Vías verdes: cómo recorrer España en bicicleta

“Ha sido una experiencia única, que además hemos podido hacer en familia”. Susana y su pareja, José, acaban de volver de un fin de semana en el que han recorrido un tramo de la Vía verde de Ojos Negros, la más larga de España, que une Teruel y Valencia a lo largo de casi 170 kilómetros. Ellos han optado por recorrer el último trecho, unos 75 kilómetros, a lo largo de las huertas valencianas y hasta llegar a orillas del Mediterráneo. “Íbamos con nuestra hija de 8 años, y no queríamos que fuera demasiado duro para ella. Pero al final se ha quedado con ganas de más”, cuenta José. "Repetiremos, seguro".

Las Vías verdes son una de las joyas de la corona para los amantes del ciclismo y el senderismo. Y pese a ello, aún son muy desconocidas por buena parte de los españoles. Su origen se remonta al año 1993, cuando se creó la Fundación Vías Verdes. Su objetivo: recuperar antiguos trazados ferroviarios en desuso para reconvertirlos en itinerarios para vehículos no motorizados. Un auténtico imán para cicloturistas y senderistas que quieren viajar de otra manera y, sobre todo, a otro rimo.

Actualmente, España cuenta con 129 vías verdes, que se extienden a lo largo de más de 3.300 kilómetros. De todas ellas, la más extensa es la citada Vía Verde de Ojos Negros, pero hay muchas más: la Vía verde de la Senda del Oso (Asturias) es, para muchos, una de las más bonitas. La Vía verde del Tajuña (Madrid), una de las más populares dada su cercanía a la capital y su asequible extensión (49 kilómetros). La Vía verde del Aceite, entre Jaén y Córdoba, un ‘must’ para los amantes de nuestro oro líquido y los paisajes andaluces. Y hay muchas más: la Vía verde del Carrilet (Cataluña), la Vía verde del Noroeste (Murcia), la del Valle de Eresma (Valladolid), la del Ferrocarril Vasco Navarro (País Vasco)… Para descubrir todas ellas, nada como dejarse caer por la web oficial del proyecto. https://www.viasverdes.com/

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El paraíso de la bici

El potencial es aún inmenso. Se calcula que en nuestro país hay unos 7.500 kilómetros de vías férreas en desuso. Es decir, 7.500 kilómetros más de potenciales vías verdes con las que convertir la Península en un auténtico paraíso para los amantes del cicloturismo, una actividad que no para de crecer. Con una sociedad cada vez más concienciada en materia de turismo sostenible, nada como la bicicleta para descubrir rincones y paraísos cercanos a golpe de pedal.

“El potencial de las Vías Verdes es increíble”, opina en conversación con El Eco de LOS40 Chus Blázquez, responsable de la empresa Rutas Pangea y una de las personas que más y mejor conocen el cicloturismo en España, con tres décadas de experiencia organizando viajes en bicicleta. También, alguien que se ha dedicado a promocionar sus virtudes y ha contribuido de manera decisiva a su creciente popularidad.

“El concepto básico de Vía Verde, de recorrer una antigua línea de tren, nos aporta muchas facilidades pensando en términos de cicloturismo”, explica Chus. “Se trata de una línea con muy poco desnivel, con puentes cuando hay que cruzar un río o túneles para atravesar montañas. Muchas veces recorriendo paisajes muy atractivos y dándonos acceso a lugares mágicos. Y siempre recuperando un patrimonio histórico que de otro modo seguiría abandonado, recordándonos un sueño que se truncó. Estaciones que hoy son hoteles, albergues o cantinas. Bicis recorriendo caminos que se habían olvidado, túneles que se reabren después de décadas de abandono…” Las vías verdes son un viaje al pasado en un vehículo que, para muchos, representa el futuro de la movilidad.

Recorrer una vía verde es una experiencia inolvidable. Y para quien, como Chus, las ha recorrido todas, quedarse con sólo una es una tarea casi imposible. “Es muy difícil elegir solo una Vía Verde para recomendar”, reconoce. “Entre las más largas hay opciones muy atractivas para varios días de ruta: la Vía Verde de Ojos Negros y la del Aceite, dos que están creciendo y son preciosas la del Santander-Mediterráneo y la de la Plata y algunas más cortas pero espectaculares como la Vía Verde de la Sierra, la de Val de Zafán y la Senda del Oso”, concluye. Como todo, para gustos los colores. Pero en este caso, el verde es siempre sinónimo de una experiencia inolvidable.