Batman se enfrenta a problemas del pasado en La maldición del Caballero Blanco

Tras haber publicado una edición ‘Deluxe’ en Blanco y Negro para fans de máximo nivel y gente que no puede controlar su ansia por las nuevas lecturas, ECC lleva por fin a las tiendas la edición a color de ‘La maldición del Caballero Blanco’, una segunda historia firmada por Sean Murphy en solitario que, contra todo pronóstico, consigue superar a la original.

Si en ‘Caballero Blanco’ Batman tuvo que enfrentarse a un Joker que parecía recuperar la cordura, esta ‘Maldición’ vuelve a poner al guasón en su sitio y al ejercicio que mejor se le da: confabular contra el cruzado enmascarado.

El libro arranca en 1865, donde Edmon Wayne y Bakkar, un caballero templario se han aliado para dar pasaporte a Laffayette Arkham, un vampiro que ha sumido el valle de Gotham en una plaga demoníaca.

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Cuenta la historia que tras ese enfrentamiento, Edmon Wayne traiciona a Bakkar, negándole la parte de Gotham que le correspondía y ese secreto de pasado, que Bruce Wayne todavía no conoce, aflora en tiempo presente para traer a Gotham una nueva amenaza.

Joker, que ha descubierto este cuento, consigue dar con un descendente de aquel caballero templario, un hombre desahuciado que nada tiene que perder y al que cuesta muy poco convencer de que convierta el último capítulo de su vida en una lucha incesante para dar muerte a Batman.

Y no debemos contar más porque la lectura merece mucho la pena y no nos gusta boicotear experiencias.

La historia irá recuperando fragmentos de tiempos pasados que dosifican la información vital para el lector; en el presente, Azrael y su espada flamígera se encargarán de poner en jaque a Batman y de hacerle tocar fondos que todavía no ha tocado.

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Sean Murphy demuestra una vez más que los lápices no son su único fuerte y deja claro que su nombre como guionista es tan bueno como el mejor para convertirle en “equipo creativo unipersonal”.

Del dibujo poco tenemos que decir que no se haya dicho ya. Ofende andar contando a estas alturas que Murphy tiene uno de los dibujos más potentes de la industria. Pese a que sus figuras no son las más flexibles del mundillo, consigue equilibrar dinamismo y potencia aun abusando de las espaldas erectas.

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Sumamos al excelente dibujo una tinta espectacular, que ensucia lo justo para ganar en potencia y un trabajo excelente con el color que le ayuda a crear atmósferas y a diferenciar entornos con mucha facilidad.

Preparaos para ver a Batman perderlo todo, desesperado y en busca de respuestas ante uno de los enemigos más molones que ha tenido en toda su historia.

Compra obligada. Sin más.

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