Especial
‘Mía y Moi’: el amor de dos hermanos atormentados por la violencia machista
Ricardo Gómez y Bruna Cusí se vuelcan emocionalmente esta ópera prima de Borja de la Vega en la que también participan Eneko Sagardoy y Joe Manjón
Atrevida, sincera y directa: Mía y Moi es ese tipo de cine que traspasa la pantalla y se mete debajo de la piel. Gran parte de la responsabilidad la tienen sus dos estrellas protagonistas, Ricardo Gómez y Bruna Cusí, quienes encarnan a una pareja de hermanos unidos por el recuerdo. Él ha padecido una crisis nerviosa y ahora depende de las pastillas para no hundirse en la miseria; ella es una chica de buen corazón que cuida de él a pesar de que arrastra una dura mochila de recuerdos traumáticos provocados por un padre maltratador.
Tras varios meses separados, estos hermanos se reúnen en una finca dejada de la mano de Dios, en un lugar indeterminado de la España rural. Junto a ellos tienen a Biel (Eneko Sagardoy), el angelical y bonachón novio de Moi (Gómez), y al agresivo y desequilibrado Mikel (Joe Manjón), expareja de Mía (Cusí). Lo que en inicio son unas vacaciones para reconectar con los pocos buenos recuerdos que tienen de una infancia marcada por el dolor se convierten, al final, en una pesadilla en la que todos, sin excepción, sacarán lo mejor y lo peor de sí mismos.
Ricardo Gómez encarna a Moi, un joven que antaño era risueño y cariñoso y que ahora, por culpa de las pastillas ansiolíticas, se ha convertido en un chico hermético e irascible. Su vida no se entiende sin Mía, su hermana. "Ella lo es todo para él: su madre, su hermana, su apoyo afectivo, su soporte y bastón en ese momento de su vida, es lo único que tiene", explica a LOS40 quien fuera estrella de Cuéntame.
"Mía y Moi son como dos niños. Es la idea que hemos querido trabajar. Dos niños que se encuentran en un momento de sus vidas y que protagonizan un regreso a la infancia", continúa el actor, de 27 años, oculto tras una prominente barba que brota de debajo de su mascarilla. "Lo que se pretendía con el contacto físico entre los dos hermanos no era presentar una relación lasciva, ni mucho menos, sino transmitir una relación incondicional, a veces un poco tóxica y dependiente de más [...] entre dos niños que han crecido", relata el actor.
¿Una relación incestuosa?
Bruna Cusí no tiene tan claro que no exista ese componente erótico entre los dos protagonistas de Mía y Moi. Ella advierte que sus palabras pueden descuadrar al director, Borja de la Vega, quien nunca pensó en introducir un componente incestuoso entre los hermanos. Pero ella se expresa libremente, sin filtros: «Yo creo que tienen una relación que va más allá de ser hermanos: es también una vuelta a la infancia. Hay una dependencia y se protegen mutuamente hasta límites insospechados».
Cuando reflexiona sobre esos «límites insospechados» supuestamente sobrepasados por Mía y Moi, Bruna cree que de su relación se desprende algo tóxico. «Creo que es un poco enfermiza e incestuosa. Borja me va a matar. Él no quería conta eso, pero yo cuando leí el guion pensé en Lady Macbeth y en la relación que mantiene ella con el personaje del chico; esa especie de deseo posesivo que me recordó a la relación de Mía y Moi».
Pero quizás uno de los temas más interesantes de la película es la dependencia psicoafectiva que Mía desarrolla hacia Mikel, ese chaval arrogante y violento, protipo del hombre maltratador, y elemento clave que hace que la historia de Mía y de Moi derive por unos inesperados derroteroas que rozan más el thriller que el drama psicológico del principio. «Yo creo que, con menor grado, Mikel es la figura paterna. Representa la repetición del patrón familiar que se ha vivido en casa. Es más fácil querer lo conocido, aunque sea disfuncional y negativo, que lo extraño. Y ahí está la lucha, lo interesante: quiere huir pero no sabe cómo desprenderse de ello, porque eso implica también desprenderse de su pasado familiar, salirse de la tribu».
Cine independiente del bueno
Una de las grandes habilidades de Borja de la Vega consiste en construir unos personajes tan diferenciables dentro de su normalidad que nos resulta imposible no sentir cariño por ellos. Mía y Moi funciona de forma orgánica porque no necesita explicitar ideas ni conceptos para que entendamos a sus protagonistas. La historia nos muestra un momento en la vida de estos personajes: no necesitamos de flashbacks ni narraciones para saber que ambos tienen mucho recorrido a sus espaldas. Deducimos su pasado a través de diálogos, guiños, fotografías enmarcadas, pequeñas conversaciones que cuentan mucho más de lo que aparentan.
El cineasta construye a fuego lento la historia de un reencuentro marcado por el recuerdo y la nostalgia. Y, además de a Mía y Moi, también presenta a Biel (Sagardoy), un personaje vehicular que sirve de testigo –como alter ego del espectador– de todo lo que ocurre en aquella finca; y aquel cuarto y último elemento, Mikel (Manjón), quien entra como un torbellino y desestabiliza las vacaciones del trío Mia-Moi-Biel. Borja de la Vega salta de género y con habilidad transforma el drama en un inquietante suspense psicológico que acaba por explotar en un final apoteósico e inesperado.
El reflejo del trastorno mental
Al final es Mikel quien provoca que Mía y Moi estalle en un tornasol de emociones desgarradoras y violentas. «Lo que acaba de ocurrirle a Moi es que encuentra en Mikel todos los patrones familiares que él detesta, por eso vuelca toda su rabia en él», explica Ricardo Gómez, y aprovecha para recordar que una de las grandes virtudes de esta película no es solo el retrato que hace de la relación de amor y dependencia de dos hermanos o de la violenta explosión de sentimientos que provoca Mikel, sino el tratamiento que Borja de la Vega realiza de las personas con trastornos mentales: desde la naturalidad y la honestidad.
«Estamos acostumbrados a que sea un tabú, a no darle una prioridad mediática, y realmente un enfermo mental no debe estar aislado de la sociedad. Hay muchas personas con trastornos que pasean todos los días por la calle», recuerda Ricardo. Bruna refuerza la misma idea y cree que «somos la generación Prozac». Su compañero remata: «Debemos saber darle un tratamiento de primera necesidad y más en los tiempos que corren, con las cosas que nos hemos visto obligados a vivir. Muchas enfermedades mentales se desarrollan cuando menos te lo esperas a pessonas que no te podías imaginar. La película habla también de qué significa cuidar a alguien indefenso que sufre esta enfermedad y se pregunta si a veces es mejor simplemente estar a su lado y no querer salvar a nadie».
Mía y Moi se estrena en cines el 21 de mayo de 2021.