Especial
Tarantino y sus halagos a Pedro Almodóvar
Reconoce que el director manchego influyó en su forma de representar la violencia
Las memorias de Quentin Tarantino, Meditaciones de cine (Reservoir Books), llegaban a España ayer jueves 26 de enero y, entre las muchas anécdotas cinéfilas del director, se incluyen algunas con nombres tan reconocibles como los de Pedro Almodóvar o Luis Buñuel.
Respecto al cineasta manchego, Tarantino pone a Almodóvar como ejemplo de libertad a la hora de rodar, enfocándose en el comienzo de su película de 1986, Matador, pues en la primera escena del filme, un personaje se masturba ante un montaje con imágenes sangrientas de otras películas slasher (subgénero del cine de terror en la que un psicópata asesina brutalmente a adolescentes). Esto es algo que el director de Reservoir dogs considera que hoy sería "inconcebible" debido a la censura que hay.
"La temeridad demostrada por Pedro Almodóvar fue todo un ejemplo. Mientras yo veía a mis héroes, los inconformistas del cine estadounidense de los setenta, capitular ante una nueva manera de trabajar solo por conservar su empleo, la temeridad de Pedro ponía en ridículo las calculadas concesiones de todos ellos", ha defendido.
Tarantino compara sus "sueños cinematográficos" con la manera de rodar del cineasta manchego, resaltando la conexión entre "lo desagradable y lo sensual". "Sentado en un cine de arte y ensayo de Beverly Hills (...) me convencí de que existía un lugar para mí y mis violentas ensoñaciones en la filmoteca moderna", explica.
Además, el director estadounidense reitera la valentía que mostró Almodóvar ante la censura del momento. "Recuerdo que cuando trabajaba en mi tienda de vídeo de Manhattan Beach, Video Archives, hablaba a los otros empleados de la clase de películas que deseaba hacer y de las cosas que deseaba hacer en esas películas. Y ponía como ejemplo la escena inicial de Matador, de Almodóvar", explica en las memorias.
De esta manera continúa su relato asegurando que los otros empleados le respondían diciéndole que nunca le dejarían hacer un tipo de película así. A lo que él contestaba: "¿Quién coño es esa gente para impedírmelo? Esa gente puede irse a la mierda".
"Yo me había criado en los setenta, época en la que todo valía, y los ochenta, en cambio, se caracterizaron por la necesidad de actuar sobre seguro, como esa década horrorosa del cine de Hollywood, los cincuenta. Los ochenta fueron aún peores", lamenta el creador de Pulp Fiction, reflexionando sobre la censura.
"En los cincuenta, podía sostenerse que era una sociedad reprimida la que imponía restricciones a Hollywood, pero en los ochenta las restricciones que Hollywood aplicó a su propio producto eran autoimpuestas. No hay censura más severa que la autocensura", lamenta el productor.
El cineasta Luis Buñuel también aparece en las memorias dos ocasiones, siempre citado como referente: por un lado, como influencia para el cine de Polanski y por el otro como ejemplo para hablar de una novela que "parecía un purgatorio católico en la Tierra, un destino como salido de Buñuel".
En Meditaciones de cine hay además recuerdos para otros artistas importantes del celuloide latinoamericano como es el actor Gael García Bernal, quien le contó una anécdota al respecto de los "ataques de risa".
"En el estreno mundial de Érase una vez...en Hollywood, Gael García Bernal me contó que eso les había pasado a él y a Diego Luna cuando Brad Pitt, en el aparcamiento del restaurante, pronunció la frase: 'No llores delante de los mexicanos'. Dijo que se rieron de tal modo, y durante tanto tiempo, que la novia de Gael empezó a enfadarse con ellos", concluye.
Ana de la Morena
Periodista y redactora de LOS40 Classic.