Nos vamos a Venecia con Megan Maxwell para conocer ‘¿Y a ti qué te pica?’: “Muchas mujeres me preguntan si deberían divorciarse”

La autora que más vende de romántica en nuestro país sigue haciéndonos soñar con el ideal del amor

Megan Maxwell paseando en góndola por Venecia.

Megan Maxwell paseando en góndola por Venecia. / Foto de Carlos Ruiz B.k cedida por Esencia

Si William Shakespeare pudo escribir su versión de Romeo y Julieta sin visitar Verona, Megan Maxwell puede hacer lo mismo con ¿Y a ti qué te pica? su nueva novela que sale a la luz este 12 de julio. Una historia de amor que transcurre principalmente en Los Ángeles, donde viven los protagonistas y que se traslada, en ciertos momentos, a España e Italia.

Andy es una militar que pilota cazas de combate y cree que todos huyen de ella cuando se enteran de cuál es su profesión a la que no está dispuesta a renunciar. Nacho es un director de cine viudo que cree que ya encontró al amor de su vida y tras su muerte no puede volver a enamorarse.

Pero sus caminos se cruzan y todo puede pasar. Y precisamente, en su historia, hay un viaje a Venecia y Verona marcado por el romanticismo. Y hasta allí nos fuimos con Megan Maxwell para visitar los lugares que la inspiraron, aun sin conocerlos, y para descubrir a una autora tremendamente cercana, romántica, guerrera y disfrutona. Es la autora que más vende de romántica en nuestro país, pero las cifras de vértigo no la han vuelto inaccesible sino todo lo contrario.

Megan es una viajera de esas que muestran inquietud por las curiosidades de cada lugar y disfruta de cada detalle, momento o situación inesperada. Desde el chico guapo que conduce la lancha hasta el paseo en góndola por los canales o el tour para conocer Verona. Quizás, como muchos, se quedó decepcionada con la casa de Julieta, pero es que sus niveles de romanticismo son difíciles de saciar con algo tan poco conseguido. Nada que no se pueda solucionar bebiendo un Bellini.

Y en uno de esos trayectos, además, pudimos charlar casi como si fuéramos amigas de toda la vida, porque Megan es de esas personas que se entregan plenamente, sin filtros ni dobleces y te conquista, igual que lo hacen sus personajes. Igual que su hija Sandra, su fiel compañera y también autora como ella.

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¿Y a ti qué te pica? ya está en las librerías y también la versión bolsillo de ¿Y si lo probamos? que seguro que se pasearán por muchas playas este verano. Y sí, como es normal en sus novelas, vienen cargadas de música.

Nueva novela, y creo ya has superado las 50, ¿eres capaz de acordarte de todas?

Si me preguntas por ellas, sí, pero muchas veces me preguntan cuántas tengo y ya no sé exactamente qué responder, ahí me he perdido un poquito. Pero me suelo acordar de todos los personajes porque soy la mamá de todos ellos.

Las preguntas te gustan mucho como título, ¿una manera de incluir al lector?

Cuando yo compraba libros me hacía gracia cuando en una librería pedía un título original, te miraban, así como si quisiera jugar con ellos. El primer libro que me recomendaron se llamaba Te lo dije y me encantaba y mi madre cuando fue a comprarlo dijo: ‘Me da el libro Te lo dije’ y la chica se despistó y mi madre ‘Te lo dije’ y la chica fue como, ‘a mí no me ha dicho nada’. Y también quería títulos así porque también he sido muy lectora y muchas veces, cuando terminaba un libro, lo miraba y me preguntaba por qué se llamaba así, no entendía qué tenía que ver el título con la novela. Así que, intento poner títulos que a la gente le llamen la atención, títulos que sean como muchas preguntas, porque me gusta que la gente interactúe, que lo pase bien.

Leía esta novela y también ¿Y si lo probamos…? que ha salido en Booket y una podría catalogarse como romántica y otra como erótica, ¿qué te lleva a escribir un estilo de novela u otro?

Me gusta ir cambiando y si, por ejemplo, la última que escribí era medieval, la siguiente contemporánea para cambiar totalmente de estilo y la siguiente, erótica, para que no tenga nada que ver con la anterior.

