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Lola Índigo habla de sus problemas con la anorexia en ‘El Hormiguero’
Una parte de su vida que veremos en su documental y que ha contado cómo la vivió
Lola Índigo se ha pasado a divertirse por El Hormiguero, aunque parece que hubiera pasado lo contrario si solo vemos sus lágrimas o escuchamos los problemas que compartió con Pablo Motos. Pero no, se lo pasó bien y se sintió muy agradecida por el cariño recibido.
Eso sí, junto a sus lágrimas de emoción por poder estrenar un documental en el que cuenta su historia, pudimos escucharla hablar de sus trastornos de alimentación, porque sí, los ha tenido, aunque no es muy dada a hablar de ello.
“Cuando empecé a bailar nunca me había atrevido a venirme a vivir a Madrid. Antes de irme a China yo había estado dando mis clasecitas y no me atrevía porque los castings a los que había venido más de una vez me habían tirado por mi físico. Sentía que no me iban a coger, que no iba a conseguir curro. Y decía, yo me quedo aquí, en mi zona segura y ya está”, comenzaba contando sobre sus inicios.
Cuando el físico cuenta
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En aquellos momentos empezó a preocuparse por el físico y la cosa fue a más. “En China fue donde me dijeron, si quieres seguir trabajando tienes que estar delgada como un palillo y yo me lo creí. Aprendí muchas cosas que cuento en el docu. Es una parte que nunca he hablado de ella porque, no sé, la gente no te pregunta por esas cosas en las entrevistas”, aseguraba.
Pero Pablo Motos le preguntó y quiso saber si su trastorno había sido bulimia, anorexia o cualquier otro. “Yo dejé de comer. Lo único que puede decir es que siendo genuinamente quién eres y defendiéndolo hasta el final es cuando tú inspiras a la gente. Al final, si tú eres, entre comillas, diferente o lo que quiera ser ello, al final tienes que empoderarte en ello y decir, me encanta cómo soy y estoy super cómoda en este cuerpo y pa’lante con eso”, reivindicaba desde su experiencia.
Hubo un momento en el que se hizo evidente que había un problema. “Me doy cuenta cuando pesaba cada cosa. Me mataba de hambre. Estaba débil y no controlaba tanto mi movimiento, me mareaba mucho. Mi familia se empezó a preocupar porque yo estaba en Los Ángeles y se me veía en las fotos un cambio físico muy fuerte. Yo soy una tía grande y se me notaba un montón. Me decían, vente para acá que te vamos a llevar a comer a no sé dónde”, relataba sobre ese momento.
Su familia se preocupaba, pero lo que recibía en redes sociales era otra cosa. “Sin embargo, la mayoría de los comentarios eran ‘estás increíble, estás buenísima’. Lo pones en una balanza y dices, ¿qué me importa más? Con mucho cariño y pasando un tiempecito en casa después de eso, entendí que tenía que quererme un poquito más y que cuidarme”, confesaba.
A día de hoy
Su experiencia en China le ayudó a conseguir dinero que invirtió en su formación. Se marchó a Los Ángeles y allí se pasaba el día bailando, quemando calorías y matándose en clase. Ahora han cambiado mucho las cosas, pero no han terminado.
“Hay que estar siempre alerta. La persona que alguna vez ha sufrido esto sabe que tienes que estar alerta toda la vida, creo yo, sin ser experta en nada de esto. Encontrar mi esencia y enfocarme en un proyecto que se trataba de ser cien por cien yo, que fue Lola Índigo, me ayudó mucho a encontrar ese amor propio. Es que ahora estoy trabajando por ser quien yo soy, no por entrar en un canon establecido de cuerpo”, explicaba sobre su situación actual.
Pablo Motos quiso saber si pensaba en calorías cuando salía a comer a un restaurante: “No, ni de coña, gracias a Dios ya no. Ahora simplemente disfruto y cuando me preguntan en las entrevistas, cuál es tu hobbie, digo, comer”. Y dejaba claro cuál era su plato favorito: “Pan con aguacate y aceite. No hay nada para mí más top”.
Así que, ya sabemos a qué podemos invitar a Lola Índigo un día que quedemos con ella.
Cristina Zavala
Periodista enamorada de todo el entretenimiento. Enganchada a la tele, los libros, los últimos lanzamientos...