Juan del Val: Del morbo de su novela, a ‘El Hormiguero’, el enfado de Agatha Ruiz de la Prada o C. Tangana
Hablamos con el marido de Nuria Roca de su último lanzamiento, ‘Delparaíso’, que ya tiene ocho ediciones y sumando lectores
Estamos acostumbrados a ver a Juan del Val en la tele. Es guionista y colaborador de El Hormiguero y jurado en El desafío. Un buen momento profesional con el que se divierte mucho y que compagina con la escritura, su vocación más fuerte. Delparaíso es su quinta novela y lleva ya ocho ediciones y sumando.
Nos retrata la vida de una urbanización que en poco se diferencia de algunas reales como La Finca de Madrid. Lugares donde se concentra gente rica obsesionada por la seguridad y la privacidad. En su escaparte de personajes nos encontramos con un adinerado que pierde su fortuna, adolescentes en busca de su identidad sexual, un marido infiel, impostores estafadores, un futbolista retirado, un drogadicto acusado del asesinato de su padre o una actriz con pasado.
También refleja las clases sociales no tan pudientes que encarna en un grupo de obreros rumanos, una enfermera o el jefe de seguridad de la urbanización. Y, pese a las cuentas bancarias tan dispares, lo cierto es que todos comparten miserias humanas que no distinguen de estatus económico.
Circunstancias de una normalidad que forma parte de una realidad que él se limita a retratar sin hacer juicios morales y que nos meten en las adictivas páginas de una historia que, por ratos, nos recuerda a Big Little Lies.
Ocho ediciones de tu quinta novela en un muy poco tiempo, ¿qué se siente siendo un escritor de éxito?
Es una barbaridad. Me siento muy feliz. Es una obviedad, pero sorprendido. ¡Qué maravilla cuando esto pasa! Pasarte seis semanas nº1 es más que bien. Me ha sorprendido porque es como un milagro. Candela fue muy bien y tuvo bastantes ediciones, pero no son comparables con el arranque de Delparaíso.
Nos convertimos en voayers de una comunidad que bien podría ser La Finca de Madrid, ¿cierto morbo en eso?
Yo creo que tiene morbo, no es que yo lo busque, pero la gente lo encuentra y la gente lo busca más el lector que el propio autor. No tiene que ser expresamente La Finca, porque hay otras similares en toda España. Urbanizaciones que están concebidas en torno a la seguridad y la gente se siente protegida de todo y eso me parecía interesante para hacer esta novela. La gente puede encontrar el morbo en un sitio que cree que es ese sitio, con unos personajes que cree que son esos personajes.
Yo no sé si tú vives en una urbanización de este tipo, pero, ¿qué te han dicho tus vecinos tras leer la novela?
No soy muy de hablar con vecinos. Donde yo vivo es una urbanización fabulosa pero no son estas casas, yo vivo en una categoría un poco inferior a las casas que aparecen en Delparaíso.
Vamos, que no has tenido que ir a cenar a casa de tus vecinos por compromiso como tus personajes.
No soy muy de eso, si voy a cenar es porque quiero, en general los compromisos, no. No me he cruzado con vecinos que me hayan dicho nada, mucho menos reproches. Pero, me da igual, en general no escribo con miedo a que alguien se enfade, si se enfada, allá él. Un escritor no puede escribir con miedo a que alguien se enfade, porque si no, no eres escritor.
Pones de relieve el mundo de las apariencias, ¿es imposible vivir al margen de él en los tiempos que corren?
Creo que sí es posible vivir un poco alejando de esa necesidad de aparentar. Sí es verdad que vivimos en un momento en el que, a través de las redes… la verdad es que siempre ha pasado que a la gente le ha gustado aparentando que le va bien en todos los aspectos de tu vida, pero creo que se puede vivir al margen, dentro de un orden porque no te puede dar todo igual. Creo que es muy poco interesante estar permanentemente de lo que piense el vecino sobre el coche que tienes, la casa que tienes, la ropa que llevas o lo mucho que te están divirtiendo para colgarlo en una red social. Eso, en general, me da bastante pereza.
También exhibes las miserias humanas al margen de la clase social a la que pertenezcas, aunque digo yo que, con dinero se llevan mejor, ¿no?
