Travis Birds lanza nuevo disco: “Puto deseo, perro deseo y, a la vez, deseo animal, ese es un poco el concepto”
Hablamos con ella de Leiva, Depedro o el deseo sexual de las mujeres
La carrera de Travis Birds va despacio, pero sin pausa y todo gracias a canciones que muestran una profundidad tanto en textos como en sonoridad que confirman su talento y calidad como artista que recurre a la música para conocerse y contarse.
Tras La costa de los mosquitos que nos mostraban un viaje hacia dentro, ahora regresa con Perro deseo, un disco que explora en ese sentimiento tan instintivo y natural. Vuelve a experimentar con los sonidos, a cuestionarse los patrones adquiridos y a compartir su música, en esta ocasión, con Leiva y Depedro.
Se siente un insecto, le gustaría probar como actriz y nos lleva al jardín del paraíso y de todo eso, y mucho más, hemos hablado con ella, pero antes, echa un vistazo a las fechas de su gira Perro Deseo para disfrutar de su potente directo. Las entradas ya están disponibles aquí.
Perro deseo nuevo trabajo en la calle, ¿sensaciones?
Estoy feliz porque con este disco, que está guiado por el concepto del deseo, he estado viviendo un camino muy atado a esa sensación de deseo, una inquietud constante que está muy guay, porque para mí es un motor, pero justo ahora que sale, no sé si tendrá que ver, siento que hay algo que se ha cumplido y estoy en otro sitio.
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Eres de las artistas que todavía creen en el concepto de un álbum, ¿cómo surgió el de este?
Es una cosa que me gusta bastante y que me parece que le da redondez a un proyecto como es un álbum. El detonante de este concepto lo fui encontrando como el resto de discos, no es algo que un día plantease porque quisiera escribir sobre eso. Se van gestando unos temas y cuando tengo varios y me gusta por dónde va, empiezo a redondear un poco y ser más selectiva de cara a armar la pieza como un global. Es la vez que más rápido he compuesto y me gusta mucho. Algo que nos pasa mucho a los que nos dedicamos a la música es que desde el momento que empiezas a grabar o componer, hasta que sale, tú ya eres otra persona cuando eso pasa y defenderlo en directo no es tan divertido o conlleva más concentración para buscar la forma de reconectar. Y eso no me va a pasar con este. Me siento muy conectada.
Cada trabajo supone un aprendizaje, ¿qué has descubierto de ti misma en torno a este concepto?
Tenía dentro una persona que no conocía dentro. Con La costa de los mosquitos fue un viaje interior donde vi un poco el precipicio, no en plan mal y dramático, pero vi algo que quise mirar por primera vez. Ahora he pasado a vivirlo, a pasar a la acción y ahí está la diferencia vital con este disco respecto al anterior. El deseo es algo a lo que nunca he dado la espalda, es mi motor y lo que necesito. No tengo tanta fuerza de voluntad, como otra gente, como para no hacerle caso. Ahora, además, que me he abierto esa puerta, que es algo que no había hecho de esta manera nunca, estoy teniendo un auto aprendizaje a nivel personal de quién soy y de quién quiero ser que está siendo bastante potente.
Aunque muchos se van al terreno sexual cuando hablas de deseo, tiene muchas otras capas. ¿Cuáles son tus deseos a día de hoy?
Un poco blanca la respuesta porque hay de todo, podríamos elegir una cosa en cada faceta, pero el deseo a nivel profesional es poder seguir disfrutando de lo que hago y viviendo de ello. Me encantaría llegar a mucha gente, que las cosas crezcan, pero, sobre todo, conseguir hacer el show que yo quiero hacer. Para eso todo tiene que crecer y tener otro soporte, pero es mi principal deseo en la música.
La gente de 15 años está ahora liderando el movimiento de hacia dónde van las cosas y noto una libertad en la sexualidad que yo, que me considero muy libre, a veces me sorprendo y aprendo de ello.
Ahora sí, centrándonos en el deseo sexual, menos mal que ahora las mujeres pueden hablar con más naturalidad de estos temas, ¿no?
Todavía hay tabúes. Sí es verdad que con las generaciones más jóvenes hay cosas que a mí me fascinan porque noto que han roto con ellos un montón. Te hablo de gente de 15 años, que está ahora liderando el movimiento de hacia dónde van las cosas y noto una libertad en eso que yo, que me considero muy libre, a veces me sorprendo y aprendo de ello. Me parece que todo está tomando un rumbo muy positivo en ese sentido. Todavía hay mucho trabajo, pero las que hemos nacido antes, estamos llenas de información y eso tiene que ver con lo que me preguntabas de en qué momento estoy. Precisamente, dándome cuenta de que tengo muchas estructuras dentro que no sabía que las tenía. De repente, localizarlas, es poder romperlas y está siendo una bomba a nivel informativo sobre mí.