Al final son amores en los que hay que romper muchas barreras, ¿Cómo la vida misma?

Es que la vida está llena de barreras, llena de amores posibles e imposibles e intento que haya todo eso en mis novelas. Yo siempre digo que soy escritora de novela romántica, me encanta escribir sobre amores. ¿Quién no ha tenido un amor en la vida? Un amor que ha terminado bien o uno que ha terminado mal. Soy consciente que me leen, también, personas que no han tenido un amor en su vida y me gusta hacerles soñar un poco. Todo el mundo se merece tener, aunque sea un sueño.

Como escritora de novela romántica y erótica, ¿crees que la literatura idealiza en exceso estas relaciones?

La idea del amor se lleva idealizando desde Romeo y Julieta o desde antes. No hace falta leer esta literatura para creer que necesitas conocer a un tipo como los que yo creo en mis novelas. Pero sí es cierto que los idealizo. Mucha gente me escribe y me dice, ‘Megan, leyendo tu libro me estoy poniendo las expectativas tan altas…’ y les digo que yo también y que, si sigo así, no me va a soportar nadie en la vida. Lo pongo así porque lo normal ya lo tenemos, a todos nos encontraría encontrar eso que realmente nos gusta o esa persona que realmente te gusta y te complementa. A veces la encuentras, entre comillas, pero leer eso que yo escribo es lo que realmente la gente quiere.

Tú que tienes mucho contacto con tus guerreras y guerreros, ¿acuden mucho a ti como consultorio amoroso o sexual?

Me escriben cada cosa en las redes sociales o del correo. Me consultan muchas cosas y a veces tengo que responder con lo que yo haría en una situación como las de ellos, pero no les puedo decir lo que tiene que hacer, eso lo tiene que saber ellos. “Si yo fuera tú, haría esto’, les digo, pero yo no soy ellos ni ellos son yo. La gente me consulta muchas cosas, tanto sexuales como amorosas.

Me sorprende que muchas mujeres me pregunten por sexo anal, muchas mujeres.

Cuéntame alguna de esas consultas que te hayan sorprendido.

Me sorprende que muchas mujeres me pregunten por sexo anal, muchas mujeres. Y también muchas mujeres me cuentan su historia y me preguntan si deberían divorciarse o no. Y claro, qué responsabilidad. Luego a veces me cuentan que se han divorciado o que han decidido dar otra oportunidad, pero si vuelve a pasar, se lo pensarán.

Estás generando muchos divorcios…

Muchas veces digo que un día me va a apuñalar un hombre por ahí por alguno de esos divorcios. Algunas me dicen que leyendo mis libros se han dado cuenta de que son algo más que una mamá. Hay hombres que hacen a sus mujeres entre su trabajo o ser mamá y mujer. Y esas mujeres, como les quieren, al final deciden ser mamás y mujeres y los años pasan y los niños crecen.

Este libro es un poco la militar que me hubiera gustado ser, piloto de aviones de combate, teniente, que los hombres se tuvieran que cuadrar cuando me viesen

La protagonista de esta nueva novela es una mujer piloto de cazas de combate, haberlas haylas, ¿no?

Sí, las hay en Colombia o Perú, pero en España no las hay. Quería una mujer así, una mujer con un oficio que sea diferente al que todas estamos acostumbradas. Mi padre era militar americano y yo, porque me he criado en España, pero si me hubiera creado en Estados Unidos con él, me hubiera pasado como a mis primos, que la gran mayoría son militares. A mí siempre me ha llamado mucho eso la atención. Ahora sí, pero cuando yo era jovencita, no había mujeres militares. Yo hubiera sido militar y este libro es un poco la militar que me hubiera gustado ser, piloto de aviones de combate, teniente, que los hombres se tuvieran que cuadrar cuando me viesen. Me gusta mucho empoderar a la mujer.

Pero te gusta de siempre porque, aunque nos estamos acostumbrando a las mujeres empoderadas en la literatura romántica, lo cierto es que cuando tú empezaste a escribir, no era así.

