Especial
Indignación ecologista ante la presidencia petrolera de la COP28
El nombramiento del sultán Al Jaber como presidente de la próxima Cumbre del Clima es, para muchos, una nueva línea roja que se traspasa.
¿Puede un alto cargo de una compañía petrolífera presidir una Cumbre del Clima? Para muchos sería como poner al lobo al cuidado de las ovejas: un auténtico sinsentido. Y sin embargo así será, siempre y cuando las quejas no lo impidan.
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El sultán Al Jaber, director ejecutivo de la Compañía Nacional de Petróleo de Abu Dhabi (ADNOC), ha sido nombrado el próximo presidente de la COP28, la próxima cumbre por el clima, que se celebrará los próximos meses de noviembre y diciembre en los Emiratos Árabes Unidos (EAU). El nombramiento ha contado con el apoyo de la Unión Europea, Estados Unidos e incluso ha sido celebrado por el Secretario Ejecutivo de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC), que le felicitó efusivamente a través de Twitter.
La decisión ha sido duramente criticada por los principales grupos ecologistas del planeta. En total, más de 450 organizaciones han lanzado una petición a los gobiernos del mundo para exigir que las negociaciones que se lleven a cabo en la COP28, cruciales para el futuro del planeta, estén al servicio de las personas y los ecosistemas, y no basadas en los intereses de las grandes compañías. Según dichas organizaciones, una COP supervisada por el ejecutivo de una compañía de combustibles fósiles es legítima.
Aunque la presidencia de Al Jaber resulte llamativa, lo cierto es que la presencia de lobbies en cumbres internacionales es habitual. En la pasada COP27 se inscribieron más de 630 grupos de presión de empresas de combustibles fósiles. Los Emiratos Árabes Unidos, que ahora acogen la COP28, contaban con más grupos de lobistas en su delegación que ningún otro país.
Un palo en las ruedas
En España, Ecologistas en Acción ha sido una de las organizaciones que se han sumado al llamamiento de manera más activa, calificando la decisión de “un palo más en la rueda de los tímidos avances en las negociaciones y un paso de gigante en la captura corporativa de las mismas”, tal y como han explicado en un comunicado.
Para la organización, la designación de Al Jaber como presidente de la COP28 demuestra “el enorme poder e influencia de las corporaciones fósiles”, y pone en evidencia el “lavado verde” que quieren hacer las grandes petroleras. Empresas que “han ejercido un bloqueo constante sobre decisiones importantes” en materia climática, lo que hace que sea necesario “un régimen de incompatibilidades que expulse a estos actores de las negociaciones internacionales”. Para los ecologistas, cumbres como la COP28 “deberían poner el foco en las indicaciones científicas, las comunidades y personas más vulnerables”, así como en “el cambio radical del sistema dentro de los límites del planeta”.
En palabras de Javier Andaluz, responsable de clima y energía en Ecologistas en Acción, “poner a un petrolero a dirigir las negociaciones climáticas es como meter en el calabozo al agresor con su víctima. Un atentado al sentido común que debería rectificarse inmediatamente”. Andaluz añade: “Si la CNMUCC no quiere perder su ya escasa legitimidad, debe trazar líneas rojas claras que excluyan los intereses fósiles y permitan dar una respuesta global, urgente e inmediata a la emergencia climática”.