La UE pone el foco en camiones y buses: deberán reducir el CO2 al 90% de cara a 2040

Los países europeos acordaron ayer un compromiso ambicioso que marca la senda para la progresiva reducción de las emisiones de vehículos pesados.

Objetivo: reducir las emisiones de los vehículos pesados. / AlexSava

Los ciudadanos merecen vivir en un entorno más verde y saludable, y ahora estamos un paso más cerca de este objetivo”. Con estas palabras, la vicepresidenta tercera y ministra española para la Transición Ecológica en funciones, Teresa Ribera, se felicitaba este lunes en un comunicado por el acuerdo alcanzado por los veintisiete países que conforman la Unión Europea, y que afecta directamente a los vehículos pesados y a sus emisiones.

El pacto es claro, y el compromiso, contundente: los nuevos camiones o autobuses deberán recortar sus emisiones medias de CO2 en un 45% en 2030, lo que supone un incremento del 30% respecto a la normativa vigente. Más adelante, en 2035, ese porcentaje se elevará al 65%, para alcanzar el 90% en el año 2040.

Aunque se trata únicamente de una propuesta, el compromiso es muy significativo. Ahora, los países deben esperar a que el Parlamento Europeo fije su posición, de cara a que posteriormente se produzca la negociación de la normativa definitiva.

Las excepciones

De salir definitivamente adelante la propuesta, no todos los vehículos pesados se verían afectados por igual. Los países han introducido cierta flexibilidad en la implementación de la regulación, como una excepción para los pequeños fabricantes, así como para los vehículos utilizados en actividades como la minería o la agricultura.

Además, los firmantes han acordado dar un trato especial a los utilizados por las fuerzas armadas, servicios de bomberos, protección civil, orden público, atención médica y otros vehículos especiales como los camiones empleados para la recogida de basuras.

"Es un movimiento en la buena dirección hacia un transporte por carretera más ecológico"

Entre los puntos que han causado más controversia está el que afecta a los autobuses interurbanos. A propuesta de Francia, que argumentó que muchos municipios acaban de renovar la flota y han invertido en otras formas de reducción de CO2, el Consejo Europeo acordó eximirlos del objetivo y añadir una serie de cláusulas de revisión, como considerar las inversiones nacionales ya realizadas y posibles limitaciones debido a la morfología territorial o las condiciones meteorológicas específicas en los Estados miembros.

Organizaciones como la Federación Europea de Transporte y Medio Ambiente han tildado de “paso importante” el acuerdo, que consideran un movimiento en la buena dirección “hacia un transporte por carretera más ecológico”. En su opinión, “el Consejo ha establecido el estándar mínimo para avanzar en la descarbonización de este sector”.