Especial
El fuego de Lola Indigo quema, pero no abrasa: el análisis de ‘El Dragón’
Una de las artistas más importantes de la escena musical publica su tercer disco
Lola Indigo es un valor indiscutible. La cantante, consagrada como una de las integrantes de la Santísima Trinidad del Pop, es culpable de que la industria musical ‘made in Spain’ se haya vuelto más interesante e igualitaria, reconociendo a todas esas artistas talentosas como ella que llevan años partiéndose los cuernos para escalar posiciones en una escena, hasta ahora, liderada por hombres. Este cambio de paradigma coincide con el lanzamiento de El Dragón, tercer álbum de estudio de la de Granada y un trabajo que busca darle una repercusión más global a su proyecto, además de romper récords y repetir con cualquiera de sus pistas el éxito rotundo que fue La niña de la escuela.
El prólogo de El Dragón apuntaba maneras. AN1MAL, a pesar de no alcanzar los resultados deseados (creo que es uno de los temas más infravalorados de la discografía de Lola Indigo), marcó el pasado verano el inicio de una era donde la cantante abandonaba temporalmente los sonidos urbanos y se alzaba como la nueva diva del pop electrónico. Ese mood, sin embargo, duró más bien poco. 'La niña' no quería apostarlo todo a un único palo de la baraja, por eso recuperó a la Lola reggaetonera en Discoteka (feat María Becerra). Lo que vino después ha sido un poquito de lo primero y bastante de lo segundo. La pregunta es: ¿cómo encaja esta dualidad dentro de un disco clave como El Dragón?
Después de Akelarre y La Niña, Lola Indigo tenía la difícil tarea de hacer el disco número tres, el disco maldito o el que te da la gloria para los restos. Sabiendo esto, quizás, esperaba que la cantante diera otro pasito adelante, que siguiera una única línea y se mantuviera ahí sin importar los riesgos que siempre acarrean los cambios y salir de la zona de confort. El Dragón coquetea tímidamente con la electrónica. Además de AN1MAL, los otros dos únicos cortes de este estilo son el potentísimo Corazones rotos y el descafeinado Para olvidarme de ti. Todo lo demás, prácticamente el setenta por ciento del LP, es urbano. El reggaetón es otra vez el género estrella con las ya archiconocidas Las Solteras, Discoteka y La Santa. Esta última, de hecho, bien merecería ocupar el top de todas las principales plataformas por los siglos de los siglos. Pero, en mi humilde opinión (por favor, abstenerse los haters), hubiese sido más valiente si hubiera jugado a todo o nada. A la electrónica o al urbano. AN1MAL y Corazones rotos o Discoteka y La Santa. Respetar a nivel musical un todo igual que lo ha hecho con la parte artística y visual de El Dragón, que es absolutamente maravillosa.
Pero más allá de esto, sobre todo, echo de menos más temas que hagan de El Dragón una novedad real. De los once tracks que tiene el álbum solo cuatro son inéditos, y no todos poseen eso que no se ve y es necesario para fortalecer el conjunto del proyecto. Slowmotion y Ultravioleta, si estuvieramos en una escuela y tocase calificar en el boletín de notas, se quedan en un notable bajo y Turismo, que sigue la estela pop/rock de Toy Story, no termina de encajar en este puzle de electrónica y reggaetón que plantea la también bailarina. ¿La gran sorpresa? Dragón. Lola no tiene muchas baladas en su repertorio, pero estoy convencido de que esta, si la cantante la mantiene en sus shows, perdurará en el tiempo por su fragilidad y la capacidad que tiene de diferenciarse del resto de canciones más uptempo sin ser un estorbo.
Lo mismo con El Tonto. Me da un poco de coraje que sea la colaboración con un hombre (Quevedo, no es nada personal) lo que haga brillar la puesta de largo de El Dragón, pero muy mal se les tiene que dar para no hacer de esta pista un bop de escala internacional. Aun así, tengo serias dudas de que termine siendo un himno para el imaginario colectivo como sí lo fueron Ya no quiero ná, Santería y La niña de la escuela. Y es que con esta canción me pasa lo mismo que con el conjunto de El Dragón. Es buena, pero no saca matrícula de honor. Quema y da gustito, pero no abrasa tanto como me gustaría.
Adriano Moreno
Periodista de LOS40 y autor de ‘Si me dijeras que sí’ y ‘La noche que perdí a la Chica del Pop’. Odio...