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Así es la tétrica historia real detrás de la nueva película de Martin Scorsese, 'Los asesinos de la Luna'
La película, que ya está en cines, narra uno de los episodios más oscuros de la historia estadounidense reciente
Martin Scorsese no solo ha firmado una de sus películas más completas, sino una de que más se acerca a la frialdad que supone un episodio histórico como lo fue los crímenes a los Osage a principios del pasado siglo. Los asesinos de la Luna ha llegado arropada por la crítica y la expectación del público, aunque lo cierto es que pasará por los ojos de la audiencia mostrando una historia real escalofriante.
La película se centra en Ernest Burkhart —interpretado por Leonardo DiCaprio—, que llega a Oklahoma en el año 1920 y en Mollie Kyle —Lily Gladstone—, una pareja a la que rodea una densa nube de rumores. Sin embargo, su vida nunca será tranquila a causa de unos misteriosos asesinatos que asolan a los Osage, un pueblo indígena rico víctima de una conspiración que los está eliminando uno a uno.
Scorsese comienza su película dejando claro la razón de su riqueza: se descubrió petróleo debajo de su reserva, una que cedida por el tercer presidente de la historia de Estados Unidos, Thomas Jefferson, que las consideraba sin valor alguno. Terminaron con unas ganancias de 400 millones de euros al año —una cifra calculada y actualizada por National Geographic—. Evidentemente su vida no volvió a ser la misma, ya que terminaron por alzarse como la nación con más dinero de todo el mundo. Y como suele pasar, al dinero le sigue la avaricia.
Lejos de mantenerlos al margen, hubo una gran cantidad de estadounidenses blancos que se mezclaron con su pueblo para realizar todo tipo de tretas para conseguir parte de ese dinero; algo que recoge el ensayo Killers of the Flower Moon: The Osage Murders and the Birth of the FBI —Los asesinos de la luna de las flores / Killers of the Flower Moon: Los crímenes en la nación Osage y el nacimiento del FBI en castellano— del periodista David Grann y del que Scorsese ha cogido la trama de la película.
Los Osage tenían coches de lujo y casas gigantescas, aunque no sabían cómo administrar correctamente todo ese dinero. Su fortuna fue tutelada por una serie de hombres que les aconsejaban hasta el punto de requerir autorización para comprar artículos del día a día. Ese poder fue a más, llegando al extremo de que se creyeron en potestad de quedarse con el dinero.
Así, los seis primeros años de la década de los 20 documentaron toda clase de crímenes contra los nativos —cerca de 60—; aunque se dice que comenzaron diez años antes. Todos los asesinatos se desarrollaron en extrañas circunstancias y, de hecho, un patrón que se llegó a repetir fue el de matrimonios en el que el hombre blanco iba envenenando a su mujer hasta matarlas y disfrutar de su herencia. Los informes forenses dictaminaban que se suicidaban.
El nacimiento del FBI
Cualquier investigación realizada al respecto caía en saco roto: todos los detectives acababan muriendo del mismo modo que los Osage, fracasando así las posibilidades de poder resolver el caso. Por ello, el pueblo decidió ir hasta el Gobierno Federal para pedir ayuda a la Oficina de Investigación para tratar de esclarecerlo todo. Ese organismo terminó evolucionando hacia la Oficina Federal de Investigación, o como se le conoce en inglés, FBI —Federal Bureau of Investigation—.
Se realizó una investigación encubierta, pero a medida que se acercaban al desenlace, se producían más muertes. Finalmente, cuando la nativa Mollie Kyle, heredera de una fortuna millonaria tras la muerte de su familia, confesó que creía que su marido la estaba envenenando, todas las piezas del puzzle encajaron. La red de conspiración cayó, y tras varios litigios y muertes, el marido de Kyle y dos de sus cómplices fueron condenados a cadena perpetua. Pese a todo, los asesinatos nunca se llegaron a resolver del todo.
Los asesinos de la Luna ya está en cines.
Javier Rodrigo Saavedra
Cine y música. Música y cine. Y más, claro. Me encontrarás en todo tipo de saraos cubriendo todo, desde...