Zahara, sobre ‘PUTA’: “La música pop es el caballo de Troya perfecto para hablar de cosas más complicadas”
Hablamos con la cantautora sobre su nuevo álbum, la desigualdad en la industria, Taylor Swift y 'Juego de tronos'
Zahara (Úbeda, Jaen, 1983) se ha desnudado emocionalmente en su nuevo álbum PUTA. La artista ha cerrado la trilogía que empezó con Santa en 2015 con un disco redondo con el que vuelve a demostrar que el pop es el paquete perfecto para hablar de cosas serias. Y es que Zahara ha narrado sin tapujos los abusos que ha sufrido durante años.
Desde el momento que salió Merichane, el primer single de PUTA, los mensajes de mujeres que contaban sus propias historias no dejaron de llegar al móvil de Zahara. La cantautora no fue consciente de la importancia de su mensaje hasta ese momento.
Y eso que esta canción era solo la punta del Iceberg. PUTA es un viaje emocional a la historia de miles de mujeres que han sufrido en sus carnes la desigualdad, el machismo y el acoso. Una forma de decirles que no están solas, que no tienen que callar como les han enseñado y que sus historias individuales son más universales de lo que creen.
Solo hay que ver dos de los referentes del mundo pop a los que Zahara dedica una canción para comprobarlo: Taylor Swift y Sansa, el personaje de Juego de Tronos. Sus historias, tan distintas entre ellas, tienen una cosa en común: la represión de un mundo liderado por hombres.
Para hablar de estos temas y de su nuevo disco, PUTA, que ya está disponible en todas las plataformas, Zahara nos ha concedido una entrevista a LOS40. Aparece al otro lado de la pantalla (ahora casi todas las entrevistas se hacen vía zoom), tomando un café y con una sonrisa en la cara.
Pregunta (P) : Lo primero quiero decirte que enhorabuena por el disco, lo segundo: te has quedado a gusto.
Zahara (Z): Yo todavía no soy muy consciente. Estas son las primeras entrevistas que hago y veo que todavía es algo mío, no se ha escuchado fuera y es como que está escondido aún. Pero no, está hecho y va a salir (ríe).
P: ¿Estás más nerviosa en ese sentido que con anteriores álbumes?
Z: A ver es que esto de los nervios es como extraño. En el proceso de los discos yo siempre vivo el mismo proceso de apertura, de honestidad y me da igual. Yo cuando estoy haciendo las canciones no pienso en las repercusiones de nada. Es todo un proceso completamente impulsivo y natural en el que todo fluye. Entro en un ciclo en el que necesito contar cosas y una vez que abro la caja de Pandora ya no puedo cerrarla. Lo suelto todo. Con todos los discos siempre hay un momento en el que hay muchos nervios porque todo eso que surge de la intimidad se va a exponer. Entonces siempre hay un instante en el que digo “María Zahara, ¿qué has hecho?” (ríe). No tengo miedo ni nervios de si gustará o no, sino de pensar que ya no es mío de verdad. Porque una vez que las canciones están en casa de la gente ya no es tuyo y cada uno lo interpreta como quiera.
P: Muy terapéutico lo que dices. Una vez que escribes tus canciones, ya no te pertenecen…
Z: Sí. Literalmente este disco lo he hecho con ayuda de una terapeuta. Fruto de mis sesiones y mi hundimiento en el confinamiento, consigo, a través de las canciones, soltar cosas que luego trabajo con ella o al revés.
P: Creo que con este disco, que empezó con Merichane, han sido muchas las mujeres que han compartido contigo sus propias historias. Cuando empezaste a ver todas esas reacciones, ¿qué se te pasó por la cabeza?
Z: Lo dices y me emociono igual. Me dan ganas de llorar de una forma muy bestia. Hacer estas canciones no son un acto ni generoso, ni valiente ni nada. Yo las hice porque respondían a una necesidad vital. Al principio, cuando empiezo a escuchar esas reacciones, ya sabía que iba a ver muchas mujeres que se iban a sentir identificadas porque por desgracia tengo amigas que han vivido lo mismo que yo o parecido. Así que pensaba que iba a ver una identificación con algunos momentos más universales de la canción. Lo que no me esperaba era que la gente se abriría así conmigo. Tuve una semana que leí todos los mensajes que me llegaban a Instagram y me ponía a llorar a moco tendido con sus historias. Me pasó algo precioso que era que yo al escuchar sus historias nunca las juzgaba.
