John Travolta se sincera por primera vez sobre cómo vivió la muerte de Kelly Preston
El actor de 'Grease' y 'Fiebre del sábado noche', una de las grandes leyendas del cine en Hollywood, perdió a su esposa en julio de 2020 por culpa de un cáncer de mama
John Travolta se ha convertido en la nueva estrella de la portada de la revista Esquire. El actor ha concedido al medio una entrevista exclusiva en la que ha hablado sobre su trayectoria profesional, de aquellos papeles que lo marcaron en su carrera aun sin saber que se convertirían en grandes éxitos, como Fiebre del sábado noche y Pulp Fiction, y, por supuesto, de una de las pérdidas más trágicas de su vida: la de su esposa Kelly Preston.
El actor que conquistó a toda una generación con sus movimientos de cadera en Grease ha tenido una vida de claroscuros. Su fama lo ha convertido en un hombre multimillonario que puede invertir en comprarse una colección de aviones y coches de lujo, pero el dinero, lamentablemente, no ha sido suficiente para mantener la plenitud de su felicidad. En 2009 su hijo Jett Travolta murió por culpa de la enfermedad de Kawasaki, que provoca severas convulsiones. Una de ellas acabó con su vida a los 16 años.
Poco más de una década después de aquel durísimo varapalo a su esposa, la también actriz Kelly Preston, le detectaron un cáncer de mama. En julio de 2020 la actriz de Jerry Maguire y Abierto hasta el amanecer fallecía a los 57 años tras dos años de lucha contra el tumor y en plena pandemia de coronavirus.
John Travolta quedaba hundido, aislado, marcado por la mala suerte. No quería hacer declaraciones ni mostrarse en público. Su primera aparición tras la muerte de Preston fue en la Super Bowl, donde sorprendió bailando para un anuncio junto a su hija Ella, de 21 años. Ella y su hijo Ben, de 10 años, son lo único que le queda y lo que más quiere en este mundo.
El duro luto de Travolta
El actor se ha sincerado con Esquire sobre lo duros que han sido estos meses posteriores a la pérdida de su amada. "Aprendí que llorar, vivir el luto, es algo personal", explica el artista. "El luto es individual y experimentar tu propio viaje es lo que te puede sanar. Lo más importante que puedes hacer para ayudar a otro cuando están en pleno luto es permitibles que lo vivan y no complicarlo con lo tuyo".
El actor explicó a Esquire que lo peor que cualquiera puede hacer cuando alguien está llorando a un ser querido es acercarse para demostrar su pesar, pues sería "como dos barcos que van en picado hacia el fondo". Él lo explica con sus propias palabras: "No sabes cuánta gente se ha acercado a mí y luego me he sentido tan saturado de la tristeza de todos que no sabía qué hacer".
¿Su recomendación? Ir a un lugar aislado donde uno pueda vivir el luto sin interferencias, en soledad, en conexión con uno mismo, sin necesidad de crear corrillos de lágrimas ni dramas extremos que saturen a los demás. "Si yo muero mañana, lo último que quiero ver es que todos los que están alrededor están hundidos", remata el actor.