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La fast-fashion utiliza cada vez más aviones
Un estudio de la organización suiza Public Eye pone el foco en los vuelos que realiza el sector de la moda rápida.
La industria de la moda es la segunda que más contamina del mundo. En buena parte, porque genera cantidades ingentes de residuos: sólo en España, unas 326.000 toneladas al año. Además, se calcula que el sector es el causante directo del 20% de todas las aguas residuales del planeta.
Todo ello está directamente relacionado con el auge de la llamada fast-fashion: la ropa que se consume de manera compulsiva y que inunda los principales centros comerciales. Una manera de entender la moda que se basa en captar rápidamente las tendencias para ponerlas en las tiendas, generalmente a un precio muy asequible como fruto del abaratamiento de los costes de producción, casi siempre radicada en países pobres.
Sólo en la UE, en 2022 se importaron y exportaron 700.000 toneladas de ropa por vía aérea, lo que equivale a 20 vuelos diarios
Pero la contaminación que provoca la moda no sólo tiene que ver con el proceso de producción y con los residuos textiles: también con la fase de transporte. Y es ahí donde, precisamente, se centra un ambicioso estudio de la organización suiza independiente Public Eye. Según sus responsables, millones de prendas son trasladadas cada año en avión pese a ser productos no perecederos que podrían realizar ese trayecto en medios menos contaminantes. Tan solo en la Unión Europea, en 2022 se importaron y exportaron 700.000 toneladas de ropa por vía aérea, lo que equivale a la capacidad de 7.000 aviones de carga grandes, o a unos 20 vuelos diarios, únicamente con artículos de moda.
Las empresas responsables
Public Eye ha tratado de dar con las empresas que están detrás de esta situación. Pero no lo ha tenido fácil: según denuncian, la opacidad es una práctica común en muchas de estas compañías, por lo que a la información pública que facilitan han tenido que añadir datos de medios de comunicación independientes y de las distintas aduanas afectadas.
La española Inditex, empresa matriz de Zara, encabeza la clasificación. De hecho, los vuelos forman parte esencial de su modelo de negocio: independientemente de dónde se fabriquen, la práctica totalidad de sus productos acaban en los grandes centros de distribución del grupo ubicado en las inmediaciones del aeropuerto de Zaragoza. Allí se planchan, inspeccionan y empaquetan las prendas, antes de enviarlas hacia las tiendas de todo el mundo. Sólo en el aeropuerto de la capital aragonesa, Inditex gestiona cada semana 32 vuelos de carga con unas 100 toneladas de ropa a bordo, lo que supone más de 1.600 vuelos al año.
El minorista chino Shein es otro de los nombres que aparecen en la investigación. La empresa con sede en Guangzhou envía cantidades inmensas de artículos a domicilios particulares de todo el mundo. En parte, gracias a la alianza estratégica que firmó en 2022 con la aerolínea China Southern Airlines, la más grande de toda Asia. Cuatro aviones de carga recorren constantemente las principales rutas de Shein, que unen Guangzhou con ciudades como Los Ángeles, Ámsterdam o Londres.
Reducir el consumo
Organizaciones ecologistas de todo el planeta se han hecho eco de la investigación de Public Eye para pedir a las grandes corporaciones de moda un cambio de rumbo urgente. Es el caso de la red Campaña Ropa Limpia - SETEM o la española Ecologistas en Acción.
En opinión de Pablo Muñoz, coordinador de la campaña de aviación de Ecologistas en Acción, “la investigación de Public Eye pone de manifiesto, por un lado, la importancia de reducir drásticamente nuestros niveles de consumo. Por otro, la necesidad de imponer a las empresas estrictos criterios de transparencia y sostenibilidad en lo que se refiere a los modos de transporte empleados para desarrollar su actividad económica. Las cuentas de resultados de las grandes empresas no pueden estar por encima de la salud de las personas y del planeta”.