P: Al final no hay casi canciones que hablen tan claro del tema.
Z: Claro. En general hay un temor a la hora de exponerse por miedo a que se malinterprete. En la música pop pensamos que por ser más asequible y que consume más gente, el mensaje tiene que estar vacío. Yo pienso justo lo contrario. Creo que la música pop es el caballo de Troya perfecto para hablar de las cosas más complicadas. Una canción como Merichane puedes estar escuchándola perfectamente, fijándote solo en el beat. Pero si te paras a escucharlo dices “qué fuerte”.
Puta cierra una trilogía que empezó con Santa
P: Con Puta se cierra una trilogía que empezaste con Santa, ¿estuvo desde el primer momento pensado así?
Z: Te voy a contar la verdad. Me parece algo muy bonito porque son una serie de casualidades que han desencadenado aquí. Yo cuando hice Santa no pensaba hacer una trilogía. Era el primer disco que hacía bajo mi sello y lo cuidé mucho. No tenía intención de continuar con un disco conceptual que estuviese ligado a nada. Antes de saber que mi disco Astronauta se iba a llamar así, yo lo quería llamar Melodrama. Porque cada vez que me preguntan qué tipo de música hago, siempre contesto que melodramática. Cuando estaba pensando esto, Lorde saca su disco Melodrama. Entonces digo “joder la tía y encima es un discazo” (ríe). Vi que las canciones que estaba haciendo del siguiente álbum tenían muchas metáforas del espacio. Y pensé que quizá molaría que hiciese algo temático. Cuando decidí que este disco se iba a llamar Astronauta pensé que no podía quedarse en dos y que tenía que hacer una trilogía. Un día tuve muy claro que el tercero se iba a llamar Puta y que iba a hablar de las mujeres. Mi idea original era contar la historia de otras mujeres y que no fuese algo autobiográfico, pero me deprimí en el confinamiento y tuve que sacar todo lo mío.
P: Lo que sí veo muy claro es un nexo común entre los tres discos: La religión. ¿Qué relación tienes tú ahora mismo con ella?
Z: Cuando yo hago Santa tengo claro que quiero utilizar estas metáforas religiosas porque están en mi vida. Yo tuve una educación cristina y católica. Creí en Dios de rezar todos los días hasta los quince o dieciséis. El hecho de haberme criado en un pueblo con una cultura religiosa súper potente, hacía que yo no quisiese hacer una crítica súper fuerte hacia la religión. No quería ser agresiva porque hay una parte de la religión que es bellísima. En Astronauta me di cuenta de que estas imágenes siguen presentes en mí y no lucho contra ellas. El problema viene cuando llego a Puta y me empiezan a salir estas letras y veo que tengo un conflicto muy gordo con la religión. Cuando empiezo con este proceso de análisis con mi terapeuta, me doy cuenta de que el problema que tengo con la religión es que ese Dios en el que creía no había parado nada: desde el bullying al acoso que he sufrido. Yo pensaba que si Dios no estaba haciendo nada era porque me lo merecía y que era mi culpa. Esto es muy jodido. Yo sé que hay muchas interpretaciones de la religión, pero a mí no me ha ayudado.
Pensaba que si Dios no estaba haciendo nada era porque me lo merecía
Taylor y Sansa, dos de las protagonistas de Puta
P: Sansa de Juego de Tronos, Taylor Swift… son referentes femeninos que te inspiran y que aparecen en tu disco. Lo de Taylor lo explicaste en una charla que diste en Operación Triunfo, ¿Y Sansa?
Z: La que me zarandeó para volver a escribir tras ver su documental fue Taylor. Esa canción surge de eso, del amor que necesitamos y de cómo somos presos del querer complacer y hacer que nos quieran. Creo que esto es un sentimiento universal. Con Sansa me pasó que, al ser una mujer a la que han maltratado, cuando estaba viendo Juego de Tronos, un día me hizo “crack” dentro. Fue cuando al final, ella que ha sufrido de todo, dice “me han pasado muchas cosas, pero gracias a eso soy la mujer que ha llegado hasta aquí”. Ahí yo dije “no , tía, tú sientes eso, pero yo no”. Yo no soy fuerte porque hayan abusado de mí, yo soy fuerte a pesar de que han abusado de mí. Soy fuerte gracias a que tengo una terapeuta que me ha ayudado y he tenido gente que me ha apoyado. No le doy las gracias nunca a ningún hombre que me ha hecho daño. Creo que tenemos que abandonar ese mensaje de agradecimiento a los abusos. Tú puedes agradecer las dificultades, los retos…pero eso es distinto. Me niego a pensar que una joven tiene que vivir algún tipo de abuso para que sea más fuerte. No, no paso por ahí.