No, para nada. Llevo publicando 12 años, pero cuando empecé a escribir no había nacido ni mi hija que tiene ahora 26 años. Mandaba las novelas a las editoriales y me decían que las novelas les gustaban, pero que tenía que rebajar el carácter a mis protagonistas. Yo no podía hacerlo porque soy hija de madre soltera y, desde pequeña, mi madre me ha enseñado con un par de huevos. Yo cuando tenía 8 o 9 años no me invitaban a algunos cumpleaños y mi madre sabía por qué era. Y mi madre siempre me decía que no tenía que dejar que me hicieran sentir menos que nadie. Y, además, siempre escuchaba hablar de mi madre, la soltera. Cuando era niña no era consciente, pero cuando crecía me empecé a dar cuenta y fue cuando empecé a poner las manos en plan lucha, ‘habla de mi madre y te parto la boca’. De pequeña siempre he sido muy guerrera.

Una pareja que se conoce en una cita a ciegas que ahora organizan tantas empresas, ¿ya es la manera más habitual para relacionarnos?

Yo creo que la manera de relacionarnos está cambiando de una manera impresionante, empezando porque ya muchas veces conoces a gente por internet, por chat, por apps, y los speed dating, nunca he estado en ninguno, pero creo que puede ser muy curioso. Sandra y yo vemos en Netflix muchos concursos de estos en los que se conocen sin verse y nos parece curioso. Vamos a eso, está cambiando todo, la manera de ligar, todo.

El lenguaje malsonante, ¿puede ser un escollo en una relación?

Depende, lo dices por ella, ¿no? Se ha criado en una familia donde es la pequeña de tres hermanos. El padre es militar y los hermanos son más brutos que un arado, así que, desde muy pequeña tuvo que aprender a hacerse escuchar y se tuvo que poner al nivel de sus hermanos y a lo mejor su lenguaje no es el más femenino, ni ella es la más femenina del mundo, pero bueno.

Megan Maxwell en Verona visitando uno de los lugares que ha inspirado '¿Y a ti qué te pica?'.

Megan Maxwell en Verona visitando uno de los lugares que ha inspirado '¿Y a ti qué te pica?'. / Foto de Carlos Ruiz B.k cedida por Esencia

Leyendo las dos novelas, el tema de los hijos siempre está presente, y por ausencia de ellos, está claro que eso de casarse para tener hijos es algo superado, ¿no?

Me gusta que las mujeres, en un momento dado, decidan cuándo quieren tener hijos. Si quieres tener hijos, los tienes, y si no quieres tener hijos, ¿por qué vas a tenerlos, porque seas mujer y tengas ovarios? No, tú decides. Si estás sola decides si quieres tenerlos sola o no quieres y si tienes pareja, es una cosa de los dos, pero al fin y al cabo es tu cuerpo. Me gusta mucho mujeres que han tenido hijos. Hay una novela que se llama Melocotón loco que empieza justo cuando se queda embarazada de alguien y conoce a otra persona durante el transcurso de la novela y al final –estoy haciendo un spoiler que vamos- de la novela es una persona que la quiere tanto que también se enamora del niño, que no es lo que siempre suele ocurrir. Pero me gusta que una mujer pueda decidir cuándo tener hijos.

Estamos en Venecia y vamos camino de Verona, dos de los escenarios más icónicos para los más románticos, ¿qué suponen estas ciudades para ti?

Aunque dicen que París es la ciudad del amor, para mí es Venecia. En el tema de la novela, el viaje en los sueños de Andy era ir a Venecia. Ir de Los Ángeles a Venecia tiene que ser un shock. Para mí significa que el amor existe y que hay sitios tan bonitos como Venecia o Verona, que estoy loca por conocerlos, que yo creo que te tienen que enamorar. Venir a Venecia con una persona de la que estás enamorada, tiene que ser una pasada. Cuando estaba en la góndola, pensaba, cómo me gustaría enamorarme otra vez y poder volver a Venecia y dar un paseo en góndola en pareja, porque es otra cosa.

¿Has dejado algún mensaje en la casa de Julieta?