Hay una obviedad que es que tener dinero es mejor tenerlo que no tenerlo. Es un tópico muy cierto que el dinero no da la felicidad, pero es evidente que las penas con pan son menos penas. Este juego de que los ricos son los malos y los pobres son los buenos y honrados, en general, yo no me lo creo. Todo el mundo tiene miserias y muchas veces muy similares independientemente del dinero que tenga.
Tamara Falcó que podría verse reflejada en estas vidas de rica, ¿te ofreció algún punto de vista?
No, ninguno. No he hablado con Tamara de la novela ni antes, ni durante ni después de escribirla. No creo que haya ningún personaje similar a Tamara en la novela.
Denuncias los prejuicios. Si hay un robo es más probable que los culpables sean los obreros rumanos y si hay un asesinato, lo más probable es que el asesino sea el drogadicto. ¿Te sientes libre de esos prejuicios?
Todos, en general, prejuzgamos un poco, eso es inevitable pero no soy muy de prejuzgar ni casi de juzgar cuando conozco al culpable de lo que fuera. Siempre existe algún prejuicio por el aspecto físico que ves en alguien y piensas que es así y luego no es así.
Tenemos un gran abanico de tramas y personajes. Una pareja que sigue junta por interés, pero hacen vidas por su cuenta, ¿concebirías algo así en tu vida?
Las cosas son más habituales de lo que parece, la gente que está junta sin querer estar junta. Yo no. Yo estoy donde quiero estar y con quien quiero estar, nunca estaría porque me pareciera conveniente. Pero en general en las novelas no juzgo. Expongo la realidad, tampoco mi visión de la realidad y el lector hace con ello lo que quiere. Pero no pongo dosis ideológicas, sino que hago un relato donde le pasan cosas a los personajes. No doy clases de moral a nadie, que cada uno haga lo que quiera.
Hombre de la casa que se lía con la niñera… eso sí que es un tópico.
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Sí, pero bastante habitual. Ese personaje se lía con la niñera y todo lo que se cruza en general. Tira hacia todos los sitios.
“Espero no ser del todo lesbiana porque quiero tener hijos”. Frase de una joven que está descubriendo que le gustan las mujeres. ¿A día de hoy se entiende una frase así?
Hombre claro que se entiende. A día de hoy pasan muchas cosas. Si me dices si la concibo yo, no. Una niña de 16 años, sí. Tiene que ver con un convencionalismo, si eres de una familia tradicional y te tienes que casar y vivir en pareja, esa duda le puede entrar a una niña de 16 años le puede surgir esa duda. Las cosas no son como queremos que sean, son como son. Por supuesto que entran esas dudas y una niña preocupándose porque tiene atracción por otra chica y su vida no va a ser como en teoría debería ser, implica muchas cosas.
Hay una actriz que se ha liado con el rey y ha ganado dinero con esa relación, ¿echando más leña al fuego?
No… de verdad. Está un poco en el imaginario de todos. Conocemos a este señor y yo no sé si será verdad o no, ni tengo ninguna información, pero tienes una idea en la cabeza de que esto puede ser verosímil, otra cosa es que sea verdad o no.
Hay pinceladas musicales, pocas, pero las hay: Willie Nelson, Love of Lesbian… ¿de dónde sacas los referentes?
Tienen que ver mucho con series, aparte de eso, depende de lo que me gusta a mí o de lo que veo que le gusta a la gente. Hago alguna referencia a alguna canción de Big Little Lies que es una serie que me gusta mucho y, de hecho, alguna gente dice que mi novela tiene algo que ver con eso.
Los niños ricos de la novela escuchan Taburete…
Los niños ricos escuchan a Taburete y supongo que algunos pobres también. Igual que algunos niños ricos escuchan reguetón como los que no son tan ricos. Taburete es un grupo que se escucha.
¿Qué papel juega la música en tu vida?
Para mí es muy importante, escucho prácticamente de todo, que es lo que dice casi todo el mundo. Tengo hijos de 18, 14 y 10 años y escucho todo lo que van poniendo, aunque mi música es el flamenco y sobre todo cante, escucho flamenco puro. Luego hay cosas que me ponen que me gustan, por ejemplo, un tipo que me gusta mucho es C. Tangana y me parece bastante interesante lo que hace. Musicalmente lo que hace, me gusta mucho.
