‘El tiempo no es oro’: El mejor disco en los 25 años de carrera de Antonio Orozco que recoge emociones muy desnudas

'El método Orozco' nos mostró el proceso creativo y ahora ha llegado el momento de conocer el resultado

Portada de 'El tiempo es oro' de Antonio Orozco. / Imagen cedida por Universal Music

25/04/2025 - 07:34 CEST

Era el año 2000 cuando yo debutaba en LOS40 y Antonio Orozco lanzaba su primer álbum. Desde entonces, nuestros caminos se han ido cruzando en distintas etapas de nuestras vidas y hemos ido hablando cada vez que lanzaba un disco. Él siempre cariñoso, intenso –porque no sabe vivir la vida de otra manera- y honesto, porque nunca se ha guardado lo que sentía.

Es verdad que en algunos momentos le ha costado más hablar de sí mismo porque cuidaba mucho su intimidad. Pero se ha ido abriendo en ese sentido y buena prueba es El método Orozco. Mostrar sus vulnerabilidades y sus emociones sin filtros le ayuda a conectar con la gente y es lo que ha sucedido en esta nueva etapa. Primero a través de un documental honestamente brutal –que diría Calamaro- en el que no oculta que llegó un día en el que colapsó y se vio obligado a parar en seco.

La tendencia a evitar conflictos, las importantes pérdidas de la madre de su hijo y de su padre o la culpa le hicieron centrarse en el trabajo sin descanso. Al final, su cuerpo y su mente quebraron y, tras tocar fondo, tomó medidas para encontrarse a sí mismo. Y vaya si lo ha hecho. La prueba es El tiempo no es oro, un disco que nos muestra a un Orozco más humano y cercano, si cabe, y con una capacidad de amar a los suyos totalmente inspiradora. Así lo ha sabido transmitir a través de sus nuevas canciones llenas de una alta carga emocional.

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Dos llamadas muy diferentes

El disco abre con una llamada de teléfono que no obtiene respuesta, reflejo del aislamiento al que se sometió porque no se encontraba bien y, por tanto, no tenía ganas de socializar. Y acaba con otra llamada en un mood totalmente distinto. Una llamada que sí tiene respuesta, la que encontró Orozco en su viaje a Nepal con Jesús Calleja.

El viajero y el cantante han hecho buenas migas. Han compartido aventuras muy terapéuticas y un mantra budista que le ha servido para cerrar esta obra y que tiene que ver con esa obsesión con el futuro sin vivir el presente. Un mantra que dice que el ser humano es capaz de dedicar todo su tiempo para ganar dinero y luego es igual de capaz de gastar todo su dinero para recuperar la salud que ha perdido por el camino.

Ese comienzo y ese final llegan acompañados por esa orquestación que ha grabado en el estudio 2 del mítico Abbey Road. Después de 25 años, ya era hora de grabar allí y le ha dado una dimensión épica para dejar claro que “nadie me ha dado tanto”.

Amor por los hijos

Entre una llamada y otra, un viaje emocional con el tiempo como protagonista y con inspiración en todos aquellos a los que quiere o ha querido. El primer single, ese Te juro que no hay un segundo que no piense en ti, está inspirada en su pequeña Antonella, esa hija que le ha robado el protagonismo en sus redes sociales porque es para comérsela. Esa pequeña que es ya toda una estrella y sale en el video que nos muestra esa faceta de padre entregado de Orozco. Se ha convertido en la canción más importante de su carrera por la increíble acogida que ha tenido y es que ha logrado tocar la fibra de muchos, incluido Dani Martín que ha querido cantarla con él. La única colaboración que encontramos en el disco.

Eso sí, él confiesa que no fue el primer single que él hubiera elegido para presentar el disco. Para él, tenía que haber sido Lo inevitable, una canción que escribió al ex de su chica. “El menosprecio y las dudas buscando en las ascuas. Que alguien apague el incendio que traigo en las alas”, escuchamos.

Pero no solo hay canción para la niña, también hay otra para el mayor, para Jan. Te estaba esperando es esa canción con la que todo padre que tiene que dejar volar a sus hijos se puede sentir identificado. El suyo se ha ido a estudiar a Londres y se pasa la vida desesperando mientras espera que vuelva. “No lo ves, la letra no habla de mí, habla de toda la mierda en el mundo vacío que vivo sin ti”, dice una letra de amor de padre absoluto.

La canción más importante

Aunque todas las canciones que ha hecho Antonio para este disco las ha mimado hasta el detalle, hay una que la considera la más importante, no ya de este álbum, sino de toda su vida. Y lleva por título un número de teléfono: 607591746.

“Dos majaras en la Puerta del Sol, presumiendo de valientes y cantando tu canción: Devuélveme la vida. Devuélveme la vida. Que me la han quitao’”, dice en la canción. Y no es el único de sus éxitos que menciona, Estoy hecho de pedacitos de ti o Entre sobras y sobras me faltas, también tienen su espacio. Como dice él, inevitablemente, nos hace pensar en Susana Prat, la madre de su hijo, que ya no está. Sin duda, el más bonito homenaje que podría haberle hecho. Aunque puede que nos equivoquemos, porque Antonio se desnuda, pero de manera tan sutil que deja margen a la interpretación libre de cada uno. Al final, su objetivo es que las canciones las hagamos nuestras porque son canciones que ha escrito a su mujer, a sus hijos, a sí mismo, pero también a nuestras parejas, nuestros hijos y nosotros mismos.

Un camino hacia el despertar

Antonio se ha aislado para componer y ha recorrido un camino que le ha llevado del pozo a la luz y que queda reflejado en este disco. En Ni vencedores ni vencidos refleja ese momento de mal estar. “Y es que tengo un dolor que me sube y me sube. Llega hasta mis rodillas y yo sé por qué. Nunca frena su marcha, no se quiere parar. Es un dolor que me sube y me sube y tan mal”, expresa. Un dolor que no solo es físico, es emocional y te hace dar vueltas a todo en esas noches de soledad con uno mismo. Pero ya lo deja claro, no hay victoria ni derrota en esta lucha, hay un punto medio y nos lo canta en una balada donde hasta su forma de cantar suena diferente. Igual que en El problema fue la solución.

“Guía, camina y despierta, que hay una vida esperando en la puerta. Un despertar de miradas atentas”, recita en Despierta, ese final hacia “un futuro impregnado de manos abiertas”. Desde luego, no sé si manos, pero corazones ha abierto unos cuantos con este trabajo tan personal y desnudo de artificios.

Hay una carta, no de amor, sino de adiós y una declaración de amor más en forma de Bebé, que cada cual interprete a su manera, pero está claro que representa el buen momento que vive Antonio, enamorado de su mujer, de sus hijos, de la música nuevamente y de la vida. Y, aunque el disco tiene tristeza, también tiene esperanza y nos acerca a un Antonio que está en uno de los mejores momentos de su vida. Ha demostrado que, con 52 años, se puede volver a empezar y crear “las canciones más hermosas del mundo”.

Tracklist de El tiempo no es oro

1. La llamada
2. El tiempo no es oro
3. Lo inevitable
4. Te juro que no hay un segundo que no piense en ti
5. Te estaba esperando
6. El problema fue la solución
7. Despierta
8. Ni vencedores ni vencidos
9. Bebé
10. 607591746
11. Una bonita carta de adiós
12. La respuesta
13. Te juro que no hay un segundo que no piense en ti ft Dani Martín

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