Yo no soy fuerte porque hayan abusado de mí, yo soy fuerte a pesar de que han abusado de mí
P: Y a Taylor Swift, ¿qué le dirías si la tuvieras delante con unas cañas?
Z: Bueno, no podría. Me caería de espaldas. (ríe) A mí me encantaría superar mi fanatismo y poder hablar con ella sobre música. Me fliparía preguntarle cómo hace esa música, cómo crea y si le afecto el confinamiento a la hora de crear. Creo que tiene un don a la hora de escribir. Me encantaría apretarla muchísimo para terminar grabando una canción.
P: En una de las canciones dices que el más cabrón es que necesita un abrazo, pero ¿estamos dispuestos a dárselo?
Z: Justo en esta canción hay un tono de humor, a pesar de lo que dice. Es una canción irónica donde yo cojo el rol de un personaje que cree que ya lo sabe todo y critica al otro. Es como darle una vuelta a todo mi viaje emocional y armarme de valor para decirle al mundo lo que tiene que hacer. Yo es que solo me sé querer cuando lo hago bien. Cuando subo a un escenario, cuando alegro a mis amigos… Pero cuando no soy capaz de hacer algo me odio. Ahí es cuando, aunque me odie, tengo que quererme. Es ahí cuando pienso en todas esas personas que están cabreadas y te lo expresan con gritos. Pienso que, si yo me cabreo y no voy armando jaleo, ese está peor que yo y no se quiere nada. Lo que necesita es un abrazo. Creo que es lo que falta, de verdad. Ahora, ¿estamos preparados para abrazar a ese tipo de gente? Pues no lo sé.
P: Y la cacerolada que suena en ese tema, ¿es grabada del sonido ambiente?
Z: Es real. Son los vecinos del barrio y son cacerolas reales. De hecho, están acreditados. Yo acredito a todo el mundo aunque pegue un grito. Me parecía que un disco que surge en un momento tan concreto tenía que grabarse de alguna manera. También hay ambulancias reales de hospital. Quería que se reflejase el momento en el que surgió Puta.
P: Hace unos meses, hablando con Bad Gyal, nos comentaba que no tiene sentido cantar una canción de empoderamiento femenino escrita por un hombre. Es cierto que si vemos los créditos de muchas canciones de artistas femeninas que triunfan actualmente aparece que son ellos los que han compuesto la canción. ¿Tiene sentido?
Z: Pues no me lo he planteado nunca. Creo que esto es un reflejo de la sociedad en la que vivimos y hasta una canción de empoderamiento femenino está escrita por hombres. Pero es peor aún, hasta las aplicaciones del móvil de control menstrual están creadas por hombres. Al final vivimos en un mundo que sigue monopolizado por hombres. Son ellos los que acaban tomando las decisiones, los que tienen altos cargos en las empresas y producen las canciones. Entonces es lógico que una canción de una mujer sea escrita por un hombre porque es la realidad: sigue habiendo muchos más hombres en cargos importantes que mujeres. O empieza a haber una discriminación positiva en ese sentido o va a costar mucho más. No he hablado con ninguno de ellos, pero quizá ven que ahora tienen que escribir sobre empoderamiento femenino y dicen “pues hagámoslas”. ¿Es mejor que existan canciones que hablen de las mujeres y de sus problemas, aunque estén escritas por hombres? ¿Es un paso intermedio? ¿Es el primer paso hacia que en la industria haya más mujeres? ¿Deberíamos mandarlos a la mierda? Pues no lo sé. Quizá deberían hacerlos las mujeres y que no acaparen también ese espacio. Mi respuesta son todas estas preguntas. Creo que hay que cuestionárselo como mínimo y pensar dónde están esas mujeres en la industria. Porque existir, existen, eso ya te lo digo yo.
PUTA ya está disponible en todas las plataformas
Alberto Palao
Periodista musical. Me gusta comer burritos y escuchar canciones cortavenas. Encuentro todo tipo de...