Especial
“Solo quiero largarme”: Las confesiones sexuales de una comensal en ‘First Dates’ que arruinan su cita
Ángel se ha sentido incómodo con las insólitas frases de Mari Cruz y ha acabado rechazándola
First Dates es un programa que nunca deja de sorprendernos con citas de lo más anómalas. Desde algunas que acaban en campanas de boda hasta otras que terminan en calabazas a los pocos segundos de empezar. Las excusas, la ingenuidad y a veces, la espontaneidad de los comensales hace que se cree una la lista de invitados de gente auténtica, que pasará a la posteridad por sus desternillantes ocurrencias. Entre esos nombres podía colarse el de Mari Cruz (50 años), la última persona que ha pisado el restaurante de Cuatro y sí, que lo ha puesto todo patas arriba.
La chica gaditana ha llegado al programa de citas con las ideas muy claras y sabiendo que llamaría la atención. “La sociedad no está hecha para una mujer como yo”, ha comenzado explicando a Lidia Torrent, la encargada de recibirla en las puertas del restaurante de Cuatro, First Dates. Tras el saludo y algún que otro chascarrillo, Mari Cruz ha venido dispuesta a todo para encontrar a alguien y se ha autodefinido como una persona “diferente, única y políticamente incorrecta”.
Desde el primer momento, ha dejado claro su cometido: “Hacer más el amor y no la guerra, es decir, follar más y joder menos”. Aunque apoyándose en el refranero español ha explicado claramente que, pese a que su deseo sea tener sexo, en su casa no lo práctica. “En casa de herrero, cuchara de palo”.
Tirando de sorna, la gaditana no se ha andado por las ramas y ha explicado que la falta de sexo le va a llevar a tener que “reconstruir el himen”. Por si fuera poco, la de Cádiz ha explicado que le encanta estudiar los cerebros y por eso, estudia psicología: "Soy una guarra pero con carrera". Con esta presentación ha conocido a Ángel (51 años), su cita, quien tras verla ha asegurado que se ha sentido un poco “intimidado”.
Pese a que ambos han tratado de suavizar posturas, Mari Cruz ha traído toda su artillería pesada con ella y ha protagonizado un momento de lo más cómico al colocar un preservativo en dos de los dedos del chico. Él, que parecía sentirse incómodo, ha acabado reconociendo que le gustan que las chicas que estén a su lado estén un poco “locas”.
Seguidamente le ha embardunado con sirope el antebrazo y le ha invitado a seguir jugando, pero Ángel, ha sufrido un ataque de vergüenza ajena porque literalmente no ha sabido donde meterse. La cena ha transcurrido con un monólogo de ella y la estupefacción de él, que aparte de no entender nada de lo que decía, se ha quedado perplejo al conocer un poco más sobre su forma de ser.
Mari Cruz ha asegurado que le gustan las cosas a fuego lento y con delicadeza, además de que la sorprendan, especialmente, en la cama. También ha confesado que mucha gente al conocerla la prejuzga y ella sabe desde ese momento que esos posibles pretendientes no van a “estar a la altura”.
Mari Cruz no se lo ha puesto fácil al chico, ya que ha seguido incentivado la posible huida de él al soltar: “Soy rabera. Me gustan los rabos de la vida”. Aunque entre el continuo monólogo de la gaditana y la rapidez con la que hablaba, Ángel ni siquiera se ha enterado bien al confundir "rabera" con una persona a la que le gustan disfrutar de las fiestas a altas horas de la mañana (ravera) y no como algo más explícito sexualmente hablando.
Finalmente, el chico ha acabado expresando que quería irse: "Lo único que quiero es comer los helados que queden y largarme de aquí". Las tensiones se han rebajado, aunque este le ha acabado reconociendo a ella que no está preparado para recibir “tanta caña”.
Teresa Moreno
Periodista a ratos, SEO todo el tiempo, aunque a veces también me verás escribiendo algún que otro salseo....