¿De qué estructuras hablamos?
De todo tipo, a nivel personal, a nivel sentimental, a nivel sexual… todo lo relacionado con el deseo. Estructuras en las que, por ejemplo, tú no puedes desear ciertas cosas porque ya eres consciente, sabes que has ido eligiendo ciertos patrones, cierta identidad, que pasa algo que te hace profundizar en por qué esto y te hace romper con ciertas cosas y plantearte si el patrón que te ha llevado tanto tiempo no te define, a lo mejor es que esa puerta estaba cerrada y me está dando pie a abrirlas, en todo tipo de facetas.
Una postura muy valiente.
Al final, mi impulso hacia el deseo conlleva cierta valentía porque no me conforme con algo que esté bien, soy un poco perro de caza en ese sentido.
La realidad me anula y no me da magia y me parece que la magia está ahí, al alcance de cualquiera, pero simplemente hay que creer un poco en ella.
Deseo con cierta vertiente romántica, no son incompatibles, ¿no?
No, yo soy bastante romántica en un sentido en el que me gusta mucho pronunciar las emociones, darles forma, darles colores, darles ambientes. Es un sitio que me parece muy inspirador y siempre que puede romantizar un poco algo, hacer cierta poesía con las situaciones, me gusta mucho porque no me gusta mucho la realidad. La realidad me anula y no me da magia y me parece que la magia está ahí y está al alcance de cualquiera, pero simplemente hay que creer un poco en ella.
A ti te han llamado idealista muchas veces, ¿no?
Sí, de hecho, mi apellido viene de ahí, Birds, viene de los pájaros que tenía en la cabeza, pero me parecen necesarias.
“A veces soy un poco romántica y me pongo un poco estúpida”. ¿Las historias románticas son solo para las películas o también se pueden vivir en la vida real?
Son para la vida real. A mí me gusta mucho montarme pelis. A veces acaban mal precisamente por haberlas rodado yo sola, pero me da mucha vida eso, vivir un poco con fantasía. Todo lo que pueda echar brillantina, la voy a echar.
Menos romántico es Satán. Historia basada en hechos reales.
Esta historia es bastante heavy. Basada en hechos reales, eso forma parte ya de mi fantasía. Satán es una metáfora, pero me gusta mantenerla porque yo lo viví de esa manera. Apareció un ser allí que, de repente, fue una bomba. Yo no suelo hacer eso, no suelo, después de un concierto irme con una persona que no conozco y fue una historia increíble que me apeteció recoger en una canción.
¿Satán se fue al infierno o volvió en algún momento?
Satán estuvo un ratito conmigo y volvió a su lugar de origen.
Llegó con un vídeo muy La bella y la bestia, ¿cómo van tus inquietudes interpretativas?
En aumento, al alza total. Es algo donde cada vez me voy sintiendo más cómoda y me encantaría profundizar en ello más allá de los videoclips y defender, incluso, en algún momento, un guion. Algún personaje. Es algo que hace unos años me parecía impensable para mí, pero ahora es algo que me apetece explorar. Ha habido acercamientos a alguna cosa, pero no ha terminado de salir, pero tengo fe que va a terminar llegando.
Un tercer álbum siempre es difícil… ¿qué ha significado para ti?
He intentado no pensar nada en ese término de tercer álbum, precisamente por la presión que supone y componerlo desde el mismo sitio que he compuesto los otros de quiero hacer algo potente que esté acorde a mi momento vital y que tenga cierta profundidad con independencia del resultado. Al final, a mí, las expectativas me quitan mucha inspiración, me presionan, así que intento aparcarlas y dejar que la cosa fluya.
Los insectos son super bonitos, super raros, me fascinan y me siento muy identificada con ese tipo de belleza en cuanto a lo que hago y en cuanto a mi persona.
Mosquitos, grillos, orugas… Te veo en la Metamorfosis de Kafka…
Soy muy insectos…jajaja… tengo una definición puesta: insecto cantorino, porque me siento muy identificada. Desde pequeña, los insectos eran mi mayor hobbie, coger bichitos. No sé qué tienen, me parece un mundo que pasamos por alto, pero son marcianitos y hay un universo ahí. Son super bonitos, super raros, me fascinan y me siento muy identificada con ese tipo de belleza en cuanto a lo que hago, en cuanto a mi persona. Creo que he sido un grillo o chicharra en alguna otra vida.
