Oneplus 11 saca de nuevo lo mejor de la compañía
Volvemos al "más por menos"
Ha llovido mucho desde la llegada al mercado de aquella compañía china que pretendía mover los cimientos de la industria con un producto excelente y un precio por debajo del estándar de aquel momento. En su momento, Oneplus consiguió establecerse como la alternativa tecnológica viable que nos libraba de unos precios que salían de órbita cada vez con más fuerza.
Tras una hoja de ruta que llevó a la compañía a ponerse casi en paralelo con las grandes del sector, vemos que los últimos años de la compañía han sido algo ‘erráticos’. Desde la fusión de Oneplus con Oppo, la que hoy nos ocupa ha tenido problemas para encontrar de nuevo su hueco en la industria.
Oneplus 9 tuvo versión ‘normal’ y Pro. Oneplus 10 sólo tuvo versión Pro. Ahora, Oneplus 11 sólo tendrá versión ‘normal’, olvidándose por completo del formato ‘Pro’. Como veis, el target de la compañía, así como su hueco en el mercado desde el apretón de manos con Oppo (fusión que ha hecho que creado confusión entre sus propios catálogos), no queda del todo definido todavía.
Dicho esto, ponemos sobre la mesa Oneplus 11. Un terminal que probamos sin ánimo de encasillar, con ganas de saber dónde queda exactamente el buque insignia de una compañía que siempre ha formado parte del panorama tecnológico de bolsillo.
Conste en acto que escribimos esta review sin tener idea de todavía de cual va a ser el precio con el que Oneplus 11 llegue a las tiendas, pero podemos afirmar que es, a todos los efectos, un terminal ‘premium’. Que no os engañe la falta de un ‘Pro’ al final del nombre.
Un terminal Premium empieza con su fabricación. Tanto en la mano como en el bolsillo, Oneplus 11 es uno de esos teléfonos que cogemos con cuidado cuando no llevan la funda puesta. Un teléfono que huele a caro; con un marco casi inexistente para una pantalla ligeramete curva en sus bordes y con ese acabado de cristal cerámico para la parte trasera que se escurre en la mano y del bolsillo, si las costuras no lo impiden.
El precioso verde metálico de su trasera se interrumpe por un importante módulo circular de cámara triple en la parte superior izquierda, que se une con el marco por esa parte; un look que confunde cuando el teléfono está desnudo pero que suponemos que busca un look especial con la funda puesta (algo que no hemos podido comprobar porque no hemos tenido acceso a una funda con la que protegerlo).
El marco tiene los botones que esperáis de la marca; volumen a la izquierda y encendido y el botón para controlar los estados (marca de la casa) a la derecha. Una tecla de tres posiciones que os permitirá pasar de sonido a vibración y a silencio, sin necesidad de encender el teléfono.
Puede gustaros más o menos el look de esa trasera, pero más allá de ese punto subjetivo, nadie podrá encontrar una pega real con el cuerpo de este terminal.
Cuando encendemos el teléfono, llega esa sensación que siempre hemos tenido con Oxygen OS que tan pocas marcas consiguen dar a sus usuarios. Oxygen OS 13 funciona sobre Android 13 y deja el código del sistema operativo tan limpio como se puede dejar. Sólo los Google Pixel funcionan con una versión de Android más limpia, pero la capa cosmética y funcional que implementa Oneplus no supone obstáculo alguno en la navegación o el funcionamiento general del terminal. Con sus 16 Gb de RAM y un Snapdragon 8 Gen 2, Oneplus 11 simplemente vuela. Podéis pasaros la tarde abriendo apps, intentando que el teléfono se ralentice y no lo conseguiréis.
El escáner de huella dactilar y la función de reconocimiento del usuario a través de la cámara son prueba también de lo rápido que funciona el cerebro de este Oneplus 11 y la batería de 5000 mAh recién sacada de fábrica dará vida para un día completo (y dos también) incluso a los usuarios más exigentes. Hemos viajado horas en tren con este teléfono, sin parar de ver videos haciendo uso de la red, con el bluetooth encendido y no nos hemos acercado al momento de necesidad de cargar el terminal.
Como en los últimos ‘buque insignia’ de Oneplus, la pantalla de este ‘11’ permite al usuario elegir la resolución entre Full HD+ y Quad +; por defecto viene la primera y tenemos verdaderos problemas para encontrar la mejora entre una y otra, pero ahí está la opción de elevar la resolución a 4K (imaginamos que con el pertinente extra de consumo energético).
De igual forma, el usuario puede elegir entre una frecuencia de refresco Alta y dinámica que viaja hasta los 120 Hz o el estándar de hace algunos años, 60Hz, que convertirá vuestra navegación en una experiencia que claramente ha ido más allá de su fecha de caducidad recomendada, pero que también os ahora ahorrar batería, si os veis con esa necesidad imperativa alguna vez.
Luego tenéis el brillo y las opciones de color, que podrán complacer a los más conservadores, que disfrutan de colores apagados y protección para la luz azul y a los que buscan exprimir hasta el último ‘nit’ de brillo, con la luz apagada en la cama.
