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India Martínez sobre su debut literario: “Puede que haya contado más de la cuenta”
Hablamos con ella del amor de su vida, relaciones tóxicas, su infancia sin Reyes Magos o su familia y sus perros
India Martínez, Jenny para los suyos, es una mujer tímida que con los años ha ido ganando confianza en sí misma. La suficiente para poder expresarse con libertad, aceptarse como es y superar cualquier obstáculo que se le ponga en el camino. Y de todo eso habla en su debut literario: Verdades a medias. Un libro en clave de poesía y prosa que nos muestra el lado más personal de una cantante que se ha ganado el respeto del público y de sus compañeros de profesión.
Es cercana, directa y sincera y eso es lo que se refleja en las páginas de este libro que no sólo lleva sus palabras sino también sus dibujos. Y, lo más importante, recogen experiencias de vida, momentos únicos y sentimientos profundos que no suelen ser tan transparentes cuando hablamos de un personaje público como es ella. Quizás por eso, se valore más el esfuerzo que ha hecho en este ejercicio de generosidad y valentía.
Verdades a medias nos ha dado pie a hablar con ella de pandemia, de familia, de recuerdos del pasado bonitos y dolorosos, de las críticas en redes, de igualdad, del amor de su vida, de sus perros o de música, su gran pasión.
Presentas tu primer libro, ¿fruto de la pandemia?
No tenía previsto acabarlo este año, la verdad. Pero se paró la vida de repente, dejamos de hacer conciertos y nos quitaron la libertad. Estuve un mes y algo un poco bloqueada, no me salía de nada. Pero, me acordé que ya tenía planeado sacar el libro y empecé a fluir un poco más adelante. Me puse a saco salía de una manera muy fluida. Escribiendo en prosa, que yo no estoy acostumbrada, me sentía como muy libre de escribir de los temas que no siempre te paras a profundizar. Ha hecho que descubra bastante mi interior. Nunca me había sentado tanto tiempo a escribir y profundizar en mis sentimientos, en lo que pienso, en mis recuerdos, o dejarme llevar tanto por la imaginación y la fantasía, creando esas metáforas que te elevan y te evades.
A través del libro conocemos a una nueva India, pero por lo que dices, tú también has descubierto cosas nuevas sobre ti misma, ¿no?
A ver, sigo siendo la misma, no soy otra. Llevo escribiendo desde muy niña pero no había compartido ni siquiera lo que ya tenía escrito, era como muy mío y te da vergüenza mostrarlo.
Te muestran en muchos ámbitos de tu vida en lo referente a emociones, ¿asusta compartir algo tan personal?
Cuando lo pienso fríamente puede que haya contado más de la cuenta, pero en realidad, después pienso, las he contado para mí misma, para liberarme, para sentirme a gusto, esta soy yo, cien por cien, y me gusta mostrarme tal y como soy. No me gusta quedarme a medias, como dice el título. Hay grandes verdades y puede que haya alguna más fantasiosa pero siempre nace de una verdad.
Hablas de la importancia de ser uno mismo y no lo que los demás esperan de ti, ¿cuándo empezaste a conseguirlo?
Desde muy niña he intentado ser siempre lo más parecida a mí misma. A veces, mi forma de ser o mi timidez, ha hecho que me cohíba en algunas ocasiones, pero vas a prendiendo en el camino y cada vez vas teniendo más confianza y te importa menos lo que opinen los demás. Algunas cosas puede que te afecten porque nos alimentamos de eso y cuando recibimos un halago, eso te alimenta y saca más de ti, como es este caso. La confianza me ha hecho llegar a este punto de escribir mi propio libro y desnudarme literariamente y casi literalmente a través de las letras y dibujos.
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Hay un recuerdo a tu abuela que murió el año pasado, ¿qué hubiera dicho de tu libro?
Ella apenas sabía leer, la pobre, pero me remueve tanto el recuerdo hacia ella… no sé si hubiera salido el libro de esta misma manera porque le he dedicado muchísimas cosas dentro de él… hasta en la portada me acuerdo de ella, en esos pies que dibujo dentro del libro, varios poemas… es un referente para mí y para mi familia que queremos muchísimo, aunque ya no la tengamos cerca. He aprendido mucho de ella y sigo aprendiendo. Me da mucha penita no tenerla cerca.
Hablas de tus orígenes humildes en un barrio donde no pasaban ni los Reyes Magos, ¿qué era lo mejor y lo peor de aquella época?