“Me siento el insecto que quise ser y que muchos se esforzaron en negarme”. Otra frase que necesita explicación.
Es un poco difícil de explicar, es sentir que no encajas demasiado en ningún patrón concreto. Por eso era mi amor por ese mundo, no sé, tendría que hablarlo con un psicólogo. Pero el rumbo de mi vida hasta que encontré la música ha estado un poco basado en ciertas etiquetas que no me han hecho bien. Todo eso que fui o que me han dicho que era, tuve que romper con ello y supuso para mí una metamorfosis muy fuerte que me ha puesto donde estoy ahora que es un sueño para mí. A lo mejor sin todo ese camino un poco difícil, no hubiera tenido una vida fascinante como la que me parece que tengo dedicándome a la música, que es algo como muy genuino. Tuve que romper con muchas cosas porque no encajaba en un patrón en el que se me pedía que encajase y cuando eres niño o adolescente, todo eso es bastante nocivo.
De ahí estos discos tan difíciles de clasificar, ¿para huir de las etiquetas?
A veces me gustaría ser más uniforme en ciertas cosas, pero estoy empezando a pensar que es una seña de identidad de lo que yo hago. Es como los diseñadores que mezclan texturas y mezclan telas distintas, yo creo que mi forma de componer es así. Escucho música muy diferente y soy muy caótica también y se mezclan factores que hacen eso.
Perro Deseo, el título es contundente, ¿de dónde salió y qué significa exactamente para ti?
Me siento muy identificada con la palabra perro porque para mí simboliza mucho este mundo de los instintos más reales, más animales y a la vez, tiene como esa connotación tan negativa, de putada, básicamente. Me parece que acompaña muy bien a la parte de deseo, tanto en la parte animal, como en la parte que hace a la esclavitud que eso supone. Puto deseo, perro deseo y, a la vez, deseo animal, ese es un poco el concepto.
Le da más fuerza si cabe la portada de Nate Poza, que parece cargada de simbolismo, ¿nos la explicas?
Le di bastante libertad. Le expliqué el ambiente, le expliqué el concepto y la fuerza que tenía que tener y él tomó sus decisiones. Para mí es un poco la representación de El jardín del Edén donde ella doma a su bestia y forma parte de su entorno. Y toda esa fantasía psicodélica, el color, que es algo que, de repente hay un cambio potente en mí en ese sentido, no tiene nada que ver con La costa de los mosquitos que era un disco de noche.
Unas canciones y una portada muy cargadas de naturaleza, algo muy presente siempre en tu vida. Eso lo compartes con Leiva.
Sí, a él también le gusta un montón y es algo que tiene como necesario y yo, cada vez más. Desde pequeña he sido una friki de estar en la naturaleza, pero ahora se ha convertido en una necesidad. Me he ido a vivir a un sitio con monte y ahora no podría volver a la ciudad, aunque me gusta mucho. Pero necesito estar allí, la paz que me da estar allí me revitaliza todo el tiempo.
Leiva y tú, ¿habéis ido juntos a la montaña?
No, todavía no. Nos haremos una ruta por ahí.
También tenemos a Depedro. Cuando hablamos la última vez te pregunté qué cantante te había sorprendido después de conocerle, me dijiste su nombre. “Tiene un aura increíble. Hay gente que ves que es una estrella y a mí él me lo parece”, dijiste. ¿Ahora al cubo?
Sí, total, además, es que tiene una energía de acción en las cosas que es super potente y eso no lo aprecias cuando eres público. Durante la grabación, Campi, que es el productor y yo tuvimos una discrepancia en la orientación de los arreglos y estábamos esperando que llegara él y cuando llegó nos cambió la energía a los dos un montón. Es de estas personas que son capaces de manipular la energía de donde están con la que tienen ellos dentro. Fue como un soplo de aire fresco y nos revitalizó a los dos, el concepto, muy guay.
Al lado de gente a la que admiras tanto, ¿te sientes un poco pequeñita o te engrandeces?
No me veo pequeña, veo que si estoy ahí y ellos me han dicho que sí es porque aprecian mi trabajo. Evidentemente yo tengo una parte de ego con mi trabajo, pero es algo que pongo delante de mí en estos casos. Intento no personalizarme tanto en plan ‘yo he hecho esto’ sino que esto está aquí y es lo suficientemente bueno como para que esta gente quiera formar parte y pongo mi disposición a que ese trabajo siga estando bien y siga creciendo.
Hablando de inspiración, Camarón está presente en Mis aires, lo que demuestra que te sigue gustando jugar y experimentar… ¿de dónde ha salido el universo sonoro tan amplio de este disco?
