Especial
Breve historia de ‘Parklife’ de Blur: la piedra angular del britpop para una generación anti-grunge
“Cuando salga nuestro tercer disco, nuestro lugar como la banda inglesa por excelencia de los 90 estará asegurado”, pronosticaba Damon Albarn sobre su legendario álbum
Casi tres décadas después, se puede afirmar sin miedo a equivocarnos que Parklife es uno de los grandes discos de la historia reciente de la música. El tercer álbum de Blur llegó en 1994 como un desafío británico a todo lo establecido hasta entonces, una reacción a la americanización que estaba sufriendo la cultura pop de la época.
Después del éxito de There's no other way y el lanzamiento de Leisure, su primer álbum en 1991, Blur llegó a Estados Unidos con la única intención de convertirse en un grupo rentable explotando el fenómeno fan a base de merchandising. En aquel momento, chocaron con un auténtico fenómeno de masas en el país de las nuevas oportunidades. El grunge había encendido las antorchas de toda una generación descontenta, y el Nevermind de Nirvana se llevó todas las alabanzas de la crítica. La banda británica fue espectadora de primera mano de aquel movimiento cultural, y al regresar a su casa en Londres, Damon Albarn y los suyos se pusieron a trabajar conscientes de todo lo que estaba ocurriendo a su alrededor.
"Cuando salga nuestro tercer álbum, nuestro lugar como la banda inglesa por excelencia de los 90 estará asegurado". El líder de Blur hablaba en estos términos en 1990, profetizando lo que se convertiría en Parklife. Después de intentarlo con su álbum Modern Life Is Rubbish (1993), continuaron con ese intento de renacimiento de la cultura pop británica, y tocaron las teclas adecuadas. Ese año 93 fue considerado por muchos críticos como el nacimiento del britpop, un movimiento que no nació por accidente.
En este contexto, la banda se metió directamente en el estudio Maison Rouge para grabar lo que se convertiría en Parklife. "Había canciones en el álbum que nos entusiasmaban, pero me sorprendió que obtuviera tantos premios. Uno o dos habrían estado bien", recuerda el guitarrista Graham Coxon en The Guardian. El mismo miembro de la banda desmentía que el disco fuera una celebración de lo inglés, y aseguraba que el título del mismo no estaba dirigido a la clase trabajadora, sino a la clase que vivía en el parque: palomas, corredores, basureros... todas las cosas que veían todos los días de camino al estudio. "Resume de qué se trataba Blur: divertirse y hacer exactamente lo que quieres hacer", concluía Coxon.
La necesidad es la madre del ingenio
Parklife llegó a la asombrosa cifra de cuatro veces disco de platino, y fue una especia de reconciliación con el público después del fracaso de Life Is Rubbish, obra que no había generado el éxito que se esperaba. El grupo de Damon Albarn estaba en un auténtico aprieto, no solo creativo, sino lo que era más importante para su continuidad: económico. El desafío de crear algo solvente y nuevo era evidente.
Era un lugar creado por la nostalgia y la añoranza que perduraba mucho después de regresar a casa, después de la mencionada invasión de grunge en Seattle. "Nos obsesionamos con esta Inglaterra de fantasía que habíamos creado mientras estábamos en Estados Unidos: una isla verde reconfortante y nostálgica donde todos estaban bien", decía Albarn sobre esa temática de las canciones de naturaleza alegre y biográfica. Independientemente de algunas de las letras cínicas, estas canciones fueron escritas para que los jóvenes se divirtieran.
Damon estaba dirigiendo su atención a una inspiración muy inglesa: grandes discos hechos por The Kinks, y también personajes imaginarios como Tracy Jacks, una funcionaria en plena crisis de la mediana edad. El álbum se hizo poco a poco: creaban algunas canciones, luego estaban de gira otra vez, luego de vuelta en el estudio.
Girls and Boys abre el álbum, un tema más que adecuado para ir de discotecas en vacaciones donde el sexo, la bebida y las drogas son los únicos tres elementos del itinerario. London Loves llega después como un tema eminentemente optimista, en el que el tema principal de la canción es un hombre inspirado en un personaje de London Fields de Martin Amis, un libro que comparte la fascinación de Albarn por el lado más sórdido de Inglaterra. Los estudios de personajes son una de las principales herramientas utilizadas en este álbum para comunicar la Inglaterra de Blur al oyente.
Albarn quería capturar las historias y la sensación de la época, buscando apoderarse del espíritu de la época. Esto es especialmente notorio en End of a Century y Badhead, que celebran el trabajo pesado y la inercia de la vida. "No puedo escribir sobre las profundidades de la miseria porque nunca la he sentido". afirmaba Albarn en 1993, pero no deja de lado la innegable melancolía de Blur.
El britpop encontró en Parklife uno de sus trabajos fetiche, que ha sido objeto de una disección continua, y cuya publicación y análisis ya lo han convertido en uno de los grandes clásicos del fin de siglo. Parklife se erigió en un manual de pertenencia para toda una generación que no se montó en el tren del grunge en su momento, que quiso expresarse desde un lugar con más color e inspirarse letras menos depresivas y más festivas.
Daniel Garrán
Jefe de producto de LOS40 Classic