Son duros esos comienzos en los que empiezas desde menos de cero, no desde cero, sino desde menos, es complicado. Aunque la mayoría de cosas que recuerdo son bonitas, pero claro, de vez en cuando, te viene un flash raro, difícil. Hablaba de los Reyes Magos y me metía en la piel de esa niña de 6 o 7 años que no se explicaba cómo no podían pasar los Reyes Magos por allí cuando por el resto de sitios sí pasaban. Nos teníamos que ir al centro de la ciudad o verlo por la tele. Son detalles que no le echas cuentas en el momento, pero cuando eres más mayor te fijas en las dificultades y las cosas que no deberían ser justas para un niño. Tienen que tener el mismo derecho a cumplir sus sueños sin que les cueste el doble de caro, pero eso también te hace más fuerte y aprender muchos otros valores que no los olvidas nunca.
Fuiste nómada en tu infancia y aseguras que el movimiento es vida, pero supongo que con esa edad costaba verlo así, ¿no?
El momento eso de que cambiábamos de casa o de colegio constantemente, de ciudad, y otra vez a empezar. Te pasa un poco factura porque no terminas de adaptarte y eso que solo estamos hablando de cambio de ciudad o de casa, imagínate para las familias que cambian de país, de costumbres… Cada vez que llegaba a un colegio diferente estaba a un nivel de estudios. Era como ‘si yo iba genial en el anterior, sacaba dieces y aquí no apruebo ni música’… increíble, pero al final no te queda otra que echarle cojones.
Eso debe abrir mucho la mente…
Claro, y lo bueno que me llevo es que he conocido muchas culturas. En Almería hay mucha inmigración y mis amiguillas y amigos eran de Nigeria, Rumanía, otra chica árabe y yo que era tan observadora y escuchaba mucho porque hablaba poco, musicalmente me ha enriquecido muchísimo, a nivel de historias y de música.
¿Conservas amigos de la infancia?
Sí, alguno. No tengo tanto roce. Ana, una chica rumana, sobre todo muy apegada a mis hermanas. De vez en cuando le canto alguna canción en rumano y se pone a llorar emocionada.
Hablando de hermanas, ellas también están presentes en el libro, ¿qué significa ser hermana mayor para ti?
A veces una responsabilidad porque se supone que tienes que dar ejemplo, y siempre lo he intentado. Y como siempre he llevado el peso de la familia, junto con mi padre, en algunas ocasiones es como que no quiero que les falte de nada. Que estén bien. Somos cuatro hermanos, pero el chico nació el último y nos llevamos muchos años de diferencia, y a veces me da penita que se haya quedado allí solo y no tenga compañía con nosotros. Pero cada vez que nos juntamos intentamos compensar toda esa falta de tiempo y de cariño que se nos va acumulando.
Cuando os juntáis sois un terremoto que, además, llama mucho la atención en redes. Como la última foto con la que felicitaste el cumple a tu hermana, ¿leéis juntas los comentarios que generan fotos como esa?
Alguna vez, ahora le echamos menos cuenta porque no pensamos que va a repercutir tanto. Ya es como que nos da igual. La mayoría de lo que recibimos son halagos, por supuesto. Algún comentario machista también, de vez en cuando, por ahí. Me dicen, cada vez que subo una foto así, se me va gente… yo le digo, ‘no te preocupes que esos son los envidiosos’, porque no estamos haciendo nada malo. Es nuestro estado más puro y más auténtico. Nos lo pasamos increíble, tenemos mucha confianza y nos gusta aprovechar esos momentos, aunque no los compartimos todos. Nos reímos mucho, hay comentarios que son para reírse, la verdad.
De hecho, recoges uno en el libro: “Pensaba que te dedicabas a cantar, no a hacer lo mismo que las tontas sin cerebro”. ¿Uno llega a inmunizarse a este tipo de frases?
Primero no le echas cuenta, como que pasas, pero tenemos el defecto en fijarnos en los que te dicen ‘eso no me gusta’. Cien te dicen que le gusta y uno te dice que no le gusta y te fijas en ese. Al principio intento pasar, como que no lo he leído, pero un día dices ‘no te pases porque tengo corazón, tengo mi sensibilidad, mi opinión sobre esas cosas’ y al final acabo respondiendo. Este se la llevó, por todos los que me dijeron muchas cosas en otras ocasiones.
¿Qué le dijiste?
