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Crónica: Así han sido los Premios Goya 2022, una gala que echa de menos al presentador pero sigue emocionando
La 36ª gala de los Premios de la Academia del cine español se volvió a vivir intensamente (¡y de forma presencial!)
La gala de los Premios Goya 2022 se presentaba como un reencuentro a lo grande. Aunque este año colocase el evento en Valencia, la verdadera noticia es que por fin habría de nuevo presencialidad; y con ella, un aluvión de estrellas sobre el Palau de les Arts. Solo la lista de invitados era capaz de eclipsar a la de nominados, con nombres que pasaban desde Penélope Cruz hasta la mismísima Cate Blanchett.
Después de una alfombra roja en la que la moda ha sido la gran protagonista, la gala empezaba sin demasiados contratiempos homenajeando al otro gran valenciano más célebre que ha pasado por la provincia: Nino Bravo. Sin embargo, la manera elegida para este homenaje pasaba por una actuación a triple voz de Cristina Castaño, Jedet y Bebe. El resultado, tal y como muchos apostaron desde su anuncio, no logró convencer al gran público.
Aunque rápidamente se dejaba a un lado la musicalidad para entrar en materia -con un discurso de Carmen Machi de por medio-: el primer premio de la noche, a Mejor Sonido. Tras él, Los premios se encadenaron durante la noche de tal manera que, de no ser por la dedicación de cada uno de los galardonados a sus propios discursos, el reparto de muchos galardones habría pasado desapercibido.
El reparto de premios dio la sorpresa a Las Leyes de la Frontera, que rápidamente fue engordando su palmarés -entre los premios que recogió, se encontró el de Chechu Salgado como Actor Revelación-; mientras que El Buen Patrón iba fallando en su récord de nominaciones. Finalmente ganó la dirigida por Fernando León de Aranoa por un galardón, aunque ese fue el que marcó la diferencia: se hizo con el de Mejor Película.
Luces, cámara… ¡y música!
Más allá de performances curiosas, los Premios Goya volvieron a apostar por actuaciones en directo de algunas de las voces más populares del país. C. Tangana presentó un tema inédito junto a Rita Payés, que con Te Venero hicieron que en Valencia resonase toda la esencia de El Madrileño. Más celebrada fue la colaboración entre Leiva y Joaquín Sabina, en la que el primero solo se encargó de las seis cuerdas de la guitarra y el segundo reapareció en los escenarios para poner voz a Tan joven y tan viejo.
Luz Casal se encargó de despedir a los fallecidos del año, cantando Negra sombra sobre sus imágenes en pantalla. El tema, en gallego y versionando a Rosalía de Castro, consiguió emocionar a todo el teatro valenciano.
Aunque más allá de la música que se pudo escuchar en la gala, estuvo la que se podía escuchar en las películas. La categoría a Mejor banda sonora fue a parar a Zeltia Montes, que reflexionó sobre la dificultad de los profesionales de la música en la industria. En cuanto a Mejor Canción Original, el cabezón fue a parar -como todo el mundo preveía- a María José Llergo. Haciendo llorar a su mánager dejó una bonita dedicatoria, solo eclipsada por su momento fan saludando desde el escenario a Penélope Cruz.
Dedicatorias para el recuerdo
Obviando la problemática habitual en el timing de la gala a causa de los discursos, precisamente fueron los mismos los que acabaron dejando los momentos más emotivos de la noche. Javier Bardem, que recogió el sexto Goya de su carrera, se deshizo en halagos para su mujer mirándola directamente al patio de butacas: "Quiero dedicar este premio a Penélope, que es la mujer que amo, admiro, respeto y celebro todos los días. Te quiero mucho", le dijo ante los vidriosos ojos de la madrileña.
No fue la única mujer de su momento. También le dedicó un rato a sus hijos, hasta llegar a otro de sus mejores frases: "A la mujer que me parió, que me enseñó a vivir, que me ayudó a sobrevivir. Un ejemplo ético y de compromiso. Mi madre, mi amada madre. Pilar Bardem. Este es para ti. Te quiero", le dedicó antes de marcharse del escenario a su tristemente fallecida madre.
Penélope no pudo responderle sobre el escenario, pues Blanca Portillo triunfó en su categoría gracias a su interpretación de Maixabel Lasa, también presente en la gala. Dedicándole unas frases a cada una de las nominadas -e incluso a Bardem, de quien celebró la nominación al Oscar-, acabó añorando a sus padres y sonriéndole al cielo por ellos. Y por supuesto, agradeciendo. Por último, le quiso dedicar su primer Goya a Juan María Jáuregui, víctima de ETA y elemento central del biopic que protagoniza.
El huracán Sacristán y la despedida de Molina
Ante una marea de aplausos que tuvo que aplacar él mismo -parece ser que no se dejó la humildad en casa, ni si quiera para recoger el gran premio de la noche-, José Sacristán recibía el Goya de Honor a toda una vida dedicada al cine.
Sacó pecho ante ser "uno de los doce primeros de esta noble y esforzada tropa", haciendo referencia a la Academia, y acabó agradeciendo a su ascendencia, descendencia; y sobre todo todo al público: "A todos esos hombres y mujeres que cada año, y hace ya la friolera de más de sesenta, bien en manojo o bien en ristra, me siguen comprando los ajos. Muchas gracias", concluyó breve pero potente.
Ángela Molina -también Goya de Honor el año pasado- entregó el premio a Mejor Película, aunque antes de echar el cierre de esa 36ª gala tan especial como afortundamente rutinaria, recitó a Berlanga: "El amor se abre paso sin remedio en la vida, y en el cine. No le detienen las dificultades, y a fuerza de latidos hace frente a lo imposible y después lo llamamos milagro. El único, el de vivir el amor. Recibir y dar, dar y recibir en un bucle sin fin. Pues eso es". Y hasta el año que viene. ¡Y que viva el cine español!
Javier Rodrigo Saavedra
Cine y música. Música y cine. Y más, claro. Me encontrarás en todo tipo de saraos cubriendo todo, desde...