De absolutamente todo, desde música americana más de los años 40, Cab Calloway y todo esto, hasta, no sé, de todo. Escucho mucha música diferente y voy por días. De repente estoy super pillada con una canción y tiene algo que me da una idea que me inspira. Me cuesta hablar de referencias porque me cierro a dar un nombre que se deja muchas otras fuera. Mucha música distinta, mucha música negra en este disco, mucho reggae.
Tato Latorre y Paco Salazar, dos de los productores más habituales en este país, ¿qué te han aportado?
Le han dado un punto bastante pro. Álvaro Espinosa ha sido un productor increíble y se ha dejado la piel, sudor y sangre en esos discos que me parecen increíbles, pero teníamos otros medios. Partíamos de otro lado y ha sido un aprendizaje. Ha sido una decisión muy meditada, quería trabajar el disco con distintos productores para aprender el proceso y enriquecerme un poco y abrirme a poder tomar más decisiones.
Muchas de estas nuevas canciones ya las has cantado en los festivales y fiestas que han visitado este verano, ¿cómo lo has vivido?
ha sido un verano de aprendizaje. A veces hay sitios que son duros. Como veníamos un poco con canciones de La costa de los mosquitos y de Año X y estábamos dando paso al siguiente, ha tenido que ser un mix, encontrar un sentido al repertorio y aprender a defenderlo que eso conlleva un proceso. Muy contenta, pero con ganas de empezar la etapa nueva que es la que realmente me motiva.
Ahora llega gira en salas, diferente, ¿no?
Cambia mucho por la energía que se crea en las salas está contenida. Es una movida de la que se habla poco. Supongo que cuando eres Leiva y toda la gente corea tu canción, será una movida, pero en mi caso que todavía estoy ganándome a la gente porque en estos sitios mucha gente todavía no conoce el proyecto es mucho más cansado porque toda la energía que estás generando se expande y se va, no tienes un retorno como en la sala que, además, la gente sí viene a verte a ti y se sabe las canciones. Me encantan las salas.
Has definido tu concierto del 4 de noviembre en La Riviera como “fecha histórica”, ¿qué va a significar para ti?
Es como un hito muy potente y me puse muy pesada para que fuéramos ahí. He visto un millón de conciertos ahí y es un pistoletazo de salida de otra etapa. Es un sueño.
Hay un empoderamiento femenino en general que nos afecta a todas y que yo creo que incluso, entre nosotras, tenemos otra energía. Hay una hermandad.
La última gala de los MTV VMAs me pareció una fiesta de pijamas de chicas… ¿notas ese buen momento para las mujeres en la industria de hoy en día?
Hay de repente un empoderamiento femenino en general que nos afecta a todas y que yo creo que incluso, entre nosotras, tenemos otra energía. Noto una hermandad. Eso se traduce a todos los aspectos en general y en la música creo que está habiendo un esfuerzo por dar una amplitud y una visibilidad. Hay proyectos de festivales que a mí me encanta que los haya, pero ojalá llegue el momento en el que no tengamos que hacer un festival enfocado a la figura femenina, sino que las cosas estén totalmente homogéneas en ese sentido y no se tenga que hacer esa diferenciación.
¿Y tu hermana?
Estoy deseando hacer algo con ella, pero tiene que llegar el momento perfecto. Me encanta este movimiento femenino que está habiendo, este empoderamiento, pero yo lo vivo como una igualdad plena. Mi banda son todo chicos porque ha coincidido así y no me planteo que tenga que meter a una mujer, sino que lo trato de una manera fluida, lo que pasa, que con la que llevamos, hay que ser conscientes de las cosas que pasan y que estén encima de la mesa y poner el foco ahí.
Si ahora pudieras hacer un tema con alguna artista, ¿quién te gustaría?
Me encantaría hacer algo con Silvana Estrada. Me encantan las Ego. Me encanta Jimena Amarillo, jovencita y va ahí arrasando. Tiene un algo muy especial, tiene una personalidad arrolladora. Hay muchas chicas con las que me encantaría poder hacer cosas.
Ya para acabar: Disco, gira, ¿alguna cosa más entre manos?
Estoy bastante servida. Estoy preparando la gira nueva y voy bastante desbordada.
¿Cuál sería el objetivo cumplido con este disco?
Tener un disco del que sentirme orgullosa. Me parece el mejor que he hecho hasta ahora. Me parece muy buen disco.
Cristina Zavala
Periodista enamorada de todo el entretenimiento. Enganchada a la tele, los libros, los últimos lanzamientos...