El mensaje que sale en la novela lo iba a haber escrito bonito en casa, pero al final, se me olvidó. Como tenga una hoja y un boli, lo escribo allí mismo y le pido a Julieta que me venga un buenorro, que no sea pesado y que pueda venir a Venecia con él.

Entonces, tú no tienes pareja ahora, ¿no?

No he vuelto a tener, se me han quitado las ganas. Todas mis amigas me dicen que ‘no entendemos que tú que eres una persona activa, simpática, cómo no tienes pareja’… pero es que no quiero. Hay una parte mía que dice que no quiere y otra que dice, ‘ojalá encontrara a una pareja que me enamorara y que se enamorara de mí’.

Si buscas a uno que se parezca a tus protagonistas, va a ser imposible.

Es que yo ya he puesto el listón muy alto. O es algo así o nada, aunque luego digo, más allá de una belleza, prefiero a alguien simpático que me haga sonreír, antes que a un chico guapo de esos que mejor que se vaya a su casa.

En ambas novelas tiene mucho protagonismo la música. Te gusta eso de que cada pareja tenga su canción, ¿tú tienes la tuya?

Sí, la tuve con mi pareja hace muchos años porque al padre de Sandra le conocí cuando tenía 13 años. Estuvimos juntos 32 años y tenía una de Leif Garrett. Y la canción de mi vida siempre he dicho que es la de Alejandro Sanz, Y si fuera ella.

Alejandro Sanz y yo nos seguimos en twitter y alguna vez sí le he dicho que 'Y si fuera ella' es mi canción preferida del mundo mundial.

¿Se lo has dicho a él alguna vez?

Nos seguimos en twitter y alguna vez sí le he dicho que es mi canción preferida del mundo mundial, pero imagínate la de gente que escribe a Alejandro. Aunque sí que alguna vez me ha contestado y me ha dado entradas para su concierto.

En el caso de Nacho y Andy es Por el resto de tu vida de Tini y Christian Nodal, ¿por qué elegiste esta canción?

Un día que Sandra y yo estábamos viendo la tele y yo ya estaba escribiendo el libro y sonó y pensé que pegaba mogollón con lo que estaba escribiendo. Yo siempre estoy escuchando música. Me levanto por la mañana y digo, ‘Alexa, pon música’. La busqué y me la puse en bucle porque es lo que necesitaba porque en el libro Nacho no cree en el amor porque ya perdió a su mujer y ella es una chica que piensa que nadie la va a querer con su trabajo, que en cuanto ven su uniforme, salen corriendo y, por eso, Por el resto de tu vida, es una canción super especial para ellos.

En el caso de Verónica y Naím, protas de, ¿Y si lo probamos…?, es una de Danna Paola, volvemos a Latinoamérica.

Tiro mucho de todo. Me tiene que encajar la letra. Por ejemplo, en la trilogía de Pídeme lo que quieras, era Blanco y negro de Malú. Con la de Danna Paola se puso conmigo en contacto la compositora de la canción. Me hizo mucha ilusión. Me dijo, ‘mi tía es muy lectora tuya y me ha dicho, ‘sobrina, que mi escritora favorita saca tu canción’. Me hizo mucha ilusión porque la música para mí es fundamental, sobre todo cuando te enamoras. Yo creo que todas las personas tenemos canciones especiales para cada momento.

En la novela hay artistas muy mainstream que todos conocemos y otros, que son menos conocidos, ¿dónde los descubres?

Yo siempre tengo puesta una lista mía de Spotify y cuando se termina sigue reproduciendo y a veces me aparecen canciones que digo, ‘uy, ¿y esto?’ y las voy añadiendo. Yo soy la primera que las descubro muchas veces.

Para esta novela, ¿cuál has descubierto?

La de Tini yo no la conocía y muchas más. En ¿Y si lo probamos…?, ahí descubrí la del cantante Llane, Como antes, y ha enamorado a muchísimas mujeres que me dicen, ‘qué canción más bonita’.

¿Alguna vez has probado a ser DJ? Lo digo porque ya tienes algo de experiencia en eso de hacer selecciones.

