La norma que David Bustamante se saltó antes de entrar en OT

Han pasado ya 23 años desde que la primera edición de Operación Triunfo finalizó sin embargo, a día de hoy, todavía sigue dando de qué hablar. Concursantes como David Bisbal, Rosa, Chenoa, Natalia, Manu Tenorio o David Bustamante se ganaron el cariño del público gracias a su personalidad, su cercanía y, sobre todo, a sus particulares voces.

Una vez pasadas todas las pruebas de los castings y antes de entrar en la Academia de canto más famosa de la televisión, Noemí Galera, la directora del concurso, les comunicaba una serie de normas que los 18 participantes escogidos deben cumplir a rajatabla. Y precisamente Bustamante confesó que se saltó una de esas normas.

El artista cántabro fue el último protagonista del programa de Albert Espinosa, El camino a casa y le confesó al escritor catalán la regla que no cumplió antes de entrar en Operación Triunfo.

Bustamante y Albert Espinosa visitaron el colegio en el que estudió el artista durante su infancia y su adolescencia. Allí hablaron con la persona que ya en aquel entonces regentaba la cantina donde los niños merendaban y juntos recordaron la anécdota del día en el que el bueno de David contó algo que no debía haber contado: "Coincidimos en un parque temático toda la familia y en septiembre te ibas al último casting de Oviedo", le decía a Busta, que rápidamente confesó "No podía decir nada pero se lo solté a todo el mundo. Me dijeron que no dijera nada y yo.... '¡Que voy a ir a la tele!'. Tú imagínate. De un pueblo de 3.500 personas y, de repente, a ver si me ven y me graban un disco... Es que esa era la intención, que la gente de la tele me dijeran si valía o no valía. Era algo tan lejano".

¿Qué fue lo primero que compró Bustamante con su primer sueldo?

"¿Es cierto que el primer sueldo que ganaste se lo dedicaste a tu mamá?", le preguntó Albert a David Bustamante, que explicó que ese primer salario lo invirtió en un regalo para su madre Ada: "Sí, pero me endeudé además, porque como economista ya también iba mal. Le quise hacer un regalo a mi madre, me gustó mucho una pulsera de oro blanco y brillantes y cuando yo cobraba 80 mil pesetas en la obra, mi primer sueldo con catorce años. Yo le compré una pulsera a mi madre que valía 95 mil pesetas, o sea que tuve que estar pagando dos meses".

Y, además, el artista de San Vicente de la Barquera añadió: "Mi verdadera riqueza es poder dar calidad de vida y hacer regalos a mis seres queridos. Mi Ferrari, mis cadenas de brillantes... estas cosas que se llevan hoy en día son que mi madre, mi padre, mis hermanos, mis abuelos que no les falte de nada. Ese es mi verdadero Ferrari".