Tanto sobre el papel como cuando lo llevas a examen; Oneplus 11 demuestra que sigue estando en la cima del mundo a nivel tecnológico y que no sólo sabe acumular números para sacar pecho en las hojas de especificaciones, también sabe utilizar esa tecnología y ponerla al servicio de los usuarios sin bache alguno.
Hasta aquí Oneplus 11 es un móvil perfecto. Pero, ¿qué es lo que ha diferenciado a la compañía china de titanes como Apple o Samsung? Efectivamente, la cámara. El array fotográfico de Oneplus siempre ha sido un punto crítico en sus valoraciones, que no siempre a conseguido convencer sin reservas.
En este caso, la teoría tiene buena pinta. La triple cámara trasera equipa tres sensores de 50, 48 y 32 MP respectivamente. El primero es el angular clásico que esperamos de un teléfono móvil; la cámara principal. El segundo, de 48, es el famoso gran angular que tan de moda se ha puesto en los últimos años. El tercero es la lente ‘zoom’, que crece hasta los 32 MP.
De la primera cámara tenemos poca queja. Por regla general obtenemos muy buenas fotos cuando la usamos. Tanto de día como de noche. Hay momentos en los que agradeceríamos algo más de velocidad en la obturación, sobretodo cuando tenemos delante sujetos inquietos como nuestros amigos los perros y gatos, pero tampoco parece ser una falta constante; en ocasiones conseguiremos clavar ese bostezo perruno y tras obtendremos ese desenfoque propio del movimiento no captado lo suficientemente rápido.
Los colores de las fotografías son agradables, no parece recurrir a paletas de color saturadas, aunque quizás si echamos en falta la posibilidad de apagar por completo y para siempre el modo HDR que viene encendido por defecto y así se vuelve a presentar en futuros usos de la cámara después de pedirle al móvil que lo apague. El HDR puede hacer milagros en algunas situaciones pero, por lo general, se cargará el look de más fotos de las que conseguirá mejorar.
Del gran angular, de 48MP, tenemos poco que añadir. Cambia el sensor JN1 del Oneplus 10 Pro por otro Sony IMX. Funciona prácticamente igual que su prima hermana angular de 50MP y sirve como cámara ‘Macro’ cuando acerquemos el móvil demasiado a aquello que queremos fotografiar. Tanto en modo paisaje como en modo macro obtenemos buenas fotos y la falta de luz tampoco es una excusa con esta lente.
Mi queja llega (como viene siendo habitual con esta compañía) con la cámara ‘zoom’ que, parece ser, es la lente en la que entra el ahorro. Si en Oneplus 9 Pro teníamos un 3x con pocos megapíxeles, en Oneplus 11 tenemos un 2x con suficientes megapíxeles. Es decir, por un lado notamos que el sensor no está a la altura en términos de imagen con los otros dos. Las fotos tardan menos en perder definición cuando hacemos algo de zoom y pueden incluso verse faltas de detalle aún sin buscarles las cosquillas en el ordenador.
A eso, sumamos que 2x es muy poco aumento para conseguir marcar una diferencia con las otras cámaras. Si la cámara principal es algo en torno a los 19 mm, ese 2x nos deja en unos 38mm, que sigue respondiendo al término “angular” en el argot fotográfico. Un 3x óptico sería mucho más indicado para conseguir ese look más cinematográfico o “de retrato” que buscamos de un zoom y, además, dejaría ese 2x a la magia digital de un posible recorte de megapíxeles sobre el sensor principal.
Desconocemos las razones por las que Oneplus ha tomado este camino con la cámara zoom, pero parece ser siempre la tercera en discordia y la que rompe el ‘hat trick’ de la compañía en todos sus teléfonos. Si el gran angular es el favorito de la chavalada, la distancia focal que da el zoom en los teléfonos suele ser siempre la elegida por el fotógrafo o videógrafo experimentado de turno y Oneplus no consigue acertar con ellos.
Una vez más, el logo de Hasselblad parece quedar como elemento decorativo del módulo fotográfico más que la prueba de un avance tecnológico real. No dudamos de que la ciencia de color haya sido revisada para este nuevo teléfono o de que el bokeh del modo retrato sea un calco de un bokeh característico de Hasselblad, pero no esperéis un salto cualitativo como el que dio Huawei en su firma con Leica hace ya años. También es verdad que vivimos en el 2023 y que la fotografía digital en Smartphone a alcanzado unos estándares que empiezan a ser difíciles de afinar.
La cámara selfie, por su parte, funciona. Hace fotones de 16MP y os sacará guapos y guapas hasta en condiciones de poca luminosidad.
En conjunto, Oneplus 11 es un telefonazo como la copa de un pino. Como decíamos al principio de este análisis, lleve o no llevo el ‘Pro’ en el nombre, es con los modelos ‘Pro’ del resto con los que va a pelear, y mucho ojo este año porque muchos se han subido a la parra con los precios de sus terminales y puede que Oneplus haya vuelto a caer en ese ‘slot’ perdido que tuvo antaño y que garantizaba a sus clientes “lo mismo (o más), por menos”.