The Cure: Penurias económicas y un ambiente “espeluznante” rodeó la grabación de ‘Seventeen seconds’
Robert Smith solo pudo "comprar" 10 días de tiempo en el estudio. Le sobraron dos. El dinero reembolsado… “nos lo gastamos en cerveza”

Lol Tolhurst y Robert Smith de The Cure, en una foto de 1983 / Fin Costello
La precariedad rodeó la grabación de 'Seventeen seconds'. Para ahorrar dinero, los componentes de The Cure tuvieron que dormir en el suelo de los estudios de grabación. Y pasaron miedo. "Fue un poco espeluznante", reconocía el batería del grupo: “Cuando el estudio estaba oscuro, era visible una especie de resplandor fantasmal". A pesar del miedo y de la escasez de recursos, el 18 de abril de 1980, The Cure publicaron el disco que Robert Smith tenía en mente. El que estableció el emblemático sonido de la banda inglesa.
Según su discografía, ‘Three Imaginary Boys’ (1979) es el primer álbum de The Cure. Sin embargo, el líder de la banda inglesa considera que su primer disco no fue ese. “Siempre pensé en ‘Seventeen seconds’ como nuestro álbum debut, es el primer disco que sentí que era realmente de los Cure”, reconocía Smith en el libreto de la reedición de 2005. Además, el cantante confesó en una entrevista de 1982 para Penthouse: “Odio el primer álbum, lo aborrezco. Nunca imaginé que haríamos más grabaciones después de ese álbum”.
Ya durante la gira del verano de 1979 por Reino Unido, como teloneros de Siouxsie and the Banshees, se produjeron fracturas irreparables con el bajista Michael Dempsey. A eso se unió una creciente tensión con su novia, Mary Poole. Cuando el joven músico de 20 años regresó a casa cargaba con una mochila de rabia que le angustiaba. “Me sentía superado, agobiado y muy solo”, contaba en Uncut.
En pocos días, Smith reorganizó la formación sustituyendo al bajista Michael Dempsey por el guitarrista Simon Gallup e incorporando al teclista Matthieu Hartley. Lol Tolhurst permaneció en su puesto de batería. Tenía un sonido específico en mente y se esforzó en revitalizar la banda. Para la producción confió en Mike Hedges.
Se refugio en la casa de sus padres, y allí encontró consuelo en el sonido de David Bowie (Low), Nick Drake (Five leaves left), Jimi Hendrix (Live Isle of Wight) o Van Morrison (Astral weeks). Registró las demos en una grabadora básica con un órgano Hammond.
"Estábamos en la casa de Smith, en Crawley, cuando Robert nos puso una cinta de cassette", escribió Tolhurst en su autobiografía ‘Cured: The Tale Of Two Imaginary Boys’. "Yo me quedé asombrado de la belleza minimalista de las canciones... escuché un paisaje sonoro glacial que reflejó mis propios sentimientos de soledad en ese momento".
Para grabarlo, apenas tenían dinero. Atravesaban auténticas estrecheces económicas. "Con el dinero de ‘Three imaginary boys’, compré 10 días de tiempo en el estudio", confesó Smith en la revista Rolling Stone. Y así pudieron entrar en los Morgan Studios de Londres, donde habían engendrado su debut, en Enero de 1980. El presupuesto osciló entre 2000 y 3000 libras.
Ahorraron tiempo y dinero durmiendo en el suelo del estudio, pegados unos a otros, en dos cuartos estrechos. Los cuatro bebían en abundancia hasta que sentían preparados para ir a trabajar con Mike Hedges, que había diseñado el álbum previo. "Dormimos en el viejo Morgan Studio One y fue un poco espeluznante, porque antes era una iglesia", escribía Tolhurst. "Encima del techo había una antigua vidriera. Cuando el estudio estaba oscuro, era visible una especie de resplandor fantasmal. A las 4 a.m. la atmósfera parecía casi de otro mundo".
Un ejemplo de precariedad fue el tema ‘The final sound’. Estaba previsto que fuera más largo, pero se vio reducido a 53 segundos porque se acabó la cinta mientras se estaba grabando y la banda no pudo registrarla de nuevo.
Robert, Simon, Lol y Matthieu trabajaron casi incansablemente, entre 16 y 17 horas al día. Al final, hasta les sobraron dos días. “Solo usamos ocho días, así que me devolvieron el dinero de los dos últimos. Fue un golpe de suerte porque nos gastamos más de lo pensaba en cerveza", declaró Smith en Rolling Stone.
‘Seventeen seconds’ fue el primer disco en el que Robert Smith tuvo el control. Sabía exactamente lo que quería hacer y no quiso inferencias de nadie, a excepción de Mike Hedges, coproductor.
No obstante, el anonimato fue un factor destacado en el álbum. Principalmente en la portada. Dirigido por Smith, el fotógrafo Andrew Douglas se las ingenió para capturar la absoluta introspección que contenía el LP. “Hicimos todas las fotos el día que finalizamos la grabación, en torno a las ocho en punto de la mañana”, reveló el vocalista líder en Rolling Stone. “Dije, ‘¿podrías hacer algo desenfocado?’ y esas son las que utilizamos, porque las que estaban enfocadas parecíamos espantosos”.
Tolhurst escribió en su biografía: “Las fotos de la banda están desdibujadas, por lo que nos sentimos correctamente reflejados. Eso era lo que nuestros fans deberían percibir del álbum. Queríamos que la gente se centrara en la música, en las canciones, no en nuestro aspecto”.
El 18 de Abril de 1980, tres días antes de su 21º cumpleaños, Robert Smith se autorregaló el disco soñado. ‘Seventeen seconds’, considerado un temprano ejemplo de rock gótico, marcó el comienzo del que se convirtió en el sonido emblemático de The Cure. El principio de uno de los grupos más icónicos e instantáneamente reconocibles de todos los tiempos.