desmanes a la necesidad de Manson de liberar su extraña –y enfermiza– vena artística.
Bianco se siguió viendo con Manson después de este incidente y años después incluso empezaron a mantener una relación esporádica y ella se mudó a su apartamento. Sin embargo, ese fue su mayor error, porque al convivir comenzó una nueva pesadilla. Controlador, maníaco, con extrañas filias sexuales como morderle mientras mantenían relaciones sexuales o hacerle marcas en el cuerpo con un cuchillo: todo parece encajar con el resto de acusaciones que pesan contra Brian Hugh Warner.
"Básicamente me sentí como una prisionera. Me convertía en su elemento de placer. Controlaba con quién hablaba. Llamaba a mi familia escondida en el armario", relata en una entrevista con The Cut. Algunos de sus amigos cercanos certifican que de vez en cuando veían a Esmé Bianco con el cuerpo magullado y algunas heridas provocadas por los juegos masoquistas de Manson. Un día, confiesa, hasta llegó a perseguirla con un hacha.
Una perturbadora acusación que agrava aún más la complicada situación en la que se encuentra Marilyn Manson.