Crítica de ‘La Última’, la serie de Aitana: el ‘A tres metros sobre el Cielo’ con filtro Disney

Hache y Babi, Valle y Quimi, Edward y Bella, Danny y Sandy... ¿qué tienen las historias de chico malo conoce a chica buena que siguen enganchándonos generación tras generación? Mismo mito, mismo cuento, pero diferente envoltorio. ¿Por qué cambiar algo que funciona tan bien?

La última pareja en sumarse a esta larga lista de romances imposibles es la de Candela y Diego: dos personas que luchan por sus sueños, pero cuyos mundos son muy opuestos. Mientras que ella, apodada como “la chica de rosa” en su adolescencia, quiere hacerse un hueco en la industria musical; él, el chico malo de buen corazón, intentará ganarse la vida como boxeador. Así es La Última: la primera serie española de Disney+.

Aunque la historia la hayamos visto una y otra vez, los fans del romance siempre quieren más. Alargar esa química entre los protagonistas hasta el primer beso, ver cómo se enfrentan a todo tipo de obstáculos y disfrutar de la tensión sexual no resuelta es todo un espectáculo. La Última tiene esto multiplicado por diez. ¿La razón? La actriz y el actor escogidos para dar vida a los protagonistas, Aitana y Miguel Bernardeau, son la pareja más mediática del momento.

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Aitana y Miguel Bernardeau: la química que mueve La Última

La química entre ellos es palpable. Son pareja en la vida real. Pero no una cualquiera, sino la más mediática de los últimos años. Ella es la estrella musical del momento y él uno de los actores más conocidos de la Generación Z gracias al pelotazo de series como Élite o 1899.

Ver La Última es entrar en una pequeñísima parcela de su vida. Es esperar a que se besen en pantalla y que se digan “Te quiero”. El magnetismo que desprenden cuando se miran es inevitable. Por una parte, quieres seguir mirando; por otra, piensas que estás invadiendo su intimidad. Es ser el sujetavelas en una cena con una pareja de amigos. Cuando se besan no sabes si gritar de alegría o mirar hacia otro lado. Es toda una experiencia fan. Resumiendo: la química entre Aitana y Miguel hacen que La Última sea tan especial. Pero eso ya lo sabíamos. No es ningún secreto y Disney ha sabido aprovecharlo al máximo.

Da igual que la ficción tire de varios estereotipos (el mejor amigo gay, el productor con malas intenciones o la relación imposible) porque da al espectador lo que quiere: escenas de amor entre Aitana y Miguel, canciones exclusivas y una imagen cuidada al detalle.

Aitana aprueba sin problema

El personaje de Diego, interpretado por Miguel Bernardeau, es una especie de Hache en A tres metros sobre el cielo. Un chico que se mete en problemas, pero que tiene un gran corazón. Por suerte, los tiempos han cambiado y se aleja mucho de aquella toxicidad del personaje interpretado por Mario Casas en 2010. 

Por su parte, Aitana se abre camino en el mundo de la interpretación con el papel de Candela. Y puede estar tranquila porque, para ser su debut en este mundo, aprueba sin problema. Sus miradas, sus ojos y sus movimientos son bastante correctos. Parece que cinco años rodando videoclips, subiéndose a escenarios y grabando grandes campañas de publicidad le han dado unas bases interpretativas bastante sólidas. La joven no tiene nada que envidiar a otros actores y actrices que ruedan series juveniles en España. Interpretativamente no nos sorprendería verla en los pasillos de Las Encinas de Élite, rondando por el Internado de Las Cumbres o enamorándose de un chico que le roba el Wifi. Y es que Aitana lo hace bien en La Última y además... ¡canta!

La Última es un acierto seguro, una serie que mezcla los elementos necesarios para enganchar al público al que va dirigido: un cóctel de A tres metros sobre el cielo, La La Land y Fama pasado por un filtro Disney. Sin duda, La Última va a ser solo la primera vez de Aitana en el mundo de la interpretación. Porque estamos seguros que, además de su película en Netflix, va a seguir dando mucho que hablar como actriz.