Especial
¿Por qué los huertos urbanos son el futuro?
Verduras y hortalizas de kilómetro cero, 100% ecológicas y sostenibles Así es el día a día en los huertos urbanos que proliferan en las grandes ciudades del mundo
Se ha convertido en una de sus actividades preferidas. Cada semana, Marta acude al huerto urbano de su barrio, en Barcelona, para cuidar lo que llevan dos años cultivando. En primavera plantaron tomates, lechugas, zanahorias, calabacín y remolacha. Y las hojas están saliendo con fuerza.
“Es algo muy especial: me hace mucha ilusión ver cómo crecen cosas que yo misma he plantado”, nos cuenta Marta mientras las riega. “El calor de junio fue un poco extremo, pero parece que la cosa marcha y en otoño tendremos una buena cosecha”.
“Me hace mucha ilusión ver cómo crecen cosas que yo misma he plantado”
Como otros tantos vecinos, Marta no había tenido contacto alguno con la agricultura: nació en la capital catalana y se considera una urbanita. Sin embargo, la experiencia de unirse al huerto urbano de su barrio le ha cambiado la vida. “No es sólo el placer de comer vegetales de kilómetro cero y libres de pesticidas: también es una manera de hacer actividades con vecinos a los que, de otra manera, quizá ni siquiera hubiera conocido”, cuenta.
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En realidad, existen muchos tipos de huertos urbanos, como los escolares, los situados en centros municipales, los que pertenecen a residencias de mayores o centros de salud mental o los comunitarios, como en el que colabora Marta. Pero todos ellos son importantes. “Estos huertos urbanos se han constituido en una herramienta para educar en la sostenibilidad, tejer relaciones entre los vecinos y desarrollar proyectos inclusivos y de convivencia”, explica Carlos de Mingo Rojo, Director General de Sostenibilidad y Control Ambiental del Ayuntamiento de Madrid y uno de los responsables de la floreciente red de huertos urbanos de la capital.
Renaturalizar la ciudad
“Los huertos urbanos constituyen una herramienta básica para la naturalización de la ciudad”, recuerda Carlos. Y eso, especialmente cuando aprieta el calor, se nota. Y mucho. Los huertos urbanos combaten de manera muy efectiva las llamadas “islas de calor”, el fenómeno por el cual la temperatura apenas baja al caer la noche en las grandes zonas urbanas.
Aunque los primeros huertos urbanos datan del siglo XIX, cuando la revolución industrial llevó a muchas personas de la ciudad al campo, no fue hasta finales de los años 70 y principios de los 80 cuando empezaron a proliferar en España. A causa de la crisis del petróleo y la asfixiante inflación, muchos ciudadanos se apropiaron de terrenos vacíos y solares para darles un uso agrícola. ¿Estaremos ante una nueva ola de huertos urbanos? El tiempo lo dirá.