La última reflexión es que, al final, pase lo que pase, al día siguiente todo seguirá igual…
Esa es la conclusión que quería contar con este libro. En general tenemos menos importancia de la que creemos. Nuestra trascendencia es muy limitada. Lo importante es vivir. Somos extraordinariamente pequeños y es conveniente asumirlo. Hay que estar pendientes de no hacer daño a los demás y hacer que la gente que te rodea esté feliz, pero pase lo que pase contigo y conmigo hoy, mañana va a seguir todo igual, no va a cambiar nada.
Hablábamos de Big Little lies, yo no sé si lo próximo para ti será el guion de una serie.
No, reivindico la novela. Delparaíso tiene muchas posibilidades de convertirse en una serie, pero son idiomas distintos y eso lo tendrá que hacer un profesional que sepa desarrollar una serie y yo no lo soy. Yo soy guionista de televisión y hablo ese lenguaje de entretenimiento y luego, soy un novelista y puedo hacer un artículo. Desarrollar una serie tiene una técnica y tampoco me atrae mucho. Si la hacen serie, yo no la desarrollaré.
Guionista y colaborador de El Hormiguero, ¿qué es lo mejor de esta parte profesional?
Jo, es que me divierto mucho. Todo lo que vivimos en El Hormiguero, un programa diario, directo, con la cantidad de cosas que pasan… es mi trabajo y hay dificultades como en todos los trabajos, pero para mí es un regalo, me lo paso muy bien. Me parece que tiene un nivel importante y más interesante que el prestigio que la gente le da a hacer algo que entretenga a millones de personas todos los días. Para mí es un regalo, me lo paso de puta madre.
¿Ese valor que le das a la tele es como creador o como espectador?
Como creador y espectador, es un lenguaje. Una cosa es leer a Proust, que está muy bien y otra cosa es hacer Supervivientes. Las dos cosas tienen una potencia acojonante, no es tan frívolo como parece. Hay gente que, desde la intelectualidad, se coloca en una atalaya y dice ‘ay, es que yo no veo la tele’, como si fuera una cosa menor. Hombre, no tan menor… Como espectador hay cosas que me interesan menos el contenido, pero la manera de hacerlas me parece increíble. El de Supervivientes es un genio. O La voz, o El Hormiguero o Sálvame… son gente que escaleta muy bien y que hace cosas intelectualmente son muy potentes. Lo digo todo el rato, pero hay gente que, en general, se cree más lista que el que ve las cosas y esto es un mal de la sociedad, pero ese es otro debate.
Al paso que llevas, el televisivo vas a ser tú, ¿qué te ha aportado El desafío aparte de una buena polémica con Agatha Ruiz de la Prada?
Lo más habitual que he hecho siempre ha sido detrás de la cámara, ser guionista, o productor o redactor, y me divierte mucho y salir en pantalla, que ha sido de casualidad… Sí es verdad que estaba de analista en Ana Rosa, pero con menos audiencia que El Hormiguero, ponerme delante de la cámara me parece también muy divertido y me lo paso muy bien. Vamos a hacer una nueva temporada de El Desafío y para mí es algo que parece muy sencillo y me lo paso muy bien.
Con Agatha Ruiz de la Prada, ¿has hecho las paces?
No, es que el enfado con Agatha tiene una sola dirección, ella se ha enfadado conmigo y a partir de ahí ha empezado a decir cosas completamente extrañas, diciendo que han sucedido cosas que no han sucedido. Yo no estoy en eso ni mi interesa. Me da completamente igual. Ella se enfadó, yo no. Ella dijo las cosas que dijo, allá ella, ya veremos, y no tengo nada que decir.
¿Has empezado a escribir tu próxima novela?
Sí, claro, claro.
¿Te queda tiempo?
Ya me estoy organizando porque tengo que sacar tiempo para escribir una novela que quiere tener en un año. Para mí escribir es lo que más me importa de todo lo que hago profesionalmente, así que, tengo que sacar tiempo.
Cristina Zavala
Periodista enamorada de todo el entretenimiento. Enganchada a la tele, los libros, los últimos lanzamientos...