Entré y su perfil tenía una foto sin camiseta y fue como ‘qué me estás contando, encima tú a mí me dices que yo no me puedo poner en bikini porque soy cantante y no puedo estar en la playa y no puedo disfrutar del verano y compartir como cualquiera puede compartir una foto’. Le dije, ‘cuando estoy de vacaciones no canto, me baño, me pongo en bikini como todo el mundo, me voy a la playa’. Acabó cerrando la cuenta, lo avasallaron.
Cuentas episodios como el día del sold out en el Wizink Center y cómo saliste con las secuelas de una importante crisis alérgica, ¿has logrado localizar a qué le tienes alergia?
Estoy en ello, hay varias cosas. Hay veces que me lo provoca el ibuprofeno, creo que esa noche fue eso. Cuando te duele la cabeza, la garganta o la barriga del período o lo que sea, me tomaba algo así para quitarme el dolor, y creo que fue eso. Amanecí increíble. Ahora me pasa menos, porque algunas cosas las voy localizando. En cuanto tenga tiempo me voy a ir haciendo pruebas para ir descartando cosas.
Hablas de momentos complicados, relaciones tóxicas, abusos, juicios… ¿temes que la gente te juzgue por compartir estos episodios?
La verdad que no. Hay algunos que llevan más verdad que otros. Me encanta jugar con la poesía, hay algunos que puede parecer una vivencia propia, pero no. Siempre me guardo algo, por eso se llama verdades a medias. Nace de una verdad, por supuesto, pero después me encanta jugar con la poesía. Son cosas que en algún momento he sentido y son parte de mí. Hay algunas más duras y necesito como tirar esa basura y deshacerme de ella y no olvidar, pero dejarlas ahí y que no ocupen lugar dentro de mí.
Al final compartir determinados episodios resulta muy terapéutico…
Al final, el haberlo pensado y escrito para mí misma ha hecho que quizás haya contado más de la cuenta, pero me ha encantado. Esa soy yo y me encanta compartirlo para que me conozcan.
También hablas del otro lado, del amor de tu vida, al que conociste por la capoeira, ¿te ha censurado algo del libro?
Ahí me dejo volar, soy libre. La poesía y la canción deben estar libres, al igual que el cine y la creación, no nos ponemos límites en ningún sentido. Al revés, me apoya muchísimo y está super orgulloso.
Cuentas su positivo por coronavirus, ¿qué fue lo más difícil?
Cuando lo ves más cerca de ti es cuando te das cuenta de que es real lo que estamos viviendo. Te ha tocado y no te lo esperabas. El momento fue difícil porque no sabes a dónde va a llegar la enfermedad, era todo muy incierto. Nos provocaba un estrés y una situación…además, no poder estar juntos y tener que compartir la casa cada uno a un lado, y no poder darnos cariño… pero sobre todo el temor a que nuestros familiares más mayores lo pillasen. Nosotros al final somos personas sanas y deportistas y eso seguro que ayuda a llevarlo mejor.
Hablas de la educación que se ha dado a hombres y mujeres que no fomenta la igualdad, ¿en qué punto crees que estamos?
Estamos en la lucha. Venimos con mucho retraso desde otras generaciones. Hay veces que miras atrás y dices, ‘¿de verdad que en un anuncio de televisión se fomentaba la idea de que la chica ideal era la que mejor cocinaba, la que mejor planchaba o te aguantaba los malos humos?’. Venimos de eso y todavía hay generaciones que han vivido eso y es una brutalidad. Las niñas de hoy en día no se imaginan que eso haya existido porque estamos en otro punto y seguimos trabajando para que exista esa igualdad. Que tampoco sea una guerra contra los hombres, es una educación que nos han dado tanto a unos como a otras y hay que quitar esos estereotipos, que cada uno sea libre.
Pides sororidad, ¿cómo está ese tema de la unión entre mujeres dentro de la industria musical?
Cada vez estamos más cerca. Tengo muy buenos compañeros y compañeras que nos admiramos todos y nos apoyamos siempre. El hombre siempre ha tenido el factor del fenómeno fan que ha hecho que sobresalga más de la figura de la mujer artistas, pero hay grandísimas mujeres y hombres que nos han regalado muy buena música. Yo me he sentido querida y apoyada siempre por mis compañeros.
Argentina, Miami, Nepal… ¿qué te aporta viajar?