Tengo lista de Spotify y con cada libro hago una lista y se mete todo el mundo a escucharla mientras leen el libro. Muchas veces me dicen que no las conocían y que se han enamorado de alguna de ellas. Son muy bonitas y muy románticas.

Eres muy fan de la música, vas a muchos conciertos, pero, ¿en alguna ocasión has hablado con alguno que te haya dicho que a ver cuándo metes una de sus canciones?

No, no me lo han dicho, pero, por ejemplo, Carlos Rivera me hizo mucha ilusión que me escribiera y me dijera, ‘Megan, ¿eres de Barcelona? Es que mañana toco y me haría mucha ilusión que vinieras porque mi gente me dice que metes muchas canciones mías’. Y le dije, ‘pues no, vivo a Madrid y, además, voy a tu concierto de pasado mañana que me regaló las entradas mi hija’. Me dijo que me las iba a regalar él y fue como, ‘no, pero tienes que venir a conocerme, te paso el número de mi repre, le llamas y después del concierto te dice por dónde tienes que pasar’. Y efectivamente le llamé y me dijo por dónde teníamos que pasar y me hizo mucha ilusión porque cuando entré había mucho famoso y según salió de la habitación en la que él estaba, hizo un barrido, me vio y dijo, ‘Megan, qué bien que vengas’ y la gente mirando como ‘¿esta quién es?’, porque había actores y fue como muy guay.

En la novela mencionas acontecimientos de la cultura popular y aquí mencionas, por ejemplo, la muerte de Oliva Newton John y la pena que dio.

Esa canción de la película Grease es muy mítica y todo el mundo la canta y mis primos, sobre todo Julio, el mayor, que es militar me decía, ‘tú no sabes lo importante que es para nosotros escuchar esas canciones cuando estamos fuera’. Y me acuerdo que me dijo ‘cuando suena esta de Olivia Newton John nos ponemos todos como gilipollas’. Y me acordaba de eso y me imaginaba a todos sus compañeros en ese momento cantando esa canción a todo grito en la cantina de donde estuvieran.

Y hablando de cultura popular, metes a Vin Diesel como sex symbol todo y a uno de sus personajes dando nombre al vibrador de Andy. Yo no sé si pones nombres a todos tus juguetes eróticos.

Pues sí. Jajajaja. Vin Diesel no es que sea un tío guapo, pero me parece tan atractivo, no sé si es esa forma de ser atractivo tan bruto, o el personaje de Toretto que a mí me encanta porque es muy familiar y a mí me gusta mucho la familia y siempre me hubiera gustado tener a mi lado a una persona así, que valore mucho a la familia y hay amigos que son familia. Y por eso, para mí, es ideal. Además, a Andy le gusta porque es tan bruto como ella y encima le gusta estar lleno de grasa y Andy es de estar con las manos llenas de grasa.

Volviendo a la música, tienes a tus imprescindibles como Miley Cyrus o P!nk, mujeres muy empoderadas.

Mucho… en el libro que estoy escribiendo ahora que sale en noviembre solo voy a meter música de mujeres. Miley Cyrus me encanta y a mi hija le gusta P!nk y a mí me gustaba antes de que ella fuera mayor. Me acuerdo que mi ex marido me decía, ‘¿cómo te puede gustar esta mujer tan rara?’ y me encanta. Queríamos haber ido a verla y justamente vamos a Nueva York el 7 de agosto y ella actúa el día 3. Seguimos mirando para ver si podíamos ir a Bruselas u otro lugar donde actuara, pero ya me salía tan caro que lo dejamos. Me gustan mucho ese tipo de mujeres, ese tipo de canciones y son mis imprescindibles. Tanto ellas como, en casi todas mis novelas meto a Alejandro Sanz, meto a Pablo Alborán, Michael Bublé, Luis Miguel… hay algunos que no me pueden faltar.

Ese empoderamiento es algo relativamente reciente, supongo que por tu carácter eres del team Shakira.

Hombre, a tope. Aunque el otro día en La velada del año 3, cuando salió Piqué le abuchearon y creo que tiene que ser muy incómodo, también. Pero si me pones a Shakira o Piqué, yo Shakira.

