Cuando Linkin Park hizo temblar los cimientos del rock con su primer disco
El 24 de octubre de 2000, la banda publicó ‘Hybrid theory’, con el que empezó la leyenda
Ahora que Linkin Park están a punto de reaparecer con flamante disco (From zero, 15 de noviembre) y nueva cantante (Emily Armstrong, quien sustituye a Chester Bennington, fallecido en 2017), se cumplen precisamente veinticuatro años del lanzamiento del primer álbum de la banda formada en Agoura Hills (California, Estados Unidos) en la segunda mitad de los noventa. En aquellos años ya pocos se acordaban del grunge y el britpop inglés daba sus últimos coletazos; la industria de la música buscaba bandas jóvenes con propuestas diferentes y aquellas que mezclaban rap y metal tuvieron su gran oportunidad.
Poco antes se habían publicado los primeros discos de Limp Bizkit, Korn, Papa Roach, P.O.D. y Crazy Town, dando lugar a un vigoroso movimiento denominado nu metal o metal alternativo. El segundo álbum de Limp Bizkit, Significant other (1999), había llegado al número uno de ventas en Estados Unidos. Pero Linkin Park tenían algo diferente, lo que les ayudó a pasar por encima del resto.
El grupo se formó en 1996 por varios amigos del instituto y contaba, como factor diferencial, con una inclinación por la electrónica, sin por ello desmerecer su gusto por el hip hop y la contundencia de sus guitarras. Además de Bennington como vocalista, disponía de otro cantante o rapero, Mike Shinoda, quien además se ocupaba de las guitarras rítmicas y los teclados, y de su propio DJ, Joe Hahn. Jeff Blue, vicepresidente de Zomba Music (la compañía de Backstreet Boys y Britney Spears…; ¡nada que ver!) los conoció tras un concierto en Los Ángeles y les dio algunos consejos. Cuando Blue fue contratado por Warner Bros. Records, fichó a la banda.
El 24 de octubre de 2000 vio la luz su álbum de debut, Hybrid theory. El título se corresponde con el nombre de la banda antes de bautizarse como Linkin Park, para evitar confusiones con el grupo Hybrid. Como productor, y tras dar muchas vueltas al asunto —la banda temía que el elegido no entendiera su sonido—, se escogió a Don Gilmore, quien hasta entonces había trabajado con grupos menores como Lit o Papa Vegas. Para la mezcla se recurrió a Andy Wallace, de más florido bagaje: Slayer, New Model Army, Sepultura, Rage Against the Machine, Screaming Trees, Helmet y dos obras clave como Nevermind, de Nirvana (1991), y Dirty, de Sonic Youth (1992).
Te recomendamos
Locura colectiva
El público enloqueció: el single In the end, con su icónico riff de piano, llegó al número dos de los más vendidos en Estados Unidos y otros como Crawling, Papercut o One step closer se convirtieron en favoritos de las radios alternativas universitarias. El álbum accedió al número dos de las listas de Billboard. Cadenas de televisión como MTV o 40TV programaron el vídeo de este último hasta la saciedad. La portada del disco, que mostraba a un soldado con alas de mariposa inspirado por la estética de Bansky, estaba dibujada por Mike Shinoda (quien, aparte de MC del grupo, es diseñador gráfico).
Tan impactantes como su imagen y estilo fueron sus letras, en las que ni Bennington ni Shinoda dejaban cabos sueltos. La revista Rolling Stone tituló el reportaje en que los presentó como: “Basura compasiva” (y era un halago). “Aunque su sonido pesado y agresivo los agrupa con bandas como Korn y Limp Bizkit —rezaba el texto—, Linkin Park no son los comandos de fiesta o monstruos de la muerte que podrías esperar. En cambio, son tipos sensibles que cantan sobre la vida secreta de los chicos: las luchas emocionales de la vida real de chavales comunes y corrientes como ellos, tocando un nervio en la audiencia con su compasión fraternal”.
Hasta la fecha, de Hybrid theory se han vendido en Estados Unidos 12 millones de copias; si añadimos las despachadas en el resto del mundo, suman 32 millones. Lejos de ser flor de un día, a partir de aquel primer disco el prestigio de Linkin Park creció, y todos sus siguientes trabajos, excepto uno (The hunting party, 2014), han sido número uno de ventas en el país donde la banda se fundó. En marzo de 2003, poco antes del estreno de su segundo disco, Meteora, su compañía me invitó a Londres a escucharlo en primicia y a ver al grupo en directo en el Brixton Academy; y antes de la escucha, nos obligaron a los periodistas a dejar los móviles fuera de la sala, en una linda caja, para evitar que lo grabásemos. Habían nacido unas estrellas.
Miguel Ángel Bargueño
Es periodista y escritor: ha publicado varios libros sobre música. Aterrizó en el universo de LOS40...