Me da la vida, sabores nuevos, me encanta compartir mi música con otros artistas de otros lugares con los que descubro estilos diferentes que puedo mezclar con los míos. El viaje a Nepal fue un antes y un después, un viaje espiritual que necesitaba mucho en ese momento. Nos fuimos mi chico y yo con Calleja y recorrimos Nepal y en el reportaje se ven muchas cosas que vivimos, pero detrás también hubo muchas otras.
Hay también un canto al planeta, ¿qué conexión tienes con la naturaleza?
Yo creo que todos buscamos la paz en la naturaleza, aunque no la cuidemos lo que necesitaría de nosotros. Se nos olvida. Tiramos de ella, pero cuando la naturaleza nos necesita, no la echamos mucha cuenta.
También está presente tu pasión por los animales y tu historia con Drogo que murió ahogado en la piscina. Fue en un templo budista donde te pudiste despedir de él y dar la bienvenida a otro perro, ¿crees que todo el mundo puede entender este amor?
El que haya tenido animales desde niño, lo puede entender más. Hay personas que lo descubren siendo más mayores, pero puede ser que alguno diga ‘¿cómo se puede querer a un animal lo mismo o más que a una persona?’. Pero se hacen querer igual que una persona y son parte de la familia para nosotros. Nos hacen mucho bien y para nosotros son nuestros niños, los mimamos mucho, nos quieren mucho y si me inspira para una canción, yo se la hago, o un poema. Me mueve mucho el amor por los animales. Tienen su Instagram y todo y cuentan sus cosillas, está muy gracioso. Ahora lo tenemos un poquillo abandonado, pero de vez en cuando subimos cosas porque si no, mis redes se llenarían de fotos de ellos.
Canción a medias con Cepeda, Mario Domn, Gianmarco, Tommy Torres… ¿acabarán en un disco algún día?
No lo sé, puede que alguna sí. Por si acaso, no quería correr el riesgo de que no salieran nunca y se me queden ahí en el tintero. Aunque estén a medias y no estén completadas, les queda hervor para que acaben de salir. Puede que alguna salga, no estoy segura, la verdad, pero no quería quedarme con la espinita y son encuentros tan bonitos y tan mágicos, que nunca había compartido, que tienen que ver la luz.
Hablas de las casualidades que te han llevado a colaborar con Alejandro Sanz, David Bisbal o Enrique Iglesias, son casi historias de película.
Un poco sí, son esas casualidades que al final uno propicia estando en el sitio, el momento, el lugar y la hora perfecta. De atreverse a dar el paso en ciertos momentos y no quedarte con la duda porque a veces, por el miedo no lo hacemos, o porque pensamos que la respuesta va a ser que no. Y después la vida te sorprende y ahí los cuento como me sucedieron en el momento. Como lo de Alejandro Sanz que iba en el coche escuchando esa canción y cerraba los ojos y decía ‘¿te imaginas alguna vez cantando esta canción con él?’. Y el hecho de tomar la decisión de escribirle y me dice ‘ah, pues vente cuando quieras’ y al final se cumple. La buena suerte también se busca.
¿Tienes alguna colaboración pendiente? ¿Algún mensaje por escribir que todavía no te has atrevido?
Cuando estaba acabando el libro, los últimos textos, empecé a coger carrerilla y retahíla, era como que no podía parar de escribir y se me quedó alguna cosa pendiente y a nivel de canciones y colaboraciones y duetos, estoy trabajando en cosas que van a molar mucho, cuando las vean. Vendrán muchas más cosas.
Acabas hablando de 90 minutos, la canción que compusiste con Vanesa Martín cuando un amor fugaz te dejó. Nos dejas con sin saber el nombre, pero, ¿fue consciente de lo bien que te vino la ruptura para conseguir una canción como esa?
No lo sé, yo creo que no. Esas cosas hacen que salgan canciones bonitas y con una historia y una verdad detrás que te conmueve y, por eso, llega a la gente. Ese es el éxito de una canción, que esté basado en una historia real, en cierto momento, aunque luego ya no tenga nada que ver ni estés en el momento. Esa canción y otras que tengo que escribí con esa India o esa Jenny de hace muchos años, han hecho que se conviertan en hits y canciones de los demás. Es precioso que una canción tan tuya, tan de tu interior, pase a ser del mundo y la gente la haga tan suya que se la ponga el día de su boda, el día que conoció al amor de su vida, es precioso que hagan eternas esas canciones.
Cristina Zavala
Periodista enamorada de todo el entretenimiento. Enganchada a la tele, los libros, los últimos lanzamientos...