Sylvester Stallone confiesa el curioso objeto al que Adele no quiso renunciar al comprarle su mansión de 58 millones de dólares

Está claro que lo que se vive en Los Angeles está muy alejado del resto del mundo terrenal, aunque a veces hay anécdotas que superan cualquier tipo de realidad. Y una de las últimas que han salido a la luz tiene por protagonistas a un dúo de lo más improbable, Sylvester Stallone y Adele.

Actor y cantante apenas tenían relación más allá de saber el uno del otro, aunque la venta de la mansión del primero hizo que terminaran por hablar. Eso sí, no fue por una mera transacción de intereses, sino porque la intérprete de Easy on me puso una condición inapelable para quedarse definitivamente con la casa.

Según el neoyorquino, que ha concedido una entrevista a The Wall Street Journal donde ha incluido la divertida anécdota, uno de los elementos que quería conservar de su antigua casa era la gran estatua de Rocky que tenía en la piscina. De hecho, al ser preguntado si la mudanza tenía que incluirla cuando vendiera la casa, aseguró que su decisión era quedársela.

Únete al canal de WhatsApp de LOS40

Pero no contaba con el huracán Adele: después de haber accedido a la compra del inmueble por la friolera de 58 millones de dólares, Stallone se topó con que tenía que renunciar a su querida estatua. La británica se mantuvo firme al respecto, llegando a comunicarle al actor que sin ella "no hay trato. Va a estropear toda la venta".

No es raro que la autora del álbum 30 le tenga tanto cariño al fenómeno Rocky, pues ya la primera consiguió tres Premios Oscar y a día de hoy es toda una película de culto. Eso sí, Stallone tampoco es ajeno a Adele, pues él mismo cuenta en el mismo medio que todo lo que está haciendo es "increíble".

Una vez comprada, parece que Adele está renovando toda la casa, aunque se espera que deje la estatua en el mismo sitio en donde se la encontró. A día de hoy, la compra de esta mansión ya ha quedado para la historia, tal y como ya lo hicieron Ben Affleck y Jennifer Garner con Adam Levine, Moby a Leonardo DiCaprio o Robbie Williams vendió su casa a DJ Khaled.