La impactante historia real que se esconde tras 'Las Nadadoras', la película que arrasa en Netflix

En plena campaña de Navidad sorprende que una de las películas que está arrasando en Netflix no tiene nada que ver ni con las fiestas ni con las comedias románticas que tanto van ligadas a estas fechas. Las Nadadoras, un filme británico dirigido por Sally El Hosaini y protagonizado por Manal Issa y Nathali Issa se ha convertido en solo unos días en el título del momento y lo ha hecho trasladado una cruda historia real a la gran pantalla.

La película, que se estrenó este mismo 2022 basándose en lo que la propia Yusra Mardini recoge en su autobiografía Mariposa: De refugiada a nadadora olímpica. Mi historia de superación y esperanza, se presenta en Netflix como una cinta conmovedora y motivadora que plasma como, desde Siria hasta las Olimpiadas de 2016, dos hermanas emprenden un arriesgado viaje durante el que recurren de forma heroica a sus dotes de campeonas de natación.

Sin embargo, la historia de Yusra Mardini y su hermana Sara, las mujeres en las que está basada esta película, va mucho más allá de lo que presenta la breve sinopsis de la plataforma de vídeo en streaming. Las Nadadoras eran dos jóvenes deportistas volcadas en la natación, el deporte por el que su padre les había inculcado un gran amor. Yusra y Sara eran jóvenes, felices y trataban de ganarse un puesto en las Olimpiadas cuando su vida en Damasco y sus sueños al completo se truncaron por culpa de la guerra en el verano de 2015, lo que las llevó a tomar una medida desesperada: tratar de escapar de las bombas que caían en su país para dirigirse a Alemania atravesando el Líbano, Turquía y después el Mar Egeo.

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Yusra, de entonces 17 años, y Sara, de 20, se subieron a una patera junto con otras 18 personas y se lanzaron al mar en busca de una vida mejor. Sin embargo, la mala suerte y la mala mar se juntaron para provocar un fallo mecánico en su lancha neumática que las dejó a la deriva en medio del Mar Egeo, entre la isla griega de Lesbos y las costas de Turquía, y a merced de las mafias y los traficantes de personas que ya por entonces campaban por la zona.

Tras unos momentos de pánico las hermanas, junto a otros tres jóvenes que también habíando dejado su vida a atrás para tratar de buscar un futuro digno en Europa, decidieron tomar las riendas de la situación y, haciendo uso de las habilidades que habían adquirido durante años de entrenamientos de natación, se decidieron a tirar la lancha hasta hacerla llegar a la costa de Grecia.

Con la ayuda de las pocas sogas con las que contába el grupo de jóvenes logró tocar tierra firme tres horas después de emprender su heroica gesta. Sin embargo, su pesadilla no acabó cuando sus pies se posaron sobre la arena... Entonces empezaba otra etapa, la de caminar por Europa con destino Alemania tal y como habían hecho muchos antes y harían muchos más después.

25 días después de su llegada a Grecia las hermanas Mardini llegaron a Berlín, donde obtuvieron asilo político y empezó la que fue una nueva etapa en sus vidas. Ambas obtuvieron una gran popularidad y empezaron a hacer labores de activismo en favor de los refugiados. Sin embargo, fue Yusra la que acaparó la mayor parte de las miradas al conseguir un puesto en el Equipo de Atletas Olímpicos Refugiados durante las Olimpiadas de Río de Janeiro de 2016 y convertirse en una de las 40 mujeres que se lanzaron a la piscina para batirse en duelo en estilo mariposa.

Por su parte, Sara, que vio cómo el Mar Mediterráneo también le robaba parte de su futuro al agravarle una lesión que sufría en el hombro, se dedicó por completo al activismo durante varios años, especialmente trabajando en las costas griegas, para después, tal y como ha recogido la prensa internacional, regresar a Alemania y cursar estudios universitarios.