Especial
‘True Blue’, el disco de la madurez artística de Madonna, cumple 38 años
Ya se había convertido en una superestrella, pero la Reina del Pop cimentó su carrera con su tercer álbum en 1986
Viajamos a 1983, fecha en la que Madonna comenzó su meteórica carrera musical con el lanzamiento de su disco homónimo. Desde ese momento, bautizada como la Reina del Pop, se ha convertido en una auténtica estrella de la música que siempre ha sabido reinventarse y ha influido en varias generaciones posteriores. Sin embargo, en ese primer momento de su carrera, aún había voces que la veían como una chica más que se acercaba al pop con poco talento. La consagración llegó un año después con Like a Virgin, superando con creces esas expectativas que la industria musical impone para un segundo disco. Los cinco sencillos que se extrajeron del mismo llegaron a lo más alto de las listas de éxitos, y el álbum preparó el escenario para su ascenso.
Desde que llegó a Nueva York a finales de los 70, con esos 35 dólares en el bolsillo según la leyenda popular, la ambición la llevó a abandonar la universidad y centrarse en el baile y la formación de varias bandas. Madonna se nutrió de una atmósfera tremendamente imaginativa con artistas como Jean-Michel Basquiat, Keith Haring, David Wojnarowicz y Andy Warhol. De ahí a mediados de los 80, Madonna ya era una estrella que tenía que lidiar con críticas sexistas, sobre todo después de la revolucionaria Like a Virgin.
Entonces llegó, en 1986, su tercer disco, en el que, con todos los focos puestos en ella y en su evolución, tenía que demostrar que era una cantante y compositora con futuro. Por primera vez en su carrera, coescribió y coprodujo las nueve pistas de True Blue. Su voz también maduró, y dejó de lado los sonidos más agudos a los que acostumbraba en Holiday o Material Girl. Incorporó a Stephen Bray, el baterista de Breakfast Club, una banda new wave para la que tocó la batería antes de ser famosa. Junto con Bray, Madonna también fichó a Patrick Leonard, un prolífico productor que se convertiría en uno de sus colaboradores más duraderos.
Al igual que con sus lanzamientos anteriores, True Blue es eminentemente un disco dance-pop, que habla de su época, pero también celebraba las culturas dispares que influyeron en el sonido de Madonna en este momento. No solo incorpora soul y R&B, sino que también continúa explorando la cultura de los clubes de baile queer, así como su afecto por lo latino. Con Bray y Leonard, Madonna crea su álbum con cajas de ritmos, teclados brillantes y sintetizadores.
Antes de su lanzamiento, el primer sencillo de True Blue, Live to Tell, se convirtió en la segunda balada de Madonna en ser lanzada como single, en un esfuerzo muy deliberado para presentarla como una artista madura y seria. Fue una elección valiente para una artista ya consagrada en el mundo del pop, pero tuvo sentido. Si Madonna estaba interesada en desarrollar su carrera, la mejor manera de hacerlo era presentar su disco más ambicioso en ese momento de su trayectoria con una balada conmovedora y melancólica. Le dio la oportunidad de demostrar la emoción de su voz, de mostrarla como poderosa y emotiva.
El segundo sencillo, Papa Don't Preach, es una melodía idiosincrásica sobre el embarazo adolescente, que generó controversia debido a sus letras. Madonna le da voz a la narradora, una joven asustada que le confiesa a su padre que está embarazada del bebé de su novio. Debido a que muchos de los fans de Madonna eran niñas, ciertos grupos de padres se preocuparon al ver que el ídolo de sus hijos pudiera estar glamorizando el embarazo adolescente. Extrañamente, y probablemente por única vez en su carrera, algunos grupos conservadores y figuras religiosas celebraron la canción como una condena implícita del aborto
Con True Blue, Madonna miró a otras épocas para abordar su composición. Se ve claramente en La isla bonita, en la que mira a otras culturas, aunque también se ganó las críticas de buena parte de la industria al considerar que pecaba de apropiación cultural, un concepto muy de moda hoy en día. Con este tema se entregó a la fascinación por los ritmos latinos, algo que continuaría en sus siguientes lanzamientos, hasta culminar en Madame X y sus ritmos cercanos al reggaetón.
True Blue fue lanzado en el verano de 1986 y llegó al número 1 en muchos países, vendiendo finalmente más de 25 millones de copias. Aunque se convirtió en una superestrella con Like a Virgin, True Blue impulsó a Madonna a un nuevo estatus icónico. La crítica de la época elogió su madurez en lo que respecta al proceso creativo. A través de muchas decisiones implícitas y explícitas que impregnaron no solo las letras sino también los videoclips, Madonna criticó los estereotipos de género, reafirmó el alter-ego masculino que había utilizado desde principios de la década y provocó un denso impacto cultural.
Daniel Garrán
Jefe de producto de LOS40 Classic