Eres muy de ir a conciertos: Maroon 5, Coldplay o Harry Styles… mucho artista internacional.

Claro, pero también mucho español. Pero cuando viene uno de fuera parece que dices que sí o sí porque no sabes cuándo lo vas a poder volver a ver. Tengo entradas para ir a ver a Madonna en Barcelona, no sé si me lo van a jorobar. Pero también tengo para ver a Alborán en noviembre. Y ahora vamos a ver a Ana Mena el 1 de septiembre.

¿Y tienes alguno pendiente que tengas muchas ganas de ver?

Beyoncé está pendiente. Queríamos haber ido a verla ahora cuando ha estado, pero era tan caro que ya cuando siento que me toman el pelo, es como que no. Aunque mejor que Beyoncé, P!nk que me apetece mucho que, además, hace el espectáculo acrobático y es una tía que me gusta.

¿Qué artista crees que podría inspirar a uno de tus protagonistas a día de hoy?

Te podría decir Luis Miguel porque es muy romántico, a lo mejor le cambiaría físicamente un poquillo. Jajajaja. También Pablo Alborán podría inspirar una de mis novelas.

Entonces sería una relación LGTBI, que no sé si te meterías en eso.

Lo he hecho muchas veces, aunque sí es verdad que no con el personaje principal. Pero en tramas secundarias, sí que he tenido ese tipo de relaciones. Pero en la trama principal no porque a mí me leen mujeres que les gusta soñar con mis novelas que quieren romances. Uno de los hombres que podría inspirar mucho uno de mis novelas sería este modelo de la colonia que se tira al agua, David Gandy. Igual que en Pídeme lo que quieras, el personaje era Paul Walker que me encantaba y lees ese libro y le está viendo a él.

Pareces tener claro la inspiración para los personajes masculinos, pero cuando piensas en los femeninos, ¿también lo tienes tan claro?

Soy yo, jajajaja… Al principio buscaba alguna, para que unas veces fuera rubia, morena, alta, baja, y al principio me sacaba una foto de él para tenerla delante mientras escribía y una de ella, también, pero ya en los últimos libros ya me pongo rubia, alta y ojos verdes y ya me imagino que soy yo.

¿Tienes algún personaje masculino que no sea perfecto?

Sí, alguno hay. Los personajes masculinos que meto en mis novelas son casi perfectos. Perfectos no me gusta hacerlos porque tienen que tener un poquito de realismo. Me gusta jugar con que ella es más dejada y ellos son más tiquismiquis con el orden, cuando suele ser al revés. Me hace gracia cuando lo hago así.

¿Has notado que a las autoras de este género se las empieza a valorar más que antes?

De cuando empecé a ahora, sí se nota que te valoran y te empiezan a mirar un poquito con mejor talante. Recuerdo una vez que me dijeron, ‘no, es que tú no escribes literatura’. Tú me contarás. Que cada uno decida, y le dije, ‘¿tú para quién escribes? Yo escribo para que la gente lea y yo hago que la gente lea. Que tú a eso no lo llames literatura ya es tu problema. La literatura romántica siempre ha estado como de segunda o tercera categoría y mi madre siempre ha sido lectora de literatura romántica y cuando iba a una librería a por uno siempre decían ‘al fondo hay unos poquitos’. En cambio, ahora vas y están perfectamente colocados. La romántica es lo que más vende. Además, los libreros me dicen que los lectores de literatura romántica no se leen un libro al mes, se leen cinco. Vienen con la lista sabiendo lo que va a salir y los encargan antes de salir.

Hay una nueva generación de autoras de romántica como Joana Marcús, Alice Kellen, Inma Rubiales, Mercedes Ron, tu propia hija… ¿es síntoma de que el género está en un buen momento?

Es síntoma de que las chicas están espabilando, están escribiendo cosas que les gusta y les interesan a ellas y, sobre todo, la gente está leyendo mucho. Las generaciones nuevas leen bastante y se están atreviendo a escribir. Cuando yo empecé me decían, ‘¿cómo escribes esto? Qué vergüenza’ y yo decía, ‘pero, ¿por qué?’. Me acuerdo cuando mi abuela se leyó Te lo dije, y tiene una escena de sexo muy light me dijo, ‘muy bonito, pero quita esa escena que las vecinas van a pensar que tú haces eso’. ‘Abuela, sí que lo hago, que estoy casada’, le contesté. Las nuevas generaciones vienen pisando fuera.

