Así es la increíble y trágica historia real tras ‘Oso Vicioso’: narcos torpes, mucha cocaína y un oso fisgón
La película, ya en cines, ha adaptado muy libremente lo que pasó en realidad
Oso Vicioso ya está en cines, por lo que los espectadores pueden disfrutar de una de las películas más locas del año. Su sinopsis se puede adivinar tan solo con su título —sobre todo en versión original, Cocaine Bear—, y la verdad es que es todo un festival de risas, sangre y, sobre todo, desvergonzonería. Pero, ¿sabías que está basada en una historia real?
Puede que la idea de que haya existido un oso adicto a las drogas sea tronchante, aunque lo cierto es que es de lo más trágica. Es obvio que la película tiene una gran parte de ficción, algo obligatorio si se quería contar esta historia en clave de comedia; ya que lo que pasó de verdad tiene poca gracia.
Cualquiera que se acerque al cine a verla verá la historia de unos excursionistas y demás personas que están en un bosque —cosas de la vida, el parque natural en el que se basa está de lo más transitado cuando ocurre la acción—, pero lo cierto es que no todo fue tan divertido como algunas de las escenas de la película muestran. Ni, por supuesto, duró tanto como se ve en pantalla.
La verdadera historia del oso vicioso sucedió en 1985, concretamente el 11 de septiembre. ¿La zona? En un principio un poco difícil de localizar, pues fue desde el aire: Andrew Carter Thornton, un traficante de cocaína, tomó la peor decisió de su vida.
Contaba con un curriculum de lo más curioso: primero fue paracaidista, luego entrenador de caballos de carreras, después policía antidroga ascendido a agente de la DEA y luego abogado; para luego acabar traficando. Ni Homer Simpson ni Belén López Vázquez pueden presumir de tantos bandazos laborales, algo que quizá afectó a cómo actuó aquel día ante una situación de crisis.
No era su primer trayecto transportando este material, pero sí uno de los más comprometidos. No era nada fuera de la rutina, tenía que llevar la droga desde más allá de la frontera para dejarla caer en el sureste de EEUU para sus socios, aunque esa ocasión fue diferente. Atemorizado por creer estar perseguido —las notas de producción de la película no aseguran si estaba bajo los efectos de las drogas—, no dudó en arrojar la mercancía desde el cielo... De una manera curiosa.
Tenía por costumbre deshacerse de toda evidencia de delito ante la mínima sospecha, aunque siempre lo hacía sobrevolando el oceáno. Esta vez, absolutamente convencido de ser seguidos por los federales tras haber entrado en el espacio aéreo del país, se dio mucha prisa en tirarlo todo por la ventana. Cayó en el parque nacional de Chattahoochee, al norte de Georgia.
El trayecto acabó de la manera más extraña. Su copiloto —que no sabía utilizar un paracaídas, y apenas recibió un tutorial de unos minutos antes de que Thornton le empujara— se fue al vacío y sobrevivió, librándose de cualquier acusación. En cuanto a Thornton, puso el piloto automático y se equivocó poniendo su codicia por delante: se llenó los bolsillos con más de 4'5 de dólares —en monedas y billetes, ojo—, seis Kurggerand de oro de una onza cada uno —es una moneda de inversión—, varios cuadernos con datos relevantes, una pistola de asalto, gafas de visión nocturna, una navaja multiusos, comida, un altímetro... Y una cuerda en la cintura de 3 metros de largo atada a una mochila con 35 bolsas de cocaína equivalentes a 35 kilos.
El Oso Vicioso real
En el mercado tal cargamento valdría 1.225.000, pero nunca llegó a venderse. Se desconoce si Thornton se dio en la cabeza antes de saltar, pero lo cierto es que terminó aterrizando de la peor manera al no poder abrir ni si quiera el paracaídas secundario —probablemente por la gran cantidad de peso que decidió llevar en su salto—. Su cuerpo se encontró en Knoxville, Tennesse; aunque no fue el único damnificado de toda esta historia.
Cuatro meses después de hallar a Thronton, también se descubrió que un oso negro de 80 kilos se cruzó en toda esta historia. El animal estaba paseando en el bosque de Chattahoochee, cerca de la Montaña de Sangre (Blood Mountain) y se cruzó con la mercancía arrojada por Thornton. Lejos de huir de su espíritu curioso, el mamífero se puso a olisquear lo que había dentro de la bolsa con un destino fatal.
La autopsia revelóque su muerte fue por hemorragia cerebral, fallo respiratorio, renal y cardiaco e hipertermia. Cuando abrieron su estómago, descubrieron el porqué: había consumido 16 kilos de cocaína, pese a que solo 4 gramos pasaron a su sangre —hace falta el doble para matar a una persona del mismo peso, 80 kilos—. En cuanto al resto de la droga, se especula que también había destrozos en el resto de 35 kilos de polvo ya que otros animales silvestres podrían haber consumido durante los 4 meses que tardaron en encontrar todo.
En definitiva, está claro que el oso no se lo pasó tan bien como enseña la película, de hecho, murió a los minutos de haber ingerido la droga; aunque Oso Vicioso enseña todo un espectáculo macabro del oso por el monte. ¿Habrá una secuela con todos esos animales que también aprovecharon la barra libre? Está claro que el universo que ha dirigido Elizabeth Banks todo es posible.
Oso Vicioso ya está en cines.
Javier Rodrigo Saavedra
Cine y música. Música y cine. Y más, claro. Me encontrarás en todo tipo de saraos cubriendo todo, desde...