Y ahora no encuentras una novela romántica que no tenga sexo.

Es una parte importante en una relación. Cuando conoces a alguien es la química esa, que luego 25 años después es otra cosa. Cuando me dicen, ‘ay qué bonitas son tus novelas, ojalá me pasara algo así’, les digo, ‘a mí también’, pero si no es bonito el principio, qué lo es.

Acabamos hablando del verano que muchos aprovechan para leer, ¿vas por la playa, el avión o el tren, mirando a ver quién está leyendo alguno tuyo?

Si veo a alguien con un libro sí me gusta ver qué está leyendo. Cuando he visto alguno mío me hace mucha ilusión. El año pasado estábamos en un hotel de Fuerteventura y me dice Sandra, ‘mamá, la señora de ahí está leyendo un libro tuyo’. Todos los días veía por dónde iba. Al tercer día vi que había cambiado de libro y me la crucé y le dije, ‘perdona, ¿te gustó el libro que estabas leyendo ayer?’. Y me miró como diciendo, ‘¿qué me dice?’. Y me dijo, ‘me ha encantado, bueno, es que esa escritora me encanta’. Y se me quedó mirando y me reconoció, pero, de entrada, no.

Los libreros me dicen, ‘eres como el Justin Bieber de la literatura’.

Es que es una asignatura pendiente de la literatura, convertir en gente famosa y celeb a los autores, aunque tú tienes mucho de eso gracias a la comunidad tan fiel que has creado.

La verdad es que he creado una comunidad de guerreras a nivel mundial en España, Latinoamérica o aquí en Italia que es impresionante. Los libreros me dicen, ‘eres como el Justin Bieber de la literatura’ porque normalmente esas cosas las viven con otro tipo de autores más jovencitos, pero me decían que, ‘ver a mujeres que vienen emocionadas hablando de la guerrera, la jefa, que es así como me llaman, a nosotros nos emociona muchísimo porque esto no lo hemos vivido a nivel literatura, lo hemos vivido a nivel de discos, pero el fenómeno fan en mujeres mayores no lo hemos vivido nunca’, así que, yo estoy encantada.

Tú tienes que tener ya la sensación de haber cumplido, de haber llegado a donde querías.

Sí, estoy muy contenta. Yo trabajaba en una asesoría jurídica y llevaba multas de tráfico y accidentes y la gente venía siempre muy enfadada porque le habían puesto una multa que parecía que se la había puesto yo, o un accidente. Y he pasado de eso a un trabajo en el que la gente me dice, ‘jo, tía, qué bien me lo he pasado, gracias por despejarme en el tiempo que he estado hospitalizada…’. Es una pasada.

Y encima ahora te metes en el mundo audiovisual con varias adaptaciones de tus novelas, ¿te estás implicando?

Cuando vendimos los derechos de Pídeme lo que quieras a la Warner, sí que me impliqué en el guion, por eso estamos tardando tanto, no nos ponemos de acuerdo. Y hace poco se anunció la serie de dos libros míos y la verdad es que espero que me dejen participar, aunque yo sé que es una adaptación y no son fieles a los libros, pero estoy muy contenta porque tener una visión de lo que has hecho, me apetece muchísimo. Uno de los libros que me gustaría que se adaptara es el que escribí a mi madre, Hola, ¿te acuerdas de mí?, que es la historia de amor de mis padres. Me encantaría verla convertida en película.

Llorarías muchísimo.

Muchísimo, de hecho, un productor se interesó por ella, pero al final, por tema económico no salió, pero me hizo mucha ilusión. El pasado eran los años 60, en Alemania. Si saliera a mi madre le daría algo, pero al final no salió, aunque nunca es tarde.

Cristina Zavala

Periodista enamorada de todo el entretenimiento. Enganchada a la tele, los libros, los